Doctora, ¿habiendo
algunos proyectos de ley ya existentes, y que no han tenido mucho
éxito, no es una audacia agregar uno más?
Definitivamente creo que sí. Creo que es
una audacia hacer un proyecto y, de alguna manera, la idea que yo
tuve en el momento de ponerme a trabajar en esto es que sea un documento
de trabajo. De ninguna manera pretendo que esto sea el texto de
la ley.
Estoy convencida de que una ley no se puede elaborar
en el ámbito de cuatro paredes, ni creerse uno mismo una
persona iluminada que pueda armar un proyecto de ley, aún
con la colaboración que yo he tenido. Pero creo que una Ley
de Telecomunicaciones, necesariamente, requiere del debate, de la
discusión, de adoptar posicionamientos ideológicos.
Por ello lo que he pretendido hacer ha sido, básicamente,
recoger todos los cambios normativos que ha habido en el sector
en estos últimos doce años, en donde he tenido la
posibilidad de estar trabajando, justamente, la parte regulatoria,
y exponerlo quizás en un documento único, con cierta
lógica, como para presentarlo y tener un documento de trabajo.
Pero la verdad es que creo que sería muy pretencioso de mi
parte pensar que esto, en sí, es ya un proyecto de ley. Creo
que es un papel de discusión, sometido a la crítica
y que puede servir, de hecho, como herramienta para que sobre esto
se pueda elaborar un Proyecto de Ley con el consenso de todos los
actores. Una ley de telecomunicaciones creo que tiene intereses
y definiciones políticas, de política pública,
de rol del Estado, de los sectores económicos e incluso de
otras industrias a las que afecta. Pero difícilmente una
persona en su casa y en su computadora pueda abarcar todo como para
hacer de eso un proyecto de ley razonable. En realidad, sí
creo que es una audacia, que es un desafío muy grande que
tenemos en la Argentina poder tener un Proyecto de Ley de Telecomunicaciones;
porque ustedes saben que hemos tenido toda una transformación
estructural, fundamental, del régimen jurídico de
telecomunicaciones. Y todo en base a decretos o resoluciones del
Ente Regulador. Así que, la verdad es que lo que he tratado
de hacer es recopilar toda esa legislación que ya existe.
Digamos directamente que no hay mucha innovación en ese sentido,
no se trata de un proyecto revolucionario, se trata de un documento
de trabajo, que no es lo ideal, probablemente, pero que está
en el marco de lo posible.
Sé que hay otros proyectos dando vuelta.
En su momento leí el del Dr. Alejandro Fargosi, entiendo
que el Secretario está trabajando en un documento similar.
Por eso, este trabajo tal vez sea útil para contraponer ideas
y tratar de buscar una herramienta que, de alguna manera, nos permita
sacar, efectivamente, una Ley de Telecomunicaciones.
¿Cuáles son la fuentes que consideró
para elaborar el trabajo?
Le diría que muchas, porque no ha sido un
proyecto elaborado en un solo tiempo. Yo, la verdad, he trabajado
en otros proyectos de ley en su momento porque he estado muchos
años en la gestión pública. Con lo cual, en
su momento, como cada Secretario que llegaba a la función
tenía la intención de formular su propio proyecto
de ley de telecomunicaciones, yo ya había colaborado en la
elaboración de otros. Trabajé también para
el Banco Mundial en un proyecto de telecomunicaciones para Uruguay,
así que también había revisado mucho material
y en éste he trabajado en distintas etapas. Empecé
a trabajar con más fuerza a partir del Congreso de Telecomunicaciones
que se hizo en noviembre del 2003. Y básicamente, a lo largo
de todo este tiempo, he leído la ley chilena, la brasileña,
la mexicana, la nueva ley española, la francesa. Si le tuviera
que decir cuáles han sido las leyes que, de alguna manera,
yo creo que compatibilizan más con nuestro régimen
jurídico, le diría que es la última ley española.
