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La AHCIET, Asociación Hispanoamericana
de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones,
acaba de publicar la obra “La regulación de las telecomunicaciones
en Iberoamérica”, que constituye el trabajo más
completo de derecho comparado para el sector.
© Comunicaciones habló
con los artífices principales de esta tarea, la Dra. Graciela
Mealla y el Ing. Luis Di Benedetto, quienes explicaron la trascendencia
y el alcance jurídico de la publicación, así
como el panorama institucional del sector en Iberoamérica.
¿Cómo surge la idea de hacer esta
comparación entre legislaciones y cómo es que interviene
la AHCIET en ese proyecto?
[ Mealla ] La AHCIET tiene una comisión
de regula-ción que funcionó, originalmente, como una
comi-sión jurídica y que, a partir de 1997, se convierte
formalmente en la comisión de regulación. En todos
los organismos internacionales se estaba dando el fenómeno
de la participación privada en estos foros, acompañado
por el cambio de la naturaleza de ope-rador público a operador
privado que se produjo en casi todos los países de la región.
Por eso esta aso-ciación plantea como una idea estratégica
la necesidad de sistematizar toda la información regulatoria.
En ese contexto, ellos hacen una selección
de expertos y me toca a mí ser seleccionada y soy comisionada
para dirigir de manera ejecutiva esta publicación y encargarme
de la redacción. El método de trabajo que se siguió,
primero, exigía la recopilación de la información.
En ese tiempo (1998) y, aunque parezca mentira, había sólamente
dos o tres países que tenían información regulatoria
a través de Internet.
Entonces, para hacernos de toda la información
que necesitábamos se usaron las fuentes que yo tenía,
por haber viajado mucho por América y, después, los
responsables de cada país nos iban acercando alguna documentación
más actualizada. La segunda parte del plan de acción
fue siste-matizarla. Y entonces, se identificaron una serie de temas
que se iban a revisar en las legislaciones de cada país.
Primero un marco gene-ral, o sea, cuál era la estructura
del mercado sobre la cual iba a caer el análisis de la regulación,
cuáles eran los principios regulatorios, qué pasaba
con la autoridad regulatoria, cuál era su conformación,
cuál era la participación de las usuarios o de otros
agentes del sector, cuáles eran las reglas de tarifas, las
reglas de interconexión, las reglas de ser-vicio universal.
El trabajo se hizo a través de la investigación de
las fuentes y las fuentes estaban constituidas pura y exclusivamente
por la legislación, entendida ésta en sentido material
(leyes, decretos, resoluciones) y las fuentes que nosotros llamamos
de carácter dos, que eran los documentos de consulta o proyectos
regulatorios. De tal manera que se pudo volcar en el análisis
el derecho vigente y la tendencia que existía en cada uno
de los países y que surgía de estos documentos. Después
de eso se hizo la redacción de los 21 países de la
AHCIET y se hizo el análisis horizontal que ustedes podrán
ver en la publicación del ’99, donde cada uno de los
temas se va analizando de manera comparativa y se hacen unos cuadros
y otras figuras o gráficos para, de alguna manera, sintetizar
todo eso.
El trabajo fue presentado en aquel momento, en
el año ’99, y fue el primero de su tipo en la región.
Pero también la AHCIET tuvo la sorpresa de que era el primer
trabajo que se hacía de ese tipo. En la Unión Europea
no existía y creo que no existe ahora. Creo que la ventaja
competitiva que tiene esto es servir de plataforma y, si bien es
de interés para todas las empresas, para todos los sectores
estratégicos de las empresas y para los reguladores, sin
duda tiene un alto enfoque de carácter jurídico. Porque
es la única publicación en la que se analizaron todas
las normas y que contiene anexos donde están todas las normas
del sector. Por lo tanto, nosotros decimos que es una enciclopedia,
porque si usted quiere conocer algo de algún país,
puede ir al anexo y encontrar qué norma regula cada tema,
cómo fue modificada y cómo fue actualizada. Por supuesto
que, por la misma diná-mica del sector, lo que se escribió
en el ’99, yo diría que en un 50% ha sido superado;
porque entre el año 2000 y 2004 ha habido bas-tante movimiento
legislativo en Latinoamérica, ya que los prime-ros procesos
que se habían hecho de reforma en el sector, muchas veces,
como en la Argentina, se realizaron bajo legislación de antigua
data. Y para la época de apertura, muchos países dictaron
legislación específica. La apertura, en general, fue
entre el ’99 y 2000; o sea que, en esta primera obra, no estaba
contemplado.
