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¿Cuál es el panorama posterior
a la Cumbre de Túnez, y cuáles fueron los ejes centrales
de la posición argentina?
[ Sierra ] Fuimos a consolidar
una posición. Fue tomar una mayor conciencia de lo que ya
se sabía del peso bastante relativo de países con
desarrollo como el nuestro. Es impensable que los países
que tienen el desarrollo económico y tecnológico que
tiene la Argentina quieran pesar en ámbitos en los cuales
hay 190 países de los cuales 8 ó 10 son los que manejan
el mercado: en ese contexto es difícil hacer alianzas. Al
menos hacer alianzas que reflejen nuestras prefe-rencias y tengan
un peso relevante. Sin embargo, uno de nuestros propósitos
es generar uniones que nos permitan un mejor posicionamiento ante
los países que están tomando, muy rápidamente,
la delantera en todo lo que es tecnológico y su vínculo
con lo económico.
Cuando aparecen objetivos parecidos y consistentes,
generar una estrategia conjunta...
[ Sierra ] Claro. Definitivamente.
En este caso en parti-cular de la reunión de Túnez
a fin de año, tanto la ingeniera Cavalli como algunos funcionarios
nuestros fueron los encargados de llevar la posición argentina
y de acordar con Brasil y con otros países de la región
una posición común. Yo, la verdad, tengo un concepto
muy parecido al del principio. Nosotros, acá, tenemos unos
números de desarrollo de telefonía, de conectividad,
que son propios de países con fuerte desarrollo. Pero en
lo que hace a la administración de la conectividad de Internet
en general y a la adjudicación de números, son los
países del norte los que tienen, directamente, el monopolio
de los criterios de adjudicación. No es poco haber obtenido
en Túnez el compromiso de que exista una instancia posterior
en la cual nos volviéramos a reunir para ver en qué
medida los países dueños de .com y de los criterios
de adjudicación se sentaban con el resto del mundo pobre
a ver si nosotros le podíamos sugerir algo respecto a la
administración. Éste es un punto –y son cosas
que he venido leyendo en los últimos dos o tres meses–
que tiene que ver con números que aparecen en la prensa en
general: “que Argentina tiene más de 20 millones de
celulares”, “que tiene conectividad por millones”
y que se da este absurdo de que en lu-gares donde no hay agua corriente,
ni alimentación, ni acceso a la medicina, hay telefonía
y hay conecti-vidad a Internet.
Me parece que hay una cantidad de valores que está
yendo mucho más rápido por las facilidades que se
están dando, las estructuras y la “sobreinstalación”
de la red sobre algunos recursos que deberían ser previstos
en un estadio anterior. Es preferible que la gente coma o que tenga
cloacas a que pueda tener conectividad a Internet. Ésta es
una particularidad, no sólo de nuestro país, sino
de varios países y de países más pobres que
el nuestro. De todas maneras, lo que nosotros queremos es hablar
de lo que sabemos: de para qué vamos a usar la conectividad
a Internet. La conectividad a Internet tiene un gran mundo, que
es el mundo de las corporaciones, el mundo de facilitar los negocios,
de “hacer andar” la parte de arriba de la pirámide
social. Al mismo tiempo, nosotros, estamos tratando de que toda
la nueva ley de educación, de que toda la parte técnica
de la ley de educación, use abundantemente las TICs, intentamos
que en las escuelas haya, además de computación y
en el curso de este año, –y veremos por el método
de ensayo y error, cuánto nos sirve y cuánto no nos
sirve– una laptop por chico. Si efectivamente podemos tener
una laptop por chico y que esa laptop cueste 150 dólares
[ver página 45] y no muchísimo más como cuesta
hoy, vamos a generar una nueva cultura en la cual a través
de esa pequeña computadora habrá acceso a bases de
datos, habrá acceso al conocimiento y acceso a la formación.
Nosotros venimos de perder media generación, prácticamente.
Porque la “desindustrialización” llevada por
la falta de políticas públicas que impulsaran la educación
técnica hizo que la gente, en la edad que necesita incorporar
el conocimiento, no pudiera tener las herramientas para después,
el día de mañana, estar dedicado al trabajo.