He tomado muchas cosas de esa ley que se aprobó en noviembre,
además de la ley francesa y también del esquema de
la ley mexicana que, creo, si bien es una ley antigua, tiene una
estructura muy sencilla y en realidad tiene una orientación
que es completamente distinta a la nuestra porque está enfocada
más en las redes de telecomunicaciones y en la infraestructura
que en los servicios. Siempre me pareció muy clara, y aunque
tiene sus años es muy sintética y no muy reglamentarista.
La ley española es excesivamente reglamentarista para mi
gusto, pero tiene algunas ideas interesantes, así que hay
bastantes cosas tomadas de allí.
He repasado, en general, todas las leyes; también
las de Latinoamérica. La ley chilena, por ejemplo, es también
una ley excesivamente reglamentarista. Uno se cansa de leerla. Y
nuestra idea es no hacer una ley reglamentarista. Yo creo que un
proyecto de ley, sobre todo para que perdure en el tiempo, tiene
que establecer los principios básicos; si bien creo que he
abarcado demasiadas cosas puede ser que haya estado influenciada
por mi experiencia en la administración pública. Obviamente,
lo que pretendo y traté de hacer fue recoger todo lo que
se había hecho en el 764, más allá de mi opinión
al respecto, donde creo que hay un consenso en la industria sobre
algunas pautas básicas que se establecieron, (quizás
antes), pero que el 764 las recoge y es la regulación vigente.
Diría que entre la Ley de Telecomunicaciones actual, lo que
era rescatable y el 764 y otras normas, es lo que he tomado para
reestructurar el ordenamiento jurídico.
¿Cuál es el área en la que
usted piensa que se nota más la ausencia de un marco regulatorio?
Nosotros, en realidad, más que carecer de
un marco regulatorio, tenemos un marco regulatorio en exceso. Lo
que pasa es que no tenemos un marco regulatorio por Ley. Hay una
profusa reglamentación en telecomunicaciones y además,
por normas de jerarquía, pueden ser cuestionables o al menos
discutibles. Porque en muchos casos se establecen cuestiones que
hacen a los intereses económicos, tanto de los clientes como
de las compañías y, muchas veces, han sido resueltas
por decreto o por resoluciones de menor jerarquía. Creo que
en este momento hay mucha necesidad, no creo que haya mucho vacío.
Hay una gran cantidad de normas y muchas de ellas son obsoletas.
En el tiempo en el que yo estuve en la Administración,
se pretendía hacer un texto ordenado de las telecomunicaciones.
Era una tarea titánica y de hecho nunca se terminó
porque, además, era muy difícil. Teníamos resoluciones,
decretos, pliegos…. Era muy heterogéneo, no se podía
establecer un orden normativo jerárquico. Yo le diría
que quizás hay proliferación de normas sin ningún
cuerpo sistematizado y, además, muchas ya están haciéndose
añicos en función del desarrollo tecnológico.
Definitivamente, todo lo que es la tecnología IP y los servicios
de Internet están resquebrajando todo lo que se escribió
hace, relativamente, poquísimos años.
Lo que he pretendido, si bien no es un proyecto
o un documento de trabajo revolucionario, es, en líneas generales,
tratar de estructurarlo. En primer lugar, tratar de no hablar de
servicios en forma individualizada. Y eso fue un desafío
muy grande. El documento habla de telecomunicaciones y no tanto
de los servicios; habla de servicios integrados y de red de un modo
más genérico, con un grado de abstracción de
manera tal de permitir la convergencia y la integración de
los servicios. Por ahí, sí está previsto que
después la reglamentación pueda, eventualmente, distinguir
por servicio. Pero, a nivel de la Ley, está más enfocado;
no hay un capítulo de servicio básico telefónico,
ni un capítulo de servicios móviles, ni de servicio
de valor agregado, ni de paging; está viendo las telecomunicaciones
en su conjunto. Por eso el nombre es “Régimen Jurídico
Básico de las Telecomunicaciones”.
