Facultad de Derecho - Universidad de Buenos Aires Instituto de Derecho de las Comunicaciones
 
AÑO III | Nº 9
   

 

 
La "llave" es la educación

[Entrevista]

Agustín Colombo Sierra
Embajador
Jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores

Olga Cavalli
Ingeniera
Asesora del Grupo Especial de Asuntos Tecnológicos del Ministerio de Relaciones Exteriores
...................................................................................................................................................................................

¿Cuál es el panorama posterior a la Cumbre de Túnez, y cuáles fueron los ejes centrales de la posición argentina?

[ Sierra ] Fuimos a consolidar una posición. Fue tomar una mayor conciencia de lo que ya se sabía del peso bastante relativo de países con desarrollo como el nuestro. Es impensable que los países que tienen el desarrollo económico y tecnológico que tiene la Argentina quieran pesar en ámbitos en los cuales hay 190 países de los cuales 8 ó 10 son los que manejan el mercado: en ese contexto es difícil hacer alianzas. Al menos hacer alianzas que reflejen nuestras prefe-rencias y tengan un peso relevante. Sin embargo, uno de nuestros propósitos es generar uniones que nos permitan un mejor posicionamiento ante los países que están tomando, muy rápidamente, la delantera en todo lo que es tecnológico y su vínculo con lo económico.

Cuando aparecen objetivos parecidos y consistentes, generar una estrategia conjunta...

[ Sierra ] Claro. Definitivamente. En este caso en parti-cular de la reunión de Túnez a fin de año, tanto la ingeniera Cavalli como algunos funcionarios nuestros fueron los encargados de llevar la posición argentina y de acordar con Brasil y con otros países de la región una posición común. Yo, la verdad, tengo un concepto muy parecido al del principio. Nosotros, acá, tenemos unos números de desarrollo de telefonía, de conectividad, que son propios de países con fuerte desarrollo. Pero en lo que hace a la administración de la conectividad de Internet en general y a la adjudicación de números, son los países del norte los que tienen, directamente, el monopolio de los criterios de adjudicación. No es poco haber obtenido en Túnez el compromiso de que exista una instancia posterior en la cual nos volviéramos a reunir para ver en qué medida los países dueños de .com y de los criterios de adjudicación se sentaban con el resto del mundo pobre a ver si nosotros le podíamos sugerir algo respecto a la administración. Éste es un punto –y son cosas que he venido leyendo en los últimos dos o tres meses– que tiene que ver con números que aparecen en la prensa en general: “que Argentina tiene más de 20 millones de celulares”, “que tiene conectividad por millones” y que se da este absurdo de que en lu-gares donde no hay agua corriente, ni alimentación, ni acceso a la medicina, hay telefonía y hay conecti-vidad a Internet.

Me parece que hay una cantidad de valores que está yendo mucho más rápido por las facilidades que se están dando, las estructuras y la “sobreinstalación” de la red sobre algunos recursos que deberían ser previstos en un estadio anterior. Es preferible que la gente coma o que tenga cloacas a que pueda tener conectividad a Internet. Ésta es una particularidad, no sólo de nuestro país, sino de varios países y de países más pobres que el nuestro. De todas maneras, lo que nosotros queremos es hablar de lo que sabemos: de para qué vamos a usar la conectividad a Internet. La conectividad a Internet tiene un gran mundo, que es el mundo de las corporaciones, el mundo de facilitar los negocios, de “hacer andar” la parte de arriba de la pirámide social. Al mismo tiempo, nosotros, estamos tratando de que toda la nueva ley de educación, de que toda la parte técnica de la ley de educación, use abundantemente las TICs, intentamos que en las escuelas haya, además de computación y en el curso de este año, –y veremos por el método de ensayo y error, cuánto nos sirve y cuánto no nos sirve– una laptop por chico. Si efectivamente podemos tener una laptop por chico y que esa laptop cueste 150 dólares [ver página 45] y no muchísimo más como cuesta hoy, vamos a generar una nueva cultura en la cual a través de esa pequeña computadora habrá acceso a bases de datos, habrá acceso al conocimiento y acceso a la formación. Nosotros venimos de perder media generación, prácticamente. Porque la “desindustrialización” llevada por la falta de políticas públicas que impulsaran la educación técnica hizo que la gente, en la edad que necesita incorporar el conocimiento, no pudiera tener las herramientas para después, el día de mañana, estar dedicado al trabajo.

