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Telecomunicaciones en el Reino Unido
Con motivo de cumplirse 20 años de la privatización
de British Telecom (BT), en el Reino Unido se ha reabierto el debate
acerca del modo en el que fuera realizada, y las consecuencias que
aún hoy se advierten en el análisis del mercado británico
de las telecomunicaciones. El objetivo del presente trabajo es demostrar
cómo, a pesar de contar con una regulación originaria
rígida e inadecuada en el área, el Reino Unido pudo
transformar las bases de todo su sistema de telecomunicaciones,
convirtiéndolo en uno de los más avanzados de Europa.
Telégrafo vs. teléfono
Uno de los primeros proveedores de servicio telefónico
británico fue la compañía ‘Edison’,
la cual inició sus operaciones en el año 1879, ofreciendo
servicio telefónico en el área de Londres de lunes
a sábados, entre las 9 de la mañana y las 6 de la
tarde.
No demoraría mucho tiempo el primer planteo
legal frente a las operaciones de esta nueva compañía.
En A-G v Edison Telephone Co. Of London [1],
se evidenciaron las limitaciones que las leyes telegráficas
de 1863, 1868, y 1869 tenían para el desarrollo de nuevas
tecnologías en el área de las comunicaciones. En esa
oportunidad, las cortes británicas asimilaron la conversación
telefónica al telegrama. Esta conclusión fue la que
permitió que las comunicaciones telefónicas fueran
reguladas por la Oficina General de Correos (OGC), y que fuera necesario
el otorgamiento de licencias para el funcionamiento legal de las
compañías involucradas en esta área.
En los años 1870s y 1880s, la OGC, preocupada
en conservar y reforzar el monopolio que por entonces ejercía
sobre el sistema de telegrafía, otorgó licencias para
construir y operar el sistema de telefonía. En una declaración
pública de 1882, el Director de la OGC [2]
decía que no se encontraba en el interés público
la creación de un monopolio en relación a la oferta
de comunicaciones telefónicas [3].
Vemos así cómo, en su nacimiento,
el Reino Unido se erige en un exponente inmejorable de un sistema
desregulado, con un marco legal en principio inadecuado. Aún
cuando la dinámica propia de la economía llevó
a fusiones y consolidaciones, muchos sistemas de teléfonos
fueron desarrollados en diversas ciudades a partir del otorgamiento
de licencias.
Aquellos que juzgan el sistema británico
de las telecomunicaciones por lo ocurrido en los últimos
30 años, usualmente prescinden del inevitable análisis
respecto de la génesis del sector, en donde la idea desregulatoria
–ya sea por acción u omisión– tuvo un
papel determinante.
Es por demás interesante ver cómo
las leyes reconocieron la idea de un ‘sistema de telecomunicaciones’
recién en el año 1984. En efecto, la red de teléfonos
de uno de los países más industrializados del mundo
fue instalada sobre la base de la asimilación del telégrafo
con el teléfono. Como bien sostiene John Angel, estaciones
terrestres comunicadas con satélites orbitando a más
de 35.000 kilómetros de distancia de la tierra no eran legalmente
diferentes a un oficial de correos en 1840, enviando y recibiendo
mensajes en clave Morse [4].
Por otro lado, si bien puede sonar obsoleta la
referencia actual al telégrafo, no podemos dejar de advertir
que los modernos mensajes de texto que se pueden enviar a través
de Internet o de los sistemas de telefonía celular, reconocen
un antecedente en él. Luego de un predominio en las comunicaciones
del tráfico de información a través del habla,
hoy es el intercambio de información por otros medios los
que van adquiriendo mayor predominio [5].
La formación de monopolios
No pasaron muchos años hasta que el gobierno
británico entendió la importancia que la progresiva
expansión del sistema de telefonía tendría,
tanto para la administración como para el desarrollo nacional.
La OGC puso entonces en marcha, un plan de nacionalización
del sistema de telecomunicaciones. Para el año 1912, la OGC
se convirtió en el proveedor monopólico del servicio
de telecomunicaciones [6].
La política de nacionalización se
llevo a cabo a través de la no renovación de las licencias
de telegrafía otorgadas en su momento a operadores de telefonía.
A medida que las licencias iban caducando, la OGC fue absorbiendo
los activos de las empresas licenciatarias, entre ellas de la compañía
mas importante de la época, la National Telephone Company.
La importancia de la concentración de recursos para permitir
un mejor y mayor desarrollo de redes por entonces inexistentes,
sumado al concepto de entender las comunicaciones como un servicio
público (actualizando aquellas declaraciones de 1882), son
algunos de los argumentos que ser esgrimían para fundamentar
la concentración del licencias en manos estatales.