En una publicación reciente, estaban el
Ministro de Educación de la Nación y la Ministra de
Educación de la Provincia hablando sobre cuál es la
medida en la que se pueden desarrollar las nuevas tecnologías
para los chicos y, de alguna manera, lo están condicionando
a que en la casa hubiera un ingreso, hubiera un trabajo y que hubiera
una instancia de diálogo en la mesa. Porque si no hay eso,
la escuela no puede dar todo lo demás. Entonces, nosotros,
acá, somos una parte de la resurrección económica
argentina.
No podemos tomar el 8 % de la sociedad y decir
“qué fantástico el desarrollo y las cosas que
hacen estos chicos”, porque el 92 % restante no sabe ni de
qué le hablan, ni tienen trabajo los padres. Yo lo veo como
un emergente de punta, porque tiene características de ser
una actividad muy sofisticada. Pero requiere una base social en
la que cual, repito, haya un salario y haya una instancia en la
mesa, en la que, un chico que tiene 12 años pueda manifestarse,
sea genio o sea normal, dentro de un ámbito social que sea
razonable. Entonces, la escuela se complementa con la familia y
allí hay una conclusión que en parte se da sola y
en parte se da inducida, que está formando parte del desarrollo
que el país está volviendo a tener. A mi no me sirve
que mis amigos del mundo de las telecomunicaciones me digan que
este año tenemos 23 millones de celulares en el país.
Me parece que los grandes desarrollos tecnológicos tienen
que verse acompañados por una cuestión social. Creo
que hay grandes posibilidades de conectividad y hay grandes posibilidades
de acceso a los equipos. Pero me parece que tienen que ser un emergente
de una sociedad que vuelve a consumir, vuelve a producir y vuelve
a formarse. Lo más importante, “la llave”, es
la educación. Si algún día volvemos a ser lo
que en algún momento pensamos que podíamos llegar
a ser y perdimos, va a ser por la educación, a través
de la formación y de la integración de estos proyectos
en la vida de todos.
¿Cómo está
Argentina en relación a la región que ocupamos? ¿Estamos
bien posicionados con todo lo que tiene que ver con lo que se está
elaborando estratégicamente?
[ Cavalli ] La región tiene
algunas aristas comunes. Todos los países tienen asimetrías.
Lo que decía el doctor recién: hay un gran desarrollo
tecnológico y una gran asimetría social. Me parece
que hay ciertas cosas en común que todos los países
comparten. Si observamos los países desarrollados, algunos
más y otros en menor medida, han logrado no sólo tener
la tecnología para usar un celular o tener la tecnología
para entrar a Internet, lo que han logrado es incorporarla a la
producción, a la educación: incorporarla realmente.
Cuando uno analiza cómo los países desarrollados usan
la tecnología, se da cuenta que es optimizando todo lo que
hacen. Entonces, pueden tener un proceso productivo óptimo
a través de la incorporación de informática,
de máquinas de última generación y de robots.
A nuestros países les falta eso: les falta
profundizar en el uso de la tecnología. Para esto, hay que
tener gente más formada. O sea, la tecnología no sólamente
hay que usarla con el celular, sino que hay que incorporarla al
proceso productivo a través de ingenieros y técnicos.
Argentina tiene un gran déficit de gente formada en técnica,
ahora, porque el mercado está creciendo, porque el país
está creciendo y porque la gente que había formada
está toda ocupada y mucha gente se fue. Ha habido una importante
fuga de gente capacitada, esto lo mencionó el Secretario
en el discurso que dio en la cumbre y es un problema serio. Entonces,
ahora, hay que tratar de lograr que los jóvenes se formen
para incorporar esa capacidad productiva técnicamente formada,
a los procesos productivos. Este es un problema que tienen, por
ahí, todos los países de la región, un poco
en menor medida Brasil, que siempre fue más industrial que
Argentina y que, creo, ha preservado más la industria nacional.