En una publicación reciente, estaban el Ministro de Educación de la Nación y la Ministra de Educación de la Provincia hablando sobre cuál es la medida en la que se pueden desarrollar las nuevas tecnologías para los chicos y, de alguna manera, lo están condicionando a que en la casa hubiera un ingreso, hubiera un trabajo y que hubiera una instancia de diálogo en la mesa. Porque si no hay eso, la escuela no puede dar todo lo demás. Entonces, nosotros, acá, somos una parte de la resurrección económica argentina.

No podemos tomar el 8 % de la sociedad y decir “qué fantástico el desarrollo y las cosas que hacen estos chicos”, porque el 92 % restante no sabe ni de qué le hablan, ni tienen trabajo los padres. Yo lo veo como un emergente de punta, porque tiene características de ser una actividad muy sofisticada. Pero requiere una base social en la que cual, repito, haya un salario y haya una instancia en la mesa, en la que, un chico que tiene 12 años pueda manifestarse, sea genio o sea normal, dentro de un ámbito social que sea razonable. Entonces, la escuela se complementa con la familia y allí hay una conclusión que en parte se da sola y en parte se da inducida, que está formando parte del desarrollo que el país está volviendo a tener. A mi no me sirve que mis amigos del mundo de las telecomunicaciones me digan que este año tenemos 23 millones de celulares en el país. Me parece que los grandes desarrollos tecnológicos tienen que verse acompañados por una cuestión social. Creo que hay grandes posibilidades de conectividad y hay grandes posibilidades de acceso a los equipos. Pero me parece que tienen que ser un emergente de una sociedad que vuelve a consumir, vuelve a producir y vuelve a formarse. Lo más importante, “la llave”, es la educación. Si algún día volvemos a ser lo que en algún momento pensamos que podíamos llegar a ser y perdimos, va a ser por la educación, a través de la formación y de la integración de estos proyectos en la vida de todos.

¿Cómo está Argentina en relación a la región que ocupamos? ¿Estamos bien posicionados con todo lo que tiene que ver con lo que se está elaborando estratégicamente?

[ Cavalli ] La región tiene algunas aristas comunes. Todos los países tienen asimetrías. Lo que decía el doctor recién: hay un gran desarrollo tecnológico y una gran asimetría social. Me parece que hay ciertas cosas en común que todos los países comparten. Si observamos los países desarrollados, algunos más y otros en menor medida, han logrado no sólo tener la tecnología para usar un celular o tener la tecnología para entrar a Internet, lo que han logrado es incorporarla a la producción, a la educación: incorporarla realmente. Cuando uno analiza cómo los países desarrollados usan la tecnología, se da cuenta que es optimizando todo lo que hacen. Entonces, pueden tener un proceso productivo óptimo a través de la incorporación de informática, de máquinas de última generación y de robots.

A nuestros países les falta eso: les falta profundizar en el uso de la tecnología. Para esto, hay que tener gente más formada. O sea, la tecnología no sólamente hay que usarla con el celular, sino que hay que incorporarla al proceso productivo a través de ingenieros y técnicos. Argentina tiene un gran déficit de gente formada en técnica, ahora, porque el mercado está creciendo, porque el país está creciendo y porque la gente que había formada está toda ocupada y mucha gente se fue. Ha habido una importante fuga de gente capacitada, esto lo mencionó el Secretario en el discurso que dio en la cumbre y es un problema serio. Entonces, ahora, hay que tratar de lograr que los jóvenes se formen para incorporar esa capacidad productiva técnicamente formada, a los procesos productivos. Este es un problema que tienen, por ahí, todos los países de la región, un poco en menor medida Brasil, que siempre fue más industrial que Argentina y que, creo, ha preservado más la industria nacional.

