¿Cómo encontró el sector
cuando usted se hizo cargo?
Esencialmente, el espacio estaba sin reglas:
las prácticas que se llevaron adelante fueron las de los
liberales argentinos que disuelven el estado sin saber para qué.
Después, con lo que queda, juntan los pedazos y creen que
los pedazos son restos arqueológicos, pero el liberalismo
argentino es una enfermedad, no una ideología.
Entonces, nos encontramos sin ningún
principio, porque hay una ley que dice que 100% de los medios tienen
que ser argentinos y estaba todo vendido al extranjero.
La lógica del desguace entre ideología
y corrupción, considerando como estaba todo el resto del
país, no era peor. Estaba prohibido tener más de una
radio, pero el grupo mexicano tenía nueve. Lo que había
pasado es que no las habían contado a los efectos de la aplicación
de la ley. Pero, bueno, era parte de un negocio. Acá no era
distinto al resto de la sociedad, como el negocio regía el
mundo nos fundimos y sembramos miseria. Punto. Y esto es así,
acá los grandes habían matado a los chiquitos pero
habían terminado quebrando ellos.
Maravilloso es el ejemplo, la imagen que ellos
querían construir: habían terminado absorbiendo a
todos los pequeños y quebrándolos y, al final, quebraron
ellos. Todas las grandes empresas estaban quebradas. Los canales
estaban en convocatoria, el 9 y el 2, con una ley para salvar al
13 y el 11 era extranjero. Esto le da una imagen. La globalización...
vino un viento y llevó todo lo que globalizó.
Pero yo no creo que esto sea peor que el PAMI, es lo mismo, exactamente
lo mismo. Entonces lo que se necesita son reglas, normas.
Todos piden una ley pero no hay disposición
de hacer una ley. El cable, que es un tema de la modernidad, es
un hueco legal. No hay ley para el cable.
Digamos que la parte legal, el soporte legal
de la actividad, es uno de los desafíos que tiene usted por
delante...
Claro. Es que el estado argentino no puede
tener una estructura de sociedad sin normas, porque de lo contrario
es la ley de la selva. Acá no hay normas. Las que hay son
tan antiguas que yo soy interventor pero tendría que estar
acompañado de un hombre de la aeronáutica, uno de
la marina y uno del ejército. Dado que el estado no está
dispuesto a nombrar a estos tres honorables personajes, interviene.
Porque la ley está hecha en plena dictadura. Obviamente,
esa ley no se ocupa del cable, pero sí de que esté
un representante de cada fuerza. Ahora el cable, ahí, no
existe. Ni tomemos el caso de que, cuando esa ley fue hecha, la
AM tenía un peso enorme y la FM no existía. Lo que
es importante en esa ley, no está contemplado por antigua.
Pero no es un tema sólo del COMFER, esto es la sociedad argentina
y cada pedazo, cada sector, tiene esa misma impureza.
¿Sería el reflejo de lo que sucede
en otras áreas,
concentrado en este sector, con una deficiencia legal por ausencia
de una norma?
Claro.
En ese sentido ¿ pediría la participación
de la universidad para colaborar brindando una herramienta legal,
trabajando en el aspecto normativo? ¿Puede ser útil?
No sólo es útil. Yo tengo un
convenio con la Universidad de Buenos Aires, un convenio con la
Universidad de La Matanza, porque quiero que sea desde la Universidad
donde se redacten manuales de procedimientos, donde se ayude a hacer
la ley. La Universidad es imprescindible y quiero que sea la Universidad
estatal y no la privada, porque ideológicamente tengo que
ver con eso. Creo que sigue siendo mejor la UBA que todo el resto
de las Universidades, algunas dignas y otras despreciables que hicimos
en nombre del mercado.
¿A qué atribuye usted que hasta
este momento hayan fracasado muchos intentos de establecer las leyes
de radiodifusión?
Es muy simple. En la medida en que el poder de los
medios es más fuerte que el poder del Estado, ¿para
qué se va a hacer una ley?