[ Sierra ] No sólo ha preservado
más la industria nacional sino que, hace 15 ó 20
años, se dio cuenta de que el componente de valor agregado
en el producto industrial era lo que estaba favoreciendo a los países
grandes. Entonces, un país que en los 90 de desindustrializó,
como el nuestro, lo que hizo fue involucionar en ese camino. El
país que conservó su industria se dio cuenta. En Estados
Unidos, Japón y Alemania les resulta mucho más práctico
pagarle 7 mil dólares a un graduado argentino que formarlo.
Éste es uno de los inconvenientes más severos que
tenemos en la recuperación, en la incorporación de
la tecnología a la educación, a la producción,
a la vida de todos los días. Buena parte de la gente que
hizo la primaria, la secundaria y la Universidad en la escuela pública
–o sea, en la que el Estado invirtió– a los 25
ó 28 años, no encuentra armado el aparato que la contenga.
Nada hace que ese sector con buena formación académica
pueda producir y sus conocimientos puedan mejorar. Tampoco se lo
incorpora a un proceso educativo o a un proceso productivo vinculado.
Por otra parte, entre los que logran insertarse en los procesos
mencionados, si por hacer eso, acá le pagan mil y en Estados
Unidos le pagan 8 mil dólares, lo más probable es
que vayan a hacerlo en otro lado. Y ése es un problema grave.
Es lo hay que revertir. Lo encara la Secretaría de Ciencia
y Técnica, lo encaran otros estamentos del Estado, pero es
uno de los aspectos más tristes de nuestra debilidad en materia
de formación tecnológica.
[ Cavalli ] Hoy hay iniciativas
para formar gente joven, formar técnicos, promover. Y no
sólamente en Argentina, si escucharon el texto de Bush ante
al congreso, dijo que tienen déficit de gente capacitada
en técnica. Cosa que es un riesgo para nosotros también.
Porque los vendrán a buscar aquí…
[ Cavalli ] Se los llevan hechos
a los técnicos... Por eso, va a llevar un tiempo. Si no,
el riesgo es que seamos pasivos compradores de tecnología
y vendedores de productos sin valor agregado. Esto es lo que Argentina
debería intentar revertir. Toda la región tiene, en
mayor o menor medida, este problema. No solamente la Argentina.
Somos pasivos compradores de tecnología cara, de productos
altamente desarrollados por países que los hacen muy bien
y nunca terminamos, nosotros, de levantar el valor agregado de nuestros
productos para ofrecerlos al mercado. Este creo que es el desafío
de Argentina: el de quedarse con gente capacitada, de formar gente
e incorporar a los procesos locales más valor, más
tecnología y más tecnificación.
[ Sierra ] Yo voy a agregar algo
a lo que la Ing. Cavalli dice, en el sentido de que este Ministerio,
si bien lee todas las realidades no tiene todas las respuestas a
todas las inquietudes que nos pueden llegar. Pero, el Ministerio
de Relaciones Exteriores es también un ministerio de Comercio
Internacional. Entonces, el proyecto de nuestra gestión es
que el comercio pueda ser de mayor cantidad y de mayor calidad.
Es decir, nosotros podemos vender, este año, menos soja que
el año pasado; pero, se la vende a otros valores al mercado
internacional porque la soja argentina hizo una inversión
en tecnología, impresionante en los últimos diez años.
Si el proyecto fuera, solamente, producir alimentos, se sabe que
China los compraría por siempre. Pero observemos el proceso
y el uso de las tecnologías en el proceso. Veamos el detalle
ideológico: la técnica es el procedimiento, es la
forma en que se hace una cosa. La tecnología es la suma de
las técnicas y los procesos técnicos incorporados
al desarrollo social.
Parece haber una gran coincidencia en los distintos
sectores acerca de que el objetivo tiene que ser que toda la tecnología
esté incorporada a un proceso que supere el hecho de vender
teléfonos. ¿Hay una estrategia diplomática
que genere una coincidencia hacia el futuro mas allá del
signo político del gobierno de turno?
[ Sierra ] Nuestro Ministerio hace aportes a los
Ministerios de Economía y Planificación en la medida
en que es este ámbito el que negocia con los organismos internacionales
en el mundo de acuerdo a las instrucciones que nos dan las distintas
áreas. Yo, personalmente, lo que siento es que hay, por lo
menos, conciencia de lo que nos falta y de lo que deberíamos
hacer.
