Facultad de Derecho - Universidad de Buenos Aires Instituto de Derecho de las Comunicaciones
 
AÑO I | Nº 1
   

 

 
El sector necesita una ley
Guillermo Moreno

¿Cuál fue el panorama que encontró cuando se hizo cargo de la Secretaría?

Bueno, ahí tenemos dos elementos ordenadores y, obviamente, hablaré desde mi disciplina.

El primer tema es que lo que aquí se llama la industria de las comunicaciones, que en realidad es la sumatoria de todos los operadores, tenía una visión de la valorización del capital muy similar a los esquemas imperantes en nuestro país en la década de los noventa e incluso, esa visión de valorización del capital, se hacía extensiva a escala global.

Fíjese que el patrón de acumulación de capital que se definió en la década de los noventa y que fue centralmente aplicado en la industria de las comunicaciones en la Argentina, pero también al conjunto de la economía, terminó en un crack que se expresa políticamente el 20 de diciembre. Pero a nivel mundial esto también se vio reflejado porque el sector globalmente estuvo en crisis. ¿Cuál es el núcleo duro de ese patrón de acumulación de capital? Una racionalidad especulativa-rentística.

Usted tenía fundamentalmente fondos de inversión puestos a valorizar su esquema de rentabilidad a través de una empresa del sector real. Nosotros venimos a dar vuelta esto. Nosotros lo que queremos es un país productivo, por tanto lo que le estamos diciendo al sector de servicio es que para tener un aparato productivo realmente eficiente tienen que estar al servicio de la economía real.

Por lo tanto, estamos dando vuelta como un guante el esquema de acumulación, el esquema del patrón de negocio. Esto desde el punto de vista conceptual-económico.

Desde el punto de vista de lo que tiene que ver con el aspecto regulatorio, observamos que el marco legal es un desorden, porque de hecho este sector está funcionando por decreto. Por lo tanto, lo que nosotros planteamos es que este sector tiene que ir a funcionar con una Ley. Para armar la Ley Nacional de Telecomunicaciones lo que hicimos, el año pasado, es un Congreso. Hacía muchos años que en la Argentina no se hacía un Congreso de Comunicaciones. Durante 45 días funcionaron en 9 comisiones representantes del sector y su síntesis constituye la base de lo que entendemos va a ser la nueva Ley Nacional de Telecomunicaciones, para que haya un marco jurídico no desde un decreto, sino, desde una ley.

En función de la primera parte de su respuesta ¿qué significa y cómo se consigue el cambio de esquema?

Debemos pasar de un esquema especulativo-rentístico a un esquema donde la valorización del nuevo modelo de capital esté en el sector productivo. Por lo tanto, como lo dice su nombre, el sector servicios estará efectivamente al servicio del aparato productivo en cuanto a generación de bienes.

Si en una empresa, la incidencia que tienen los costos sobre su rentabilidad es muy alta porque así lo definen las tarifas, o lo que tiene que irse hacia el exterior de la empresa por lo que paga de luz, gas, teléfono, etc., hay una acumulación de capital que se hace, por su propia actividad, menor.

Cuando usted modifica ese patrón de acumulación, lo que dice es: los servicios tienen que estar pensados para insertarse en el aparato productivo, tanto la actividad financiera como lo vinculado a la prestación de lo que nosotros denominamos los servicios, entre ellos las comunicaciones. Y lo mismo pasa con las familias. Por eso usted tenía que, hace tres años, en las encuestas que mandan hacer las empresas, sobre todo Telefónica y Telecom, la gente estaba muy en contra del proceso de tarifas: sentía que el servicio que recibía no era proporcional a la tarifa que pagaba. Había un displacer. Si usted analiza hoy la encuesta, le da que el 70 % de la gente considera correcto el servicio que recibe y la tarifa que paga. ¿Eso producto de qué fue? Producto de que, evidentemente, al haber congelamiento de tarifas y mantener el servicio, la gente –en general– recuperó poder adquisitivo, con sus más y con sus menos, por lo tanto bajó la parte proporcional que pagaba de teléfono. Que es lo que nos pasó a todos nosotros. Hoy pagamos menos de teléfono que lo que pagábamos tres años atrás, en términos proporcionales, si bien paga lo mismo.