Ahora bien, cuando asumió Kirchner,
el poder de los medios se asustó del Presidente y dijo ¡Oh!...
por ahí necesitamos una ley.... Si hubieran seguido
en la ecuación del alegre poder mayor que el otro, ¿para
qué necesito una ley, si levanto el teléfono y ordeno?.
Si hay algo que este gobierno marcó
es que los asustó. No es un gobierno instrumento del poder
económico, sino que es un gobierno que discute con el poder
económico, que ocupa su lugar. Y en ese ocupar su lugar,
usted tiene la otra discusión: están buscando una
ley. Y está el temor. Porque no es un gobierno complaciente.
Y como no es un gobierno complaciente están todos ahí
tanteando hasta dónde se enojan sin que se enojen. Es decir,
en el momento del menemismo, era un momento donde se acordaba por
prestigio o por plata, pero las reglas de juego estaban bien. Se
corrompía o se seducía. O le sacaban una foto, o le
daban una billetera. Pero el medio estaba acordado. Acá no.
Frente a la vigencia de la 22.285, ¿qué
solución propone el COMFER?, porque hay un fallo de la Corte
Suprema en Asociación Mutual Carlos Mujica contra Estado
Nacional.
Nosotros propusimos siempre lo mismo. Que
las mutuales cooperativas y comunitarias sean dueñas a la
par de los demás. Punto. Fui y lo dije en el Senado. Lo que
pasa es que hay una trampita, no nuestra. Nosotros estamos en contra
de que quien porta fluidos porte cables. Y hay una serie de cooperativas
que son tan cooperativas como yo melenudo, que quieren
decir, en nombre de las cooperativas, que se les deje enchufar el
cable a la luz porque necesitan hacer unos pesos más de los
que tienen.
Entonces, se disfrazan de pueblo, de cooperativa
dolorida. Y yo insisto. ¡No! Ni Telefónica, ni la empresa
cooperativa de teléfono de acá a la vuelta pueden,
porque desvirtúan el cable. Porque el cable es un medio de
comunicación, no un enchufe para hacer unos pesos más
por parte de quien lleva electricidad o luz. Sea este privado o
cooperativo, porque la ambición en este caso
de destruir el cable, es la misma.
¿De que manera, teniendo en cuenta que
la libertad de expresión fue creciendo en toda la sociedad
y obviamente, en los medios de comunicación, puede el COMFER
proteger a la familia y a los niños del tipo de abuso visual
y del contenido que reciben?
Es muy complicado. Porque en la pregunta que
usted hace está implícita una diferenciación
ideológica muy grande. Hace pie en una sociedad donde, para
algunos reprimimos en exceso, y para otros somos demasiado permisivos.
Yo recibo las dos quejas. Por lo general, cuando vienen acá
algunos sectores ultramontanos católicos y dicen ¡No!...¡las
malas palabras! y si llego a hacer lo que me dicen me mata
el 80% de la sociedad.
Yo creo que le problema central de los medios
es la mediocridad y no la palabra soez. O sea, lo que nos está
golpeando, impactando, es la decadencia y la mediocridad. Esta cosa
de que se tira un pobre muchacho del techo, se droga el otro, y
nos pasamos todos treinta días viendo la misma estupidez,
sin siquiera darnos cuenta que los temas tienen límites
y además cuando son tan tontos como estos dos temas, se agotan
en quince minutos.
A mí me parece que no es el desnudo
o el mal uso de la lengua. Es la mediocridad. Y contra eso, ni los
dioses pueden. Entonces, me parece que lo que nosotros tenemos que
buscar es levantar el nivel, porque hay palabras soeces en obras
talentosas que sin ellas usted se queda y dice bueno....
Y otro que repite la misma imbecilidad de la palabra estúpida
porque no tiene tres términos en la cabeza. Son tres términos
y los tiene que repetir a cada minuto. Pero es pobreza del lenguaje.
Entonces creo que lentamente y esto
es importante en este año, si uno se fijara, la televisión
mejoró mucho. Nos cuesta creer porque la sociedad mejoró
más.