¿Qué lectura surge de la comparación
de las diferentes legislaciones? ¿Transitan por el mismo
camino o tienen divergencias muy profundas?
No hay duda de que la elaboración de las
regulaciones de cada país siguió las políticas
macro de cada país. No hay duda de que se dio un fenómeno
de globalización que también influyó mucho
en las legislaciones. En ese momento, en casi todas las privatizaciones
todas las regulaciones fueron diseñadas para cubrir el fenómeno
de la entrada del sector privado en el segmento de la operación
de las telecomunicaciones, con excepciones como Bolivia, que habló
de una asociación, países que dieron concesiones manteniendo
la propiedad de las redes y otros no. Todos los operadores que entraron
en estas condiciones tuvieron sus plazos de exclusividad, acompa-ñados
por régimen regulado de tarifas y por una imposición
de metas de penetración, de calidad, de cobertura, etc. Y
todos tenían un período de concu-rrencia limitada,
de monopolio limitado.
Creo que la mayor divergencia en los regímenes
se da luego de la primera etapa del paso de lo público a
lo privado. Para la apertura, que eso no está en la publicación
del ’99, todos los países de Latinoamérica comienzan
a tomar reglamentaciones para regularlas que difieren en muchos
aspectos y que están ya como con más “expertise”.
Entonces hay algunas diferencias, pero, igualmente, siempre son
los mismos temas. Con la apertura las claves son la interconexión,
el servicio universal y el gran dilema de cómo se atiende
el servicio universal y cómo se fomenta la competencia. Eso
es algo que se plantea en todos los países.
¿Cree usted que la obra que se ha realizado
es generadora de cambios en algún lugar en particular producto
de la comparación?
Esa es una apreciación de carácter
político. Yo diría, desde el punto de vista jurídico,
que esta publicación, como otras en las que me ha tocado
participar –como el servicio universal que se hizo en la ahciet
y en la oit–, sirve de plataforma para que los políticos,
los respectivos gobiernos y las empresas puedan encontrar las mejores
prácticas. No es un objetivo de esta publicación decir
cuál es la mejor práctica. Porque no tiene como objetivo
marcar tendencias, sino ser sólamente un instrumento para
que cada uno de los países, de los reguladores o cada una
de las empresas puedan gestionar. En el caso de los gobiernos, para
que puedan diseñar los mejores marcos regulatorios para cada
estructura de mercado y, sobre todo, para cada condición
macroeconómica y social. Es una plataforma para el encuentro
de las mejores prácticas y el estudio de cómo enfrentar
otras variables: la estructura de mercado, las circunstancias de
cómo se desempeñan los actores en los mercados en
competencia y cuál es la estructura política y económica
macro, esencialmente.
¿Ha observado usted si la cuestión
del avance tecnológico va teniendo demasiada influencia en
la redacción de las distintas normas?
No puede ser de otra manera, porque nosotros regulamos
un sector que es tecnológico y creo que, hoy en día,
sobre todo en el aspecto económico y social, es el más
importante. Pero todo es un mix, “es algo que es un todo”.
En definitiva, el derecho regula una realidad y la realidad de este
sector es esencialmente tecnológica. Después se pueden
dar distintas soluciones al tratamiento de la tecnología:
sí a la neutralidad tecnológica, no a la neutralidad
tecnológica. En esto ya tendríamos que hablar de tendencias.
Si hablamos de tendencias, no hay dudas que la tendencia es la absoluta
neutralidad tecnológica. Pero también hay subsegmentos
o polí-ticas de determinados países que pueden querer
considerarla de otra manera. Pero el elemento de la evolución
tecnológica, el fenómeno de la convergencia, el fenómeno
del acceso, de la brecha digital, de la sociedad de la información,
no está exenta ni ausente de ningún proyecto regulatorio
de ningún país de la región, donde hay, por
supuesto, varias diferencias. Una, es todo el grupo de países
como Argentina, Perú, Venezuela, México, y Bolivia
después, que realizaron la privatización de manera
similar. Chile, por ejemplo, ya estaba totalmente privatizado desde
principios de la década del ’80, aunque allí,
la competencia se produce cuando se adopta el multicable, con la
modificación de la ley de telecomunicaciones en el año
1994. Después, persisten operadores públicos, como
es el caso de Uruguay y Costa Rica. También hay modelos diferenciados,
como es el de Colombia, donde ingresa el sector privado a competir
con el operador público; o sea, hay operadores de distinta
natu- raleza jurídica compitiendo en el mercado, se hace
apertura pero no la privatización del operador público.