Entonces usted siente que ya la carga telefónica, en su costo familiar o en su costo empresarial, no es la misma que tenía hace dos años. En la medida en que este fenómeno se profundice, aumentará la eficiencia del aparato productivo. En términos de una economía de producción.

¿Cuáles fueron los problemas más graves con los que se enfrentó al asumir?

Bueno, que el mensaje que traía el gobierno fuera entendido al cabo de los primeros sesenta días. Después empezamos a trabajar maravillosamente.

¿Por eso señala que es un cambio cultural en la actividad del sector?

Claro, fue un debate de ideas y modelos.


Superada esa primera etapa, ¿no presenta ninguna resistencia?

No, al contrario, estamos trabajando bárbaro. Una vez que el nuevo marco teórico y los nuevos paradigmas, se instalaron en la estructura de gerenciamiento de las empresas, ya está. El problema lo tuvimos al principio, cuando esta idea era “¿de qué me están hablando?”

Las primeras decisiones, importantes, que tuvo que tomar ¿con qué estaban relacionadas?

Nosotros planteamos la reconstrucción del complejo industrial de las telecomunicaciones. Nosotros lo que planteamos es que teníamos que reconstruir lo que definimos como red de proveedores locales que, en términos de precios y rindes en los estándares internacionales, tienen que ser de origen local. Y ahí lo que primero armamos fue un instrumento financiero que fue el fideicomiso, que estuvo fondeado por aportes de las propias empresas y ahora comenzamos la estructuración de las cadenas de valor, por ejemplo, la apertura de Pirelli. La reapertura de Pirelli Cabletelefónica se da en el marco en que las empresas vuelven a comprar local. No había ningún inconveniente en comprar cable local. Decidieron que había que comprar en Brasil, cuando tuvieron que comprar acá abrieron una fábrica. Y cuando esto se recupere vamos a abrir el local. Porque las fábricas ya están.

¿Pero esto no tenía que ver con un problema preexistente de estructura de costos?

No. Este era un problema conceptual. Lógicamente, en el Plan de Convertibilidad, desde ya. Si nos manteníamos en el uno por uno no íbamos a poder ni exportar trigo.

De hecho nuestro trigo era más caro que el canadiense. Pero bueno... esas son tonterías que nosotros teníamos. Cuando el país recupera competitividad, no alcanza con eso, porque el país recuperó competitividad en enero del 2002 y recién se abrió Pirelli en diciembre de 2003. Tuvieron que pasar dos años, porque había que poner en marcha la orden de compra y ahí sí, vienen decisiones políticas de la empresa. Por eso el debate de ideas fue tan importante. Cuando uno penetra con el nuevo ordenamiento de ideas en la estructura de gerencia y son captadas estas ideas y se entiende que va en beneficio del todo, bueno, después ya va solo.

¿Cómo ve el escenario actual?

Muy optimista. Hay un proceso de inversión muy importante. Estamos empezando a generar el espacio para la discusión del nuevo marco legal. Tenemos que esperar que se arme la Comisión de Comunicaciones en la Cámara de Diputados, bueno, todos estos temas formales. Recién el Congreso acaba de abrir, pero en este semestre vamos a empezar a discutir la Ley, en un marco de absoluto consenso; porque las bases están consensuadas en el Congreso. Ahí participó toda la industria.

¿La ley constituiría ahora el tema principal?

Sí, yo creo que tenemos que dar por entendida la estructuración de la cadena de proveedores locales, nos queda el marco regulatorio y ya está. No hay mucho más.

Usted recién señalaba la existencia de una baja proporcional de tarifas sobre
la base de que las mismas habían quedado estabilizadas y se había recuperado, de algún modo, el ingreso. ¿Cree que se da porque también los servicios han mejorado?