Ya sé que en lo económico, va a salir algún
liberal y va a decir ¡No, entra 2,3; sale 1,2!,
FIEL y CEMA son templos de esas cosas.
Digo mejor, porque una sociedad que estaba
casi al borde del suicidio se encontró consigo misma y dijo
¡No! ¡Podemos salir!.
El cambio psicológico es infinito. Y en
ese cambio, la televisión es un espejo. Y en ese espejo,
el que estaba enfermo se quiere ver muy bien. Y le parece que el
espejo atrasa.
Pero, si usted toma la televisión,
mejoró mucho.
Mire, yo me siento a hablar con los dueños
de los canales y hay que tener en cuenta algo: capaz porque empezó
a ser rentable de nuevo, cosa que es importante, algo cambió.
Porque estuvieron tres años en pérdida. ¿Cómo
va a ser digno algo que da pérdida? Entonces, el desnudo
y la estupidez eran lo más barato, lo más económico.
Usted no podía producir una obra con ese déficit.
Ha pasado un poco más de una década
de medios en manos privadas, ¿cómo observa usted ese
desarrollo, comparando la época de medios estatales y la
actual?
Y... uno se pregunta qué elige. Si
lo mata el estado, o lo mata el mercado. ¿De qué quiere
morir usted? En la primera muerte, usted decía ¡Ay...
el Estado gasta mucho!, en ésta, algunos sienten que
lo toman por idiota. Pero, bueno... parece que la tontería
fue hacerlo ideológico. Creo que los medios han mejorado,
pero que hay una raya muy negativa, que es que con este grado de
concentración la libertad es dudosa.
Absolutamente dudosa. Y éste es el
tema de fondo.
Si antes se decía que el Estado imponía
su pensamiento, hoy el estado pone el Canal 7 y Radio Nacional y
se ríe. Se ríen porque tienen un pedacito menor pero,
cuando usted toma los medios privados, hay tres dueños y
los tres dueños opinan igual, opinan que usted tiene que
ir al supermercado tal y pedir que la deuda la pague...
Yo ayer miraba televisión. Es maravilloso.
En una sociedad normal, toda esta manga de cretinos que dicen que
paguemos más, que defendamos al ciudadano alemán,
al ciudadano inglés, al ciudadano... Salvo al argentino,
defienden a cualquiera. Lo veía a este ser oscuro ¿cómo
se llama el de Santa Fe?, ¿el que dice que hereda a Lisandro
de La Torre? Di Natale.
Simplemente, creo que sin dispersión
de los medios, es decir, con esta concentración de medios
en manos de los negocios degradamos el ser humano. Punto. Vamos
a eso. Vamos a la degradación del ser humano. Estos medios
son un instrumento y como tal no nos sirvieron para enriquecer a
la sociedad sino para empobrecerla. Quieren que, más que
ciudadanos formados, seamos consumidores. Y el consumidor es un
imbécil. Usted, para que un tipo compre las pavadas que le
venden por televisión, lo tiene que volver estúpido.
Si es vivo no lo hace. Si es formado no va. Entonces hay una imbecilización
a partir de la idea de que la vida es una góndola. ¿Para
qué nace el ser humano? Dolina diría otra cosa...
pero, para consumir. Entonces uno es un imbécil que va eligiendo
cosas hasta que se muere.
En esta concepción filosófica
de la decadencia occidental, esos medios han sido parte de eso.
Hay más de 6.000 emisoras...
Truchas.
Sí... Digamos, es un número tentativo;
pero, se piensa que es ese, aproximadamente
Son los cartoneros de los medios. Cuando yo
era chico, había un linyera en el barrio y todos conocíamos
el nombre del linyera. Porque había uno. Era el Negro
Jorge y todos íbamos y le llevábamos una milanesa
al Negro Jorge. Era un linyera en veinte cuadras. No
habían llegado los liberales. Llegaron ellos y hay miles,
porque el problema es venderle YPF a los españoles y echar
100.000 personas. Ellos hacen unos pesos de comisión y después
sigamos. ¡Se acabó! Entonces, básicamente, esas
radios a las que usted se refiere y que yo como Estado tengo que
incorporar, se ocuparon de los grandes negocios, después
la gente hizo eso: gritó desde un micrófono chico.