En este Ministerio estamos tratando de instrumentarlo,
estamos creando un área específica, estamos tratando
de acercarnos al mundo científico académico para destacar
especialistas en algunas embajadas del exterior, estamos comenzando
a vincularnos. El Ministerio tenía un perfil un poco más
tradicional, intentamos incorporar proyectos que sean más
modernos. Estamos entrando en procesos como la red tecnológica,
al mundo científico académico; porque no podemos concebir
el buen desarrollo de un “cuadro” que sólo termine
generando tres o cuatro “presentaciones” por año:
necesitamos insertarlo dentro de un grupo que genere producción
y que la ponga en el producto industrial para quintuplicar el valor
agregado.
El marco regulatorio que
tiene el sector, en función de los objetivos de los que estamos
hablando, ¿es el adecuado, hace falta trabajar en la materia?
[ Sierra ] Yo no quisiera hablar concretamente
de eso porque, la verdad, nuestra actividad aquí es estar
en contacto con sectores de investigación, de la ciencia
y de la producción con valor técnico incorporado.
Conozco el Instituto y el Instituto nuclea a todo un grupo de gente
que se ha formado en los últimos años alrededor de
la tarea de interpretar la confusa evolución de la temática.
Sin embargo, aunque yo soy abogado, tengo amigos abogados y he estado
en esos temas, no creo que valga la pena introducirnos en esa cuestión.
De todas maneras, digamos, la Argentina sí está en
condiciones de entrar en lo que viene, de ingresar a este nuevo
mundo en condiciones bastante aceptables, no estamos tan atrás...
Mas allá de la cuestión del marco
regulatorio ¿estamos bien posicionados para lo que viene?
[ Sierra ] Este año hemos
entrando en el camino que corresponde, que es la formación
técnica que perdimos hace diez años porque era todo
económico y financiero. Había poco laboratorio. Hay
que ser muy modesto. Acá lo que hay que hacer es ponerse
el mameluco, ponerse a estudiar y ponerse a enseñar a los
chicos, que estudien y que haya nuevos criterios en todos los ámbitos
de enseñanza, que incorporen el uso tecnológico y
que sepan la importancia que tiene. O sea, en este ámbito
nosotros nos damos cuenta de que, a los que ya se tomaron el tren,
nunca más los vamos a alcanzar y son los que a su poderío
militar y a su poderío económico le agregaron su poderío
tecnológico. Han tomado una distancia que los hace inalcanzables.
Nuestro objetivo, de máxima, es que en diez
o doce años podamos parecernos a Finlandia. Porque Finlandia
hace 20 años era un país agrícola y hoy es
el país más competitivo del mundo. Está bien
que prácticamente podría definirse como de “monocultivo”
y hacen unas excelentes terminales de celulares, pero han desarrollado
unos procesos y una integración de la sociedad a esos proyectos
que los convierten en un país exitoso.
Una última consulta acerca de la cumbre
de Túnez. La Argentina fue impulsor en el intento de que
se abra el debate acerca del poder casi absoluto que tiene principalmente
E.E.U.U. en relación a la mayoría de las cuestiones
vinculadas a la Internet ¿Fue, efectivamente, un éxito?
[ Sierra ] Yo creo que hicimos
lo que teníamos que hacer.
Muchas veces, cuando uno ve situaciones de desproporción,
en general, cree que no se puede hacer nada.
Argentina, junto con un grupo de países
fue e hizo lo que tenía que hacer, que era plantear el tema,
no dejar que esta situación de extrema superioridad de un
pequeño grupo de países sobre todo el conjunto se
diera por salvada, como que la cosa es así y que no hay nada
que hacer. Yo, honestamente, no sé si a mitad de año,
en la reunión de Grecia, habrá un caminito por el
cual los países en vías de desarrollo podrán
decir su opinión respecto a los criterios de adjudicación
de nombres y dominios. Pero pienso que lo que hicimos los argentinos
era lo que teníamos que hacer. Y eso es un antecedente para
que en las próximas citas estemos, junto con otros países
en vía de desarrollo, transitando un camino que haga sentir
nuestra voz. Por pequeña que sea. ©
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