Por otra parte, la discusión al nivel de
una Ley, debería empezar a abrir el camino para darle alguna
una solución al tema de la "habilitación"
que ya, realmente, no encaja dentro de este esquema de servicios
concebidos geográficamente. Como así también
a todo el tema de lo que es la distinción entre servicios
locales y servicios de larga distancia que, claramente, nos queda
como encorsetado. Y el tercer eje, desde el punto de vista fundamental,
es tratar de dar las herramientas en un proyecto de ley o en un
documento de trabajo para corregir ciertas asimetrías que
definitivamente existen.
Si queremos el desarrollo de un mercado en competencia,
es necesario que el Ente Regulador tenga las herramientas como para
fijar determinadas normas en caso de prestadores con posición
dominante o con poder significativo en el mercado.
¿La ausencia de una
Ley que esté establecida como tal, que sea definitiva, no
impide que el Estado pueda imponer su criterio social en el área?
Sinceramente creo que una Ley, obviamente, nos da
un marco legal de mucha mayor estabilidad, seguridad jurídica
y creo, definitivamente, que es necesario que el Estado defina en
un proyecto de Ley cual es su rol social, el rol público
o el rol del Estado dentro del desarrollo del mercado de las telecomunicaciones.
Pero, hay algunas reglamentaciones que nosotros hemos tenido y están
vigentes que tienen la misma jerarquía normativa y no se
aplican. El 764 tiene un reglamento de licencias, un régimen
de interconexión, un régimen de gestión y administración
del espacio radioeléctrico y tiene un reglamento de servicio
universal. Se aplican todos menos el de servicio universal. Y la
verdad es que el reglamento de servicio universal no es otra cosa
que la determinación de la política pública
que el gobierno quisiera aplicar en un sector determinado. Es decir,
si mañana el gobierno quisiera subsidiar o fomentar determinadas
prestaciones podría instrumentarlo a partir del programa
de servicio universal. Obviamente es mejor que todo esté
instaurado en la ley. Creo que es necesaria la ley y creo que el
cumplimiento del fin público va a estar mucho más
reforzado si tenemos una ley avalada por toda la sociedad, en donde
se pueda establecer, claramente, cuales son los objetivos del Estado
y los fines sociales. Pero, también creo que si el Estado
quisiera avanzar en esto podría empezar. No sé si
necesitamos esperar que se dicte la ley, que nos va a llevar un
tiempo...
¿Consultó con algunos legisladores?
¿Tuvo contacto con ellos?
No. La verdad es que, hasta ahora, no he tenido
contacto con legisladores. En realidad, es probable que sí
haya que tenerlo ahora. Sí me interesaría trabajar
con legisladores o con el que sea. Formar parte de un grupo de trabajo,
porque de hecho de eso se trata. Pero, la verdad, es que no he consultado
para la elaboración de este trabajo con legisladores. Este
trabajo implicó compañeros de acá de la oficina
y del trabajo y las distintas empresas y demás con las que
uno generalmente habla y algunos, incluso, han hecho críticas
concretas, han revisado algunos artículos y han hecho aportes
concretos. Pero, no con legisladores específicamente.
En cuanto a la evolución del aspecto tecnológico,
¿cómo ve el desarrollo del sector y cómo puede
llegar a repercutir ese desarrollo en la necesidad que se plantea
permanentemente de brindar un marco que contemple esa evolución?
Por eso creo que es importante hacer una ley que
sea lo suficientemente clara, concreta y en base a principios generales
que nos permita, de alguna manera, flexibilidad que se requiere
para el desarrollo tecnológico. Digamos, una ley excesivamente
reglamentarista y con muchos detalles, no creo que nos permita evolucionar
o contar con ella por mucho tiempo. Creo que, definitivamente, tiene
que haber un gran marco, un régimen básico y después
la reglamentación, adecuando a esos principios generales
establecidos en el marco general. Con el desarrollo tecnológico
más acelerado, estableciendo ciertos principios y otorgando
al Ente Regulador las facultades que se requieren para la adecuación
tecnológica y para el desarrollo de los servicios creo que
es como se puede solucionar el tema.
¿En el trabajo que
usted preparó, hay alguna base para que se trate el tema
tarifario?