Eso es lo que va a pasar. Porque, en realidad, la tecnología nueva es tecnología a la baja en términos de costos. Este es un sector donde la nueva tecnología que se introduce viene con costos inferiores a la anterior. De hecho, el precio de los módem, por ejemplo, ¿cuánto han bajado el último año y medio?

Esto significa que la tecnología nueva baja costos, con lo cual lo que se da es un proceso de reinversión a la baja. No en términos de cantidad, sino en términos de lo que se precisa acumular de caja para la nueva inversión. Por eso las empresas dejaron de presionar con el tema tarifario. Hay toda una racionalidad de nuestro modelo que se va ajustando a la realidad, al contrario de lo que dicen algunos consultores.

¿Cuál sería la justificación de un alza de tarifas si la reinversión es a la baja? Pero no a la baja en términos de inversión física, sino a la baja en términos de precios. Porque la nueva tecnología es más barata que la anterior. Lo cual resulta en una estructura de costos que tiende a la baja.

Las empresas insisten en el reconocimiento de las inversiones realizadas.

Yo hablé de una racionalidad que tiene que ver con los fondos de inversión. Por eso el costo de capital que manejaban era del 24%, mientras que el costo de oportunidad hoy en la Argentina no pasa del 5%. Hoy se están negociando cheques de Telefónica en la bolsa al 2% anual, y salió como noticia pública. Entonces ¿cómo vamos a estar trabajando con un costo de oportunidad de capital del 24%? Lógicamente, con ese costo de oportunidad, tampoco hay tarifa que alcance. Pero, esa es la racionalidad desde el fondo de inversión. Por eso empiezo donde empecé, cuestionando el marco con ceptual de cómo funcionaba el sector. Lo mismo pasó en un montón de empresas.

Pero todo es difícil. Nuestro país fue conducido, en términos macro, hacia ese modelo: el de la tasa de interés y el riesgo país, donde todos éramos obsesivos con esa situación. Tenía que ver con una racionalidad determinada. Es como funcionaba la economía. Tuvimos que llegar al fondo de los fondos para cambiar el patrón. Cuando cambiamos el patrón esto empieza a impactar en todos los sectores. Si hay un sector donde hicimos punta, fue el sector de Comunicaciones.

Como regulador, ¿se orienta a apoyarse en la competencia entre las empresas o a la intervención directa del Estado?

No. Nosotros sostenemos una economía clásica. Sólo creemos en la competitividad a partir de la operación del sector privado. Nosotros somos clásicos en la economía. La competencia solamente la da la eficiencia de las empresas jugando en el mercado.

Es una definición de la línea política...

Es claro y en toda la economía. Esto es claro. Nosotros somos unos economistas clásicos, lo cual no significa que seamos monetaristas. Precisamente, lo que no somos es monetaristas. La competencia la libra el sector privado. De hecho, nosotros lo que vamos a generar es un marco legal que aliente la competencia. Pero que aliente la competencia no implica que no entendamos cuál es el rol de los servicios en el sistema capitalista. Y estar precisamente al servicio del sector real de la economía.

Y a partir de esa definición ¿cuál es el lugar que usted le asigna al Estado, particularmente, dentro del sector?

Como en toda la economía: simplemente orientar. No existe una Nación sin Estado y por lo tanto tampoco existe el sistema capitalista sin Estado, al menos desde mi visión como economista. En mi visión como economista es necesario el Estado para que funcione el capitalismo. En la economía moderna, estamos hablando, ¿no? No me imagino la existencia de un prestamista en última instancia, para el sector financiero, como es el Banco Central, si no existe el Estado. La propia existencia de un prestamista en última instancia implica la existencia del Estado. Ahora, esto no significa que no intervenga: significa, simplemente, que orienta las reglas de juego.

Para una negociación en relación con las tarifas, ¿piensa en implementar una tarifa social?