Es el único caso que hay en América y ahora están
empeñados en sacar una nueva ley de telecomunicaciones que
están proyectando y discutiendo hace como 4 años;
ellos son el único país que tiene competencia entre
agentes de distinta naturaleza jurídica.
¿Qué importancia piensa usted que
tiene la Universidad, la Facultad de Derecho específicamente,
como generadora de proyectos para nuevas normas?
Yo pienso que, por imposición de normas
internacionales y por imposición de normas constitucionales,
todas las normas deben ser adoptadas en un proceso de transparencia
y de amplio debate público. Y en este amplio debate público
están involucrados todos los agentes y tanto la Universidad,
como los entes de ciencia y tecnología son uno de los agentes
de este debate. No el único. Por lo tanto, creo que es muy
positivo que estén implicados y que puedan aportar al debate,
desde el punto de vista científico, toda la riqueza posible.
Sin duda hay otros aspectos que no representa la Universidad, como
son los operadores, los agentes, los proveedores, el sector industrial,
que también deben estar presente. Pero, creo que la Universidad
tiene un lugar de riqueza científica que, igual que los centros
de ciencia y tecnología, no pueden estar ajenos al deba-te
y que pienso que su aporte es de una importancia de primer grado.
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¿Cómo definiría el rol institucional
de AHCIET?
[ Di Benedetto ] AHCIET nuclea, prácticamente,
al 90% de los operadores de telefonía fija, al 80% de móvil
y cerca del 77% de los de Internet. Representa claramente al mundo
de las comunicaciones de Iberoamérica. Veintidós años
atrás, la mayor parte de las empresas eran estatales. La
única que era privada era Codetel en Dominicana y Telefónica
en España, que todavía tenía una cierta participación
del gobierno. El resto era totalmente estatal. Y en la primera etapa
la Asociación hizo muchos trabajos de investigación,
incluso desarrolló un concentrador plural digital que fue
fabricado y se usó en el área rural de la Argentina.
Posteriormente vino la etapa de las privatizaciones, en la década
de los ’90, en la que casi todos los países entraron
a participar. Entonces el eje giró, fuertemente, al tema
de la gestión de las empresas de comunicaciones porque tenían
que adecuarse a este nuevo modelo de gestión privada. Recientemente,
con la creación de los entes reguladores, necesitó
tener un diálogo con los reguladores de los distintos países.
Uno de los eventos anuales más importantes de la Asociación
es, justamente, una cumbre que se hace entre reguladores y operadores
de servicios de comunicaciones. La cumbre la organiza Regulatel,
que es la Asociación que nuclea a los re-guladores de toda
América Latina.
A raíz de esta tarea conjunta con los reguladores
es que, originalmente, se hizo un trabajo que la Dra. Mealla terminó
a fines de los ’90, con toda la legislación comparada
en Latinoamérica y, lógicamente, tres años
después había que actualizarla y es este nuevo libro.
Es importante destacar que este libro está
auspiciado por Indotel. Indotel es el organismo regulador de Dominicana,
actualmente presidente de Regulatel. Fíjense cómo
está el diálogo entre reguladores y operadores que
este estudio está auspiciado por el presidente de los reguladores.
Esto indica que el estudio está hecho con altísima
profesionalidad. El objetivo es que se puedan comparar experiencias,
porque en toda legislación hay cosas que salen bien y hay
cosas que salen mal. Entonces, en su primer capítulo, tiene
un análisis horizontal de los marcos regulatorios nacionales.
¿Cuál es el objetivo de comparar
los marcos regulatorios?
Es para crecer. Esto está hecho para crecer.
Las comunicaciones tuvieron momentos de enorme explosión.
Prácticamente en diez años, se duplicó lo que
se había hecho desde el origen de las comunicaciones. Hubo
también una inversión importantísima en la
región. Si uno compara esa inversión, supera ampliamente
a la de los países desarrollados.
Cualquiera puede decir que la supera porque los
otros arrancaron de un status mayor y eso es verdad. Pero, quiere
decir que el esfuerzo inversor fue muy grande. También se
notan que empieza a haber competencia entre plataformas, porque
ya no se puede hablar de la telefonía fija, solamente, sino
que la telefonía móvil hoy está superando en
cantidad de clientes a la telefonía fija y ni hablar, ahora,
de los cable módem, lo cual es una ventaja importante para
la región, porque en los países desarrollados el problema
no es tanto un problema de desarrollo, como lo es quizás
forzar una mayor competencia. En los países que necesitamos
crecer, de golpe, se alcanzó una determinada saturación.