[ Sierra ] No sólo ha preservado más la industria nacional sino que, hace 15 ó 20 años, se dio cuenta de que el componente de valor agregado en el producto industrial era lo que estaba favoreciendo a los países grandes. Entonces, un país que en los 90 de desindustrializó, como el nuestro, lo que hizo fue involucionar en ese camino. El país que conservó su industria se dio cuenta. En Estados Unidos, Japón y Alemania les resulta mucho más práctico pagarle 7 mil dólares a un graduado argentino que formarlo. Éste es uno de los inconvenientes más severos que tenemos en la recuperación, en la incorporación de la tecnología a la educación, a la producción, a la vida de todos los días. Buena parte de la gente que hizo la primaria, la secundaria y la Universidad en la escuela pública –o sea, en la que el Estado invirtió– a los 25 ó 28 años, no encuentra armado el aparato que la contenga. Nada hace que ese sector con buena formación académica pueda producir y sus conocimientos puedan mejorar. Tampoco se lo incorpora a un proceso educativo o a un proceso productivo vinculado. Por otra parte, entre los que logran insertarse en los procesos mencionados, si por hacer eso, acá le pagan mil y en Estados Unidos le pagan 8 mil dólares, lo más probable es que vayan a hacerlo en otro lado. Y ése es un problema grave. Es lo hay que revertir. Lo encara la Secretaría de Ciencia y Técnica, lo encaran otros estamentos del Estado, pero es uno de los aspectos más tristes de nuestra debilidad en materia de formación tecnológica.

[ Cavalli ] Hoy hay iniciativas para formar gente joven, formar técnicos, promover. Y no sólamente en Argentina, si escucharon el texto de Bush ante al congreso, dijo que tienen déficit de gente capacitada en técnica. Cosa que es un riesgo para nosotros también.

Porque los vendrán a buscar aquí…

[ Cavalli ] Se los llevan hechos a los técnicos... Por eso, va a llevar un tiempo. Si no, el riesgo es que seamos pasivos compradores de tecnología y vendedores de productos sin valor agregado. Esto es lo que Argentina debería intentar revertir. Toda la región tiene, en mayor o menor medida, este problema. No solamente la Argentina. Somos pasivos compradores de tecnología cara, de productos altamente desarrollados por países que los hacen muy bien y nunca terminamos, nosotros, de levantar el valor agregado de nuestros productos para ofrecerlos al mercado. Este creo que es el desafío de Argentina: el de quedarse con gente capacitada, de formar gente e incorporar a los procesos locales más valor, más tecnología y más tecnificación.

[ Sierra ] Yo voy a agregar algo a lo que la Ing. Cavalli dice, en el sentido de que este Ministerio, si bien lee todas las realidades no tiene todas las respuestas a todas las inquietudes que nos pueden llegar. Pero, el Ministerio de Relaciones Exteriores es también un ministerio de Comercio Internacional. Entonces, el proyecto de nuestra gestión es que el comercio pueda ser de mayor cantidad y de mayor calidad. Es decir, nosotros podemos vender, este año, menos soja que el año pasado; pero, se la vende a otros valores al mercado internacional porque la soja argentina hizo una inversión en tecnología, impresionante en los últimos diez años. Si el proyecto fuera, solamente, producir alimentos, se sabe que China los compraría por siempre. Pero observemos el proceso y el uso de las tecnologías en el proceso. Veamos el detalle ideológico: la técnica es el procedimiento, es la forma en que se hace una cosa. La tecnología es la suma de las técnicas y los procesos técnicos incorporados al desarrollo social.

Parece haber una gran coincidencia en los distintos sectores acerca de que el objetivo tiene que ser que toda la tecnología esté incorporada a un proceso que supere el hecho de vender teléfonos. ¿Hay una estrategia diplomática que genere una coincidencia hacia el futuro mas allá del signo político del gobierno de turno?

[ Sierra ] Nuestro Ministerio hace aportes a los Ministerios de Economía y Planificación en la medida en que es este ámbito el que negocia con los organismos internacionales en el mundo de acuerdo a las instrucciones que nos dan las distintas áreas. Yo, personalmente, lo que siento es que hay, por lo menos, conciencia de lo que nos falta y de lo que deberíamos hacer.