No hay, porque en realidad, por este año, es tema que no es parte de la agenda. Y como yo insisto en que vamos a un proceso de inversión, en términos de caja, a la baja, creo que, al contrario, va a aumentar la tasa de ganancia de las empresas. Por lo tanto, el tema tarifario no es parte de las agendas, ni de la nuestra, ni de las empresas tampoco. En la parte que está regulada. En la parte desregulada, que es celulares, yo no opino. Usted no se olvide que en un mercado en expansión y competitivo, nuevas tecnologías permiten que se transmitan voz y datos por nuevos procesos. Y esto lo estamos viendo en el mercado.

Superado el plazo inicial del que usted habló, ¿hay otros elementos que las prestadoras señalan como importante para renegociar los contratos?

No. Son temas, obviamente, de administración cotidiana. Pero son temas menores que cuando se hacen las reuniones, a través de las Cámaras, nos ponemos de acuerdo, obviamente. Siempre hay ajustes y demás cosas. Pero no estamos hablando de tarifas, sino de procesos que probablemente tiene que definir el Estado y los define en términos de rentabilidad empresaria.

¿Cuál piensa usted que es el desafío inmediato más importante que tiene?

Que el sector de las comunicaciones aporte al aumento de la competitividad del conjunto de la economía argentina.

Usted señala la importancia de darle otra entidad al marco regulatorio con la sanción de una Ley, ¿qué papel considera que tiene la Universidad, como una productora de ideas, dentro de la discusión de un marco tan importante para este sector?

Bueno, en realidad, la batalla de las ideas se da en todos los planos; pero, fundamentalmente, se da en el plano académico. Lo que sí es cierto es que nuestra Universidad, en términos globales, no específicamente la Facultad de Derecho, adscribió al discurso único. Y ahora se rompió el discurso único a partir del año 2000, bien entrado el año 2000. Con lo cual en esta historia de que todos pensábamos igual durante la década del noventa, la Universidad también tiene su cuota de responsabilidad. Digamos: no generó un proceso de realce del debate de las ideas. Fue necesaria la crisis, porque de otro modo no hubiésemos llegado al debate. Todos somos responsables. El haber puesto al país al borde de la disolución es responsabilidad de todas nuestras Instituciones, incluida la Universidad; lo cual no significa que a partir del hecho de ruptura no nos estemos encontrando en el nuevo esquema. Por lo tanto, en el proceso del dictado de la nueva norma, la Universidad ha participado. Por ejemplo a través de un posgrado que se está dictando en la Facultad de Derecho, al que, inclusive, me invitaron a dar una charla. Y de hecho, ellos participaron. Está el aporte del Dr. Fargosi que va a ser incluido al núcleo del debate. Desde ya, y así como digo que todos fuimos responsables del proceso de disolución, todos somos responsables en el nuevo proceso de reconstrucción.

¿Tiene en mente la entrada de nuevos operadores y el otorgamiento de nuevas licencias?

Sí. Todo aquel que tenga la relación entre inversión, puestos de trabajo y licencia, desde ya que la tiene a su disposición. Lo que no hay más es licencias para la valorización patrimonial de una empresa, simplemente para después ser vendida al mercado secundario. La licencia o la empresa como tal. Acá la licencia es para trabajar como corresponde.

¿Licencias de carácter general?

Las nuevas licencias van a salir. Primero, las licencias están saliendo vinculadas a una demanda concreta.

En abstracto no salen. Tienen que justificar la inversión, tienen que demostrar la cantidad de puestos de trabajo que se generan, así sean diez o dos; pero, lo tienen que demostrar y fundamentalmente, el nuevo régimen de licencias va a estar implícito en la Nueva Ley. Por ahora, lo que se va a hacer es ajustar el régimen de licencias que venía del (decreto) 764 donde los dueños de la inversión, representantes de los fondos de inversión, tienen que profundizar el análisis del plan de actividades y del cash flow de la empresa. Para que esté claro que van a utilizar la licencia para trabajar. ©


 
 
Editorial

Alberto Gabrielli


Tapa Año I - Nº 1