Con la excepción de la Telephone Act de
1951, la regulación del sector de las telecomunicaciones
prácticamente desapareció hasta comienzos de la década
de 1980 [7]. La Post Office Act de 1969
solo ratificó el monopolio de las telecomunicaciones en manos
de la Oficina de Correos [8]. A pesar de
los avances normativos mencionados, hasta 1981/82 fue el monopolio
estatal el único proveedor de servicios de telecomunicaciones
en el Reino Unido.
Avances normativos en la década del ´80
El área de las telecomunicaciones fue parte
importante del impulso privatizador que el Reino Unido vivió
en la década de los ochenta. Para ello, el gobierno rápidamente
comprendió que debía actualizar su marco normativo
y regulatorio, e impulsó la aprobación de la British
Telecommunications Act de 1981 (BTA 1981) [9].
Esta ley otorgó mayor autonomía y especificidad en
su funcionamiento a la Oficina de Correos, separándola del
área de telecomunicaciones. Por otra parte, creó el
Comité Británico de Telecomunicaciones (BABT, por
sus iniciales en inglés), con el objeto de iniciar el proceso
de apertura y privatización [10].
A partir de la BTA 1981, la compañía
de teléfonos británica cobró un nuevo impulso.
Como consecuencia, BT inició sus operaciones en el año
1981. La nueva ley establecía que a partir de ese momento
sería una Secretaría de Estado, dependiente del Primer
Ministro, quien otorgaría las licencias. Sin embargo, aquellas
serían otorgadas en consulta con BT.
Si bien la ley reforzó la posición
dominante de BT en el mercado, autorizó también el
establecimiento de una segunda licencia, de manera experimental.
Esta licencia fue otorgada a Mercury Communications (MC) –compañía
subsidiaria de Cable & Wireless– y es considerada el primer
paso en la liberalización de un área vedada a la libre
competencia durante casi un siglo [11].
La BTA 1981 fue un paso importante para el desarrollo
normativo de las telecomunicaciones, pero insuficiente para generar
una apertura del sector. Toda su elaboración fue basada en
la premisa de que una sola compañía –BT–
debía conservar la posición de privilegio en el mercado.
La condición de experimental que tenía MC le impedía
avanzar sobre aspectos centrales del área sin la aprobación
de BT.
La British Telecommunications Act de 1984 (BTA
1984) [12] fue aprobada con el objeto de
producir una mayor apertura del sector y sentar las bases para una
privatización de BT que no se haría esperar mucho.
Al otorgarle mayores poderes a MC y menor dependencia de BT, la
ley de 1984 consagró un duopolio en el sector, el cual ya
había aparecido tímidamente a partir de 1981. Como
dato relevante de esta normativa, es necesario mencionar el poder
otorgado a MC para realizar obras de infraestructura como parte
de sus operaciones, previamente prohibidas por la BTA 1981.
La BTA 1984 también incluyó la creación
de un órgano regulador independiente, la Oficina de Telecomunicaciones
(Oftel, por sus siglas en inglés). A través de Oftel,
la protección de los intereses de los consumidores y la promoción
de una efectiva competencia se transformaban en pilares centrales
del mercado británico de las telecomunicaciones.
Apertura del mercado de las telecomunicaciones
El gobierno británico emprendió
en los años 1980’s una fuerte política de privatización
de los servicios públicos. El área de las telecomunicaciones
fue parte central del programa de privatizaciones. En noviembre
de 1984, el gobierno vendió mas del 50% de las acciones de
BT y, en dos sucesivas ventas de acciones, lanzó al mercado
gran parte del remanente de su paquete accionario.
A pesar de la privatización de las telecomunicaciones,
la real competencia se haría esperar unos años más.
La normativa sancionada en los años ochenta, reafirma la
teoría que sostiene que el principal objetivo del gobierno
británico era el de evitar el peso de tener que afrontar
los costos operativos necesarios para modernizar y ampliar el servicio
de telecomunicaciones. En este escenario, un mercado competitivo,
y el consiguiente beneficio que esto produciría a los consumidores,
podían esperar.
El duopolio en el servicio de telefonía
fija produjo consecuencias poco afortunadas en áreas vinculadas.
Por un lado, creó un precedente muy fuerte para la incipiente
industria de telefonía móvil. Un duopolio similar
al existente en el área de la telefonía fija se operó
en el área de la telefonía móvil. Es así
que, hasta el año 1993, las únicas compañías
de telefonía celular fueron Cellnet (propiedad de BT) y Vodafone.