En este Ministerio estamos tratando de instrumentarlo, estamos creando un área específica, estamos tratando de acercarnos al mundo científico académico para destacar especialistas en algunas embajadas del exterior, estamos comenzando a vincularnos. El Ministerio tenía un perfil un poco más tradicional, intentamos incorporar proyectos que sean más modernos. Estamos entrando en procesos como la red tecnológica, al mundo científico académico; porque no podemos concebir el buen desarrollo de un “cuadro” que sólo termine generando tres o cuatro “presentaciones” por año: necesitamos insertarlo dentro de un grupo que genere producción y que la ponga en el producto industrial para quintuplicar el valor agregado.

El marco regulatorio que tiene el sector, en función de los objetivos de los que estamos hablando, ¿es el adecuado, hace falta trabajar en la materia?


[ Sierra ] Yo no quisiera hablar concretamente de eso porque, la verdad, nuestra actividad aquí es estar en contacto con sectores de investigación, de la ciencia y de la producción con valor técnico incorporado.
Conozco el Instituto y el Instituto nuclea a todo un grupo de gente que se ha formado en los últimos años alrededor de la tarea de interpretar la confusa evolución de la temática. Sin embargo, aunque yo soy abogado, tengo amigos abogados y he estado en esos temas, no creo que valga la pena introducirnos en esa cuestión. De todas maneras, digamos, la Argentina sí está en condiciones de entrar en lo que viene, de ingresar a este nuevo mundo en condiciones bastante aceptables, no estamos tan atrás...

Mas allá de la cuestión del marco regulatorio ¿estamos bien posicionados para lo que viene?

[ Sierra ] Este año hemos entrando en el camino que corresponde, que es la formación técnica que perdimos hace diez años porque era todo económico y financiero. Había poco laboratorio. Hay que ser muy modesto. Acá lo que hay que hacer es ponerse el mameluco, ponerse a estudiar y ponerse a enseñar a los chicos, que estudien y que haya nuevos criterios en todos los ámbitos de enseñanza, que incorporen el uso tecnológico y que sepan la importancia que tiene. O sea, en este ámbito nosotros nos damos cuenta de que, a los que ya se tomaron el tren, nunca más los vamos a alcanzar y son los que a su poderío militar y a su poderío económico le agregaron su poderío tecnológico. Han tomado una distancia que los hace inalcanzables.

Nuestro objetivo, de máxima, es que en diez o doce años podamos parecernos a Finlandia. Porque Finlandia hace 20 años era un país agrícola y hoy es el país más competitivo del mundo. Está bien que prácticamente podría definirse como de “monocultivo” y hacen unas excelentes terminales de celulares, pero han desarrollado unos procesos y una integración de la sociedad a esos proyectos que los convierten en un país exitoso.

Una última consulta acerca de la cumbre de Túnez. La Argentina fue impulsor en el intento de que se abra el debate acerca del poder casi absoluto que tiene principalmente E.E.U.U. en relación a la mayoría de las cuestiones vinculadas a la Internet ¿Fue, efectivamente, un éxito?

[ Sierra ] Yo creo que hicimos lo que teníamos que hacer.

Muchas veces, cuando uno ve situaciones de desproporción, en general, cree que no se puede hacer nada.

Argentina, junto con un grupo de países fue e hizo lo que tenía que hacer, que era plantear el tema, no dejar que esta situación de extrema superioridad de un pequeño grupo de países sobre todo el conjunto se diera por salvada, como que la cosa es así y que no hay nada que hacer. Yo, honestamente, no sé si a mitad de año, en la reunión de Grecia, habrá un caminito por el cual los países en vías de desarrollo podrán decir su opinión respecto a los criterios de adjudicación de nombres y dominios. Pero pienso que lo que hicimos los argentinos era lo que teníamos que hacer. Y eso es un antecedente para que en las próximas citas estemos, junto con otros países en vía de desarrollo, transitando un camino que haga sentir nuestra voz. Por pequeña que sea. ©

 
 
Editorial

Alberto Gabrielli