El 80% de ello es rescatable. Y hay un 20% que habrá que
eliminar.
¿Pero se trabaja específicamente
en relación a eso?
En marzo lanzamos una convocatoria para que
se incorporen todos.
En perspectiva hacia el futuro inmediato ¿cuáles
son las primeras áreas conflictivas en las que va a profundizar
la acción el COMFER?
Primero, quiero incorporar a todas las radios
marginales, abrirles la puerta para incorporarlas, cosa que luego
tengamos derecho a penalizar al que no se incorpore. No hay ningún
país en el mundo en el que usted ponga una radio y nadie
le diga nada. No hay ejemplo.
Incorporar a todos, llamar a licitación,
que sea simple, que sea económico y que se incorporen aquellos
que no se superponen en el espectro, que en Capital es muy difícil
y afuera es muy fácil. Debe haber zonas no conflictivas,
donde estén todos los que están y todavía sobra
lugar.
Podría haber más y habrá
zonas donde usted tenga que eliminar alguno. Pero, lo que buscamos
es limpiar el espectro. De otro modo es Babel.
Como se meten las truchas al medio,
las legales levantan el volumen y estamos todos hablando a los gritos
y nadie entiende nada. Y esto es lo que me parece más importante
solucionar.
Segundo, yo insisto en que los medios de todos
los países del mundo son nacionales. Quería firmar
España con nosotros un convenio de libre acceso de los españoles
a nuestros medios; pero no será viceversa, aclaraban.
Cuando uno ve el convenio le da vergüenza ajena.
También está el convenio con EEUU
que cae este año.
La ley dice 100% de capital nacional, la de
bienes culturales dice 70% y 30% y el convenio con EEUU dice dale
que va. Pero no allá, porque ellos son un país.
Según los Cavallo boys seríamos una colonia,
entonces en una colonia usted compra, vende, hace lo que quiere.
No lo tiene Uruguay esto. No lo tiene Bolivia.
Creo que los medios tienen que ser nacionales,
si no un día los va a comprar algún agente extranjero,
vamos a cambiar de idioma, nos harán hablar inglés...
Es demencial.
Creo que este año se va a lograr y
punto. Si logramos una ley por la que los ilegales se conviertan
en legales y después, penalicemos a las que no se encuadran
y que los medios sean argentinos, me parece que con esos grandes
principios tenemos avanzado un proyecto de medios para una sociedad
lógica.
En ocasiones se genera algún conflicto
con Uruguay por entrada de alguna onda de Capital Federal o Provincia
de Buenos Aires que interfiere frecuencias registradas en la otra
orilla ¿Cómo está ese tema?
En realidad, nosotros somos un poco absurdos.
Es decir, como dejamos que cualquier extranjero compre, después
viene el caso del acuerdo con el MERCOSUR e hicimos ley lo que ellos
cumplen a medias. Yo creo que hay que hacerlo de buena voluntad.
Porque no es sólo qué lugares ocupa, si no dónde
enfoca la antena. Hay una serie de temas técnicos que se
pueden acordar y lo que tenemos que hacer con Uruguay, con Paraguay,
es organizarnos en forma tal de enriquecer el espectro y no empobrecerlo.
Las emisoras de Uruguay, siendo un país hermano tan chico,
durante años entraban más alegremente en nuestro país
que las nuestras allí. Hoy estamos todos empobrecidos. Ellos
también escuchan las nuestras y ven nuestros canales.
Digo, me parece que en eso no hay conflicto.
Lo que hay es necesidad de armonizar. Y en los casos en que nosotros
sí decomisamos, es cuando tenemos quejas de Uruguay o queja
de Aeropuerto. Son los dos casos en los cuales somos absolutamente
inflexibles, por la dimensión del conflicto. Si es entre
radios, lo vemos de otra manera. ©
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