Sí. Hay artículos específicos
respecto al tema tarifario. En realidad, en todo lo que se refiere
a ese tema, una de las pautas es que sigue poniendo el acento en
algunos principios que se establecieron en el 6290 que tiene que
ver con la regulación tarifaria para Telefónica y
Telecom. Si bien creo que uno podría dar lugar a esa discusión,
obviamente es una discusión muy particularizada, que al menos
yo no la he abierto en la ley. En eso, lo que hago, es mantener
la regulación tarifaria para el dominante, definir como dominantes
a Telefónica y a Telecom en base a lo que dijo el pliego
en su momento. En ese sentido no he innovado en absoluto, lo cual
no quiere decir que no se puede innovar. Estoy diciendo: parto lo
que tenemos hoy, de como estamos hoy.
Una ley podrá establecer un criterio general
que dirá, en aquellos casos en los que exista posición
dominante en el mercado de un prestador o donde no haya condiciones
de competencia atractiva, que habrá precios regulados. Y
podrá establecer algún capítulo o alguna metodología
de regulación de precios, en la que he intentado avanzar;
pero, muy genéricamente. Pero, digamos que esto es lo básico
en cuanto a regulación tarifaria.
En cuanto no exista competencia atractiva el Poder
Ejecutivo podrá regular las tarifas y en los casos en que
existe competencia atractiva las tarifas son libres. Este es un
criterio, más o menos consensuado, en este momento. Sin entrar
en la discusión de Telefónica y Telecom.
¿Ha contemplado usted
la posibilidad de equilibrar la relación de fuerzas entre
el usuario y las empresas?
Por eso creo que en este caso el rol de Estado es
fundamental. Actualmente hay una discusión acerca de la titularidad
estatal respecto a la prestación del servicio de las telecomunicaciones
y todo el concepto de servicio público. La verdad es que
yo no creo que se requiera hablar de titularidad estatal en el servicio
público para que el Estado entre a regular en beneficio de
los usuarios aquello que tenga que regular con toda la fuerza. Entonces,
también, hay todo un capítulo de Derecho de los Usuarios
basado esencialmente en el artículo constitucional que tienen
los usuarios a la protección de sus derechos económicos,
a tener conocimiento claro de los servicios que reciben, de la calidad
y del aviso de los cambios de ofertas. En ese sentido, existe una
Secretaría de Derechos del Consumidor que, aún al
margen de la regulación que pueda hacer el Ente Regulador
de las Telecomunicaciones en el tema específico de telecomunicaciones,
ha operado en el mercado estableciendo algunos criterios que me
parecen una actuación importante, decisiva.
Yo creo que, a veces, hay una idea de que si no
se habla de servicio público o si el Estado no tiene por
sí la titularidad de ciertas actividades, es como enerva
su capacidad ocupar o cumplir un rol de control y en beneficio de
la comunidad. Y yo creo que se pueden conjugar las dos cosas.
¿Nos podría dar una definición
del tema de radiodifusión?
En la ley o el documento no se contempla los servicios
de radiodifusión, aún cuando ha habido muchos proyectos
de radiodifusión en su momento. Creo que el más orgánico
fue el de Guillermo López y yo en ese momento hice algún
comentario. La crítica más fuerte que hice en ese
momento fue que, en realidad, no tiene mucho sentido que la infraestructura
de telecomunicaciones, y de radiodifusión, debido a los cables
que se tienden o al uso de la frecuencia, tengan que tener diferencias
de fondo en cuanto a asignación de las licencias o criterios
regulatorios. Sí creo que una Ley de Radiodifusión
tiene que ocuparse de los contenidos de la radiodifusión,
que son muy especiales y muy específicos. Creo que eso sería
estructuralmente bueno. De todas maneras, no creo que estemos en
condiciones de dar ese debate.
En general, todos los proyectos de ley que se han
venido presentando a lo largo de estos años, mantienen la
separación estructural de estas dos industrias. De hecho,
el único intento de unificar en un ente regulador la regulación
terminó en nada. Por eso, el punto de partida de este documento
es dentro del marco de algunos consensos básicos que existen
en el sector.
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