En los países más desarrollados de la región
estamos hablando de una teledensidad de 20 y tanto en los mejores
y no llega ni a la mitad de los peores de los países desarrollados.
Quiere decir que nosotros necesitamos lograr otro salto de inversiones
importantes. Lograr ese salto de inversión requiere que la
regulación, de alguna manera, avance hacia lograr que las
inversiones en la región vuelvan.
Hay que pensar que el costo de capital en las región
es muy grande. Entonces, hay que trabajar fuertemente en los llamados
servicios universales, en cómo se aplica o cómo no
se aplica. Hay países del Mercosur que tienen depositado
más de mil millones de dólares en servicio universal
y no los están usando. Y hay que ver porqué no se
usa. Y hay otros países de la región que usan lo depositado
en el servicio universal de las comunicaciones para hacer carreteras.
¿Las legislaciones que hay en la
región favorecen las inversiones?
Lo que se nota es que los mayores desarrollos se
die-ron cuando los contratos de concesión involucraban requerimientos
de inversión y de desarrollo. Ahí es donde se han
logrado mayores avances, por ejemplo, en la telefonía fija.
En la telefonía móvil, hubo países en los cuales
se hizo lo que sería un llamado a licita-ción de concurso
de belleza, como se diría en espa-ñol, porque beauty
se dice en inglés, que quiere decir que en vez de hacer un
concurso en el cual yo adjudico al que paga más por la frecuencia,
se lo adjudico a aquel que promete un mayor desarrollo. Ese es el
ejemplo de cuando se hizo en la Argentina el desa-rrollo de la telefonía
celular en el interior del país, donde el concurso se había
hecho preguntando quién daba mayor cobertura en el menor
tiempo. Sin embargo, posteriormente se decidió, cuando se
licitó en Capital, por quién pagaba más. En
el caso de Chile, lo mismo. Chile hizo un concurso en el cual se
pre-miaba al mejor proyecto y claramente, cuando se premia a los
mejores proyectos el beneficio social es mayor. Cuando se le da
a aquel que paga más el be-neficio es para el Ministro de
Hacienda de cada país. Pero la región necesita buscar
un mayor desarrollo.
En la comparación que surge del estudio
que ustedes han hecho ¿predominan las coincidencias o las
divergencias?
Las mayores coincidencias han sido, en general,
que los modelos de las privatizaciones casi todos comenzaron con
períodos de exclusividad que forzaban determinadas inversiones
en la mayoría de los países. En algunos países
no se hizo este proceso de privatización y cuando lo han
querido encarar, como ha sido el caso de Ecuador y Honduras, no
lo han logrado. Porque, ahora, en el período de invertir
en la región no hay el mismo interés que existía
antes. Los que no entraron en el proceso original les cuesta mucho
participar de este proceso ahora. Hay ejemplos, también,
exitosos de empresas estatales: en Uruguay, en Costa Rica. Tienen
altísima tele-densidad y son empresas estatales. La cuestión
es si el gobierno tiene o no la capacidad de invertir que se requiere
en las comunicaciones. Justamente, estamos hablando de dos países
pequeños en tamaño, enton-ces a veces la inversión
no es tan grande; pero, también es lógico decir que
funcionan bien. Entonces, ese tipo de comparaciones son las que
se hacen aquí, como también se compara qué
sucedió en la telefo-nía celular. En la telefonía
celular, en la mayoría de los países, cuando toman
la decisión de aplicar el llamado “el que llama paga”,
es notable el creci-miento que la telefonía celular tiene.
También, es notable que la mayoría de los clientes
de la telefonía celular se adhieren por sistema prepago y,
por contrato, una menor cantidad de clientes. Eso, claramente, va
a ser una valla para cuando se quiera
hablar de servicios de celulares de tercera generación.
Acá se plantea todo respecto a la regulación,
a las condicionantes en los negocios. Como para que cada país
después adopte el modelo que más responde a sus requerimientos.
Esto no pretende, para nada, establecer ningún modelo. Lo
que establece es lo que se ha hecho y que consecuencias tuvo en
los distintos casos, por eso se hacen las comparaciones y lo que
claramente se requiere para el futuro que es pensar cómo
hacer para que la inversión vuelva a la región.
En cuanto al marco regulatorio argentino, ¿cuál
es su visión?
El problema es el siguiente: yo soy presidente
de una asociación que representa a todos los países
iberoamericanos. No me gusta centrarme en mi país. Porque
si yo me centro en mi país creo que estoy desvirtuando mi
función. Estaría perdiendo la visión iberoamericana.