Por otra parte, produjo que los operadores de televisión
por cable se vieran limitados para desarrollar sus operaciones.
En efecto, en sus comienzos, las compañías de cable
no podían ofrecer servicios de transmisión de voz
y datos y sólo podía ofrecer sus servicios a un número
limitado de hogares (5 millones de hogares cada compañía)
[13].
Un informe presentado en 1991 por Oftel sentó
las bases para la paulatina salida del duopolio existente en el
Reino Unido, compartido por BT y MC [14].
A partir de ese momento, los operadores de cable y los operadores
de licencias de telefonía móvil estuvieron en condiciones
de solicitar licencias de telefonía fija, usando parte de
la infraestructura que ya habían desarrollado. Las restricciones
en el servicio internacional de telecomunicaciones también
fueron gradualmente flexibilizándose. Los usuarios accedieron
a adquirir servicios de empresas de telecomunicaciones –distintas
a BT y MC– con diversas tecnologías, generando una
mayor y más saludable competencia.
Los usuarios del área de telecomunicaciones pasaron a cobrar
una importancia nunca antes experimentada, erigiéndose en
actores centrales de las estrategias de mercado para el área.
Hubo un claro cambio de actitud por parte de las empresas, en especial
BT, que debieron refundar sus principios operacionales, enfocando
su estrategia en sectores específicos del mercado y en determinados
tipos de usuarios de telefonía.
Para el año 1994, 60 nuevas licencias de
telecomunicaciones habían sido otorgadas, incluyendo operadores
de cable y de telefonía móvil. Para fines del siglo
XX, la multiplicación de licencias de telefonía otorgadas
había superado las mil.
El rol de Oftel hasta el año 1997 tuvo un
marcado acento intervencionista. Esto se debió en gran medida
a las condiciones desfavorables de competencia existentes, y al
deseo de promover prestaciones más eficientes a los usuarios.
A partir de 1994, se desarrollaron pautas concretas para la reducción
paulatina de trabas en la interconexión entre empresas, lo
cual venía generando serios costos adicionales a los usuarios
de telefonía [15].
A pesar de los avances producidos en los últimos
años, uno de los mayores desafíos que enfrenta Oftel
-y que seguirá presente en el corto plazo- es el de resguardar
a los usuarios de abusos de tendencia monopólica por parte
de las empresas de telefonía fija y móvil.
La posición dominante de BT
En el Reino Unido, la noción de plena
competencia en el área de las telecomunicaciones aún
no ha sido alcanzada. BT es propietaria y administra la mayoría
de las líneas de telefonía fija en el país,
siendo oficialmente el operador dominante del mercado británico
de las telecomunicaciones. Aún siendo una empresa de mayoría
accionaria privada, BT se maneja bajo un sistema de regulación
gubernamental definido por la Oficina de Comunicaciones (Ofcom,
por sus siglas en inglés) el organismo regulador que reemplazó
recientemente a Oftel [16].
En un explícito reconocimiento de esta situación,
el gobierno ha venido inclinándose por una política
de regulación directa de los precios establecidos por BT
para la prestación de servicios, tendientes a reducir la
gran proporción del mercado de telefonía controlado
por esta compañía.
Entre 1993 y 1997, el máximo aumento permitido
para las tarifas fue establecido en 7.5% por debajo del índice
de precios al consumo. Por otra parte, desde 1997 Oftel ha venido
ejerciendo su autoridad regulatoria en áreas donde la posición
monopólica de BT fue menos erosionada por los cambios introducidos
–el servicio de líneas residencial y de comercios minoristas.
BT se ha comprometido también a no aumentar por encima del
índice de inflación anual los servicios de telefonía
mas frecuente que factura a sus clientes.
En un intento por reducir la influencia de BT en
el área de servicios vinculados a telecomunicaciones, el
año pasado Oftel abolió el monopolio de BT en el servicio
de información telefónica (el equivalente al servicio
brindado por las compañías telefónicas a través
del 110 en la Argentina). Los usuarios pueden ahora elegir entre
distintas empresas –incluyendo BT– que brindan servicios
de información. Si bien la multiplicación de operadores
que ofrecen estos servicios mejoró ostensiblemente el costo
de este tipo de llamados [17], la calidad
del servicio de algunos de ellos es inferior al que ofrecía
BT en forma monopólica.
Las leyes sancionadas en los años ochenta
permitieron una apertura del sector. Aún así, a mas
de 20 años del fin del monopolio de las telecomunicaciones,
la posición dominante de BT (heredera de la empresa de monopolio
estatal consolidada a principios del siglo XX) en el mercado británico
continúa vigente. En la actualidad, BT posee el 60% del mercado
de líneas fijas comerciales y 73% del mercado residencial
de telefonía fija. Mas aún, gracias a la extensión
de su red, ha obtenido múltiples beneficios en la suscripción
de abonados a Internet [18].
Ofcom continúa estudiando seriamente la
posibilidad de definir la separación estructural de BT. El
dilema que enfrenta actualmente Ofcom es si la división de
BT producirá los efectos deseados en el mercado, como son
mayores servicios y menores tarifas para los usuarios. Distintas
investigaciones están en este momento analizando también
si estos efectos deseados fomentarán un estímulo en
toda la estructura económica del país. Una decisión
definitiva en este sentido será tomada antes del fin de este
año. Aún cuando resulta obvio, debe señalarse
que el reclamo del conjunto de los licenciatarios presiona a favor
de una decisión en el sentido de la división, en la
medida en que alega que el mercado actual se encuentra desbalanceado
por la magnitud de BT frente a sus competidores.
Conclusión
A pesar de contar con una legislación inadecuada
en distintos momentos de su evolución, el área de
las telecomunicaciones en el Reino Unido experimentó un notable
crecimiento a lo largo del siglo XX, contribuyendo a que hoy en
día un 71.4% de su PBI provenga del área de servicios
[19]. De un sistema desregulado en sus
orígenes, se priorizó la concentración estatal
del servicio hasta comienzos de la década de 1980, cuando
BT fue privatizada. Desde entonces, el monopolio mutó hacia
un duopolio y, luego de un período de transición hacia
la competencia, entró en la etapa actual de normalización
y mayor apertura. ©
[1] 1880-6
QBD 244.
[2] En
su idioma original, este funcionario era nombrado como Postmaster
General.
[3] Lloyd
& Mellor, “Telecommunications Law”, Lexis Nexis,
UK (2003), p.10.
[4] Walden
& Angel, “Telecommunications Law”, Blackstone Press
Limited, London (2001), p.57.
[5] De
acuerdo a la ‘Mobile Data Associaton’ (creada en 1994
con el objetivo de promover e incrementar el intercambio de datos
en el sistema de telecomunica-ciones), unos 2 millones de mensajes
de texto son enviados todos los días en el Reino Unido con
picos de más de 100 millones de mensajes enviados cada 31
de diciembre. Estadísticas disponibles en www.mda-mobiledata.org
[6] Con
la sola excepción de la ciudad de Kingston, cuya licencia
para el servicio de telecomunicaciones fue renovada sucesivamente
hasta obtener en 1984 una licencia muy similar a la otorgada a BT,
por 25 años. Supra, nota 4, p.59.
[7] La
ley de 1951 se limitó a clarificar los términos en
los cuales el servicio era prestado por la OGC.
[8] Post
Office Act 1969 (UK).
[9] British
Telecommunications Act 1981 (UK).
[10] Con
el objeto de certificar productos y servicios en el área
de Información Tecnológica el BABT ha continuado sus
operaciones. Para un detallado análisis del trabajo del BABT,
ver www.babt.co.uk
[11] Es
importante destacar que el Estado conservó, a través
de una participación accionaria especial en Mercury, poder
de veto sobre determinadas cuestiones vinculadas a la regulación
del sector.
[12] British
Telecommunications Act 1984 (UK).
[13] “Happy
Birthday BT”, The Economist, Julio 4, 2002.
[14] Una
de las claves fue desarrollar reglas claras y transparentes de interconexión
entre BT y MC con las nuevas empresas que quisieran ingresar al
mercado. El texto completo de este informe en su idioma original
(“Competition and choice: Telecommunication Policy for the
1990’s”, 1991), puede consultarse en www.ofcom.org.uk
[15] Beesley
& Laidlow, “The Future of Telecommunications - An Assessment
for the Role of Competition in UK Policy”, Institute of Economic
Affairs, UK, (1989).
[16] Ofcom
fue creado con el objetivo de unificar la regulación de todo
el sistema de comunicaciones en el Reino Unido, incluyendo televisión,
radio, telecomunicaciones, y servicios de comunicaciones inalámbricos.
Todas las facultades y obligaciones de Oftel han sido heredadas
por este nuevo organismo a partir de diciembre de 2003. www.ofcom.org.uk
[17] En
un mercado que se estima mueve £250 millones/US$ 444millones
al año.
[18] Estadísticas
disponibles en el servicio informativo digital de la BBC, en http://news.bbc.co.uk
[19] “World
in Figures – 2004 Edition”, The Economist, Profile Books,
London (2003), p.220.
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