Y si bien tengo mis pensamientos, creo que no le haría un
buen servicio a la región centrándome en lo particular.
Incluso podría ser que haya gente que piense que uno usa
el cargo para influir en la legislación local, respecto de
lo cual no tengo ningún interés.
¿Cuál es el problema más
frecuente en la región?
En la región, el problema principal es la
inversión. Hay mercados que, naturalmente, son muy interesantes.
Brasil, por ejemplo, es un mercado en sí mismo muy interesante.
México y Argentina, también son mercados interesantes.
Sin embargo se ha notado en todos los países una disminución
en la velocidad con que se venía invirtiendo.
Un repliegue del flujo de inversión...
Sí. No tanto en la móvil. Porque
como ahora aparece la tercer generación hay inversiones,
como se está viendo aquí de CTI, Telefónica,
Personal, porque necesitan entrar en la nueva tecnología.
Entonces, ese tipo de inversiones se da. Lo más importante
es provocar el desarrollo armónico de todos los secto-res.
Por ejemplo, el servicio universal. Implementar una buena política
de servicio universal es algo que está faltando. Está
faltando aquí también. Aquí no se ha experimentado
una política de servicio universal.
¿Se piensa, en términos generales,
que es necesario que la legislación acompañe la evolución
de la innovación tecnológica?
Cada vez más da la impresión de que
empieza a competirse, como decíamos, entre servicios por
plataformas. Esa competencia es interesante porque es la que está
provocando inversión. Una inversión duradera. El que
entierra cables, el que pone antenas, ese, no se va mañana.
El que es un revendedor de tarjetas de va mañana, hoy o cuando
quiera. Ese sentido de provocar el desarrollo de plataformas competitivas
es algo que a la región le conviene fuertemente. Entonces,
yo creo que ahí esta parte del gran desafío: cómo
provocar el desarrollo de plataformas competitivas. Argentina tiene
una gran ven-taja frente a otros países, en este sentido;
porque todos sabemos que el cableado de televisión en la
Argentina es amplísimo en los hogares. Creo que si no me
equivoco el 50% de los hogares argentinos está cableado.
Quiere decir que frente a otros países que recién
comienzan con este negocio del TV Cable, Argentina tiene una ventaja
comparativa importante y se lo nota en las propagandas, cuando compiten
para ver quién conecta Internet en la casa. Son infraestructuras
importantes y eso es una ventaja. Entonces, lo que da la impresión
es que la regulación hacia futuro tiene que no impedir. No
decir cómo tiene que ser la cosa, sino advertir cuándo
se distorsiona. Por ejemplo, si alguien abusa de su posición
dominante, ahí se actúa. La tecnología es la
que va imponiendo ritmos y es muy difícil prever lo que va
a pasar mañana. Pensemos, diez años atrás,
quién se imaginaba que iba a haber Internet. Yo quisiera
sa-ber si cuando se privatizaron las comunicaciones en la Argentina,
alguien iba a pensar que en algún momento iba a tener Internet.
Que la telefonía celular iba a superar a la fija …¡ni
por casualidad! Si uno tiene en cuenta que a las leyes cuesta mucho
cam-biarlas y que duran décadas, lo importante, justamente,
es que sean capaces de permitir el avance tecnológico.
Por lo que usted ha observado de la regulación
en los distintos países, ¿estas regulaciones están
direccionadas a favorecer el desarrollo social de las comunicaciones
o a favorecer a los inversores?
Hubo una moda en determinado momento en la región.
A los reguladores les gustaba decir cuánta cantidad de empresas
tengo compitiendo. Parecía que ganaba el que tenía
más cantidad de empresas compitiendo. Una vez, en el pacto
andino me dijo un hombre que ellos tenían 180 empresas. ¡No
tiene sentido, porque van a quebrar!. Entonces, esa moda de decir
que uno es más eficiente cuando tiene más cantidad
de empresas es una moda peligrosa. No sé si sirve. Porque
cuando quiebra una empresa se dice que quebró el riesgo empresario;
pero, los clientes que estaban con esa empresa perdieron. Entonces,
esa moda no es la más interesante. La más interesante
es lograr la inversión y el desarrollo. Eso es un replanteo
del tema importante porque si no, se alcanza un techo demasiado
bajo. Si uno mira los estratos sociales, el gran desarrollo solo
está alcanzando a los de más arriba. La cuestión
es favorecer a que el desarrollo llegue a todo el mundo, para favorecer
a la sociedad de la información y ésta es la que va
a fijar el desarrollo de los países. ©
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