I
Somos hijos del Siglo XX. Todos convivimos, de
algún modo, con Adolf Hitler y con Josip Stalin, con Sigmund
Freud y con Albert Einstein.
Mientras en el Viejo Continente, arrasado por dos
guerras, los enemigos de ayer han constituido la Europa Unida de
hoy y compiten con los Estados Unidos en calidad de vida y en poder
económico y político. Mientras mil doscientos millones
de chinos despertaron del letargo y se constituyeron en una de las
mayores potencias mundiales. ¿Qué ha ocurrido en la
Argentina?
Vivimos mirando hacia el pasado para explicar el presente y una
y otra vez volvemos a comenzar.
Por imperio de las mutaciones de gobiernos militares
y civiles, de radicales y peronistas o de peronistas entre sí,
llevamos casi un siglo de irreconciliables alternancias entre liberales
y populistas que hacen tabla rasa, aún con los avances positivos,
del turno anterior.
Hay más fuerza en el pasado, para separarnos
que en el futuro, para unirnos.
Pero ¿qué tiene que ver esta reflexión, sobre
la decadencia del país, con el análisis que estamos
obligados a hacer sobre nuestro sector?
¡Mucho!
Observar lo ocurrido en las telecomunicaciones,
una de las áreas donde hemos alcanzado los logros estructurales
más significativos e irreversibles de los veinte años
de democracia, ayuda a mirar al futuro con optimismo, a elegir mejor
y a reconocer que, cuando las cosas están bien hechas, los
pueblos no toleran la vuelta atrás.
Además, con el campo –los alimentos–
y el petróleo –la energía–, las comunicaciones
constituyen un trípode sobre el que podemos pensar un futuro
mejor para millones de compatriotas que apenas sobreviven en la
miseria, condenados por errores cometidos por otros.
Un país, al que no le faltan recursos naturales,
ni infraestructuras claves, como las comunicaciones y que ocupa
el primer lugar, por desarrollo humano, entre las naciones de América
Latina, no puede quedar en el segundo lugar –después
de Irak– en materia de riesgo-país, arriba de Angola,
Kenia y Nigeria 1 . No hay pasado que lo explique.
II
En el mercado de las comunicaciones continúa
el boom de ventas de celulares,
liderados por el reposicionamiento de CTI, a partir de una agresiva
política de ventas y de una oferta de cobertura nacional
con redes GSM.
Este avance, no es casual. Como ya lo remarcamos
en ediciones anteriores, el empresario mexicano Carlos Slim está
decidido a liderar el sector en la Argentina. Para ello ha dispuesto
invertir algo de su fortuna personal –del orden de los 7.000
millones de dólares, que lo hace el hombre más rico
de Latinoamérica– en la compra de Telecom Argentina
y su subsidiaria de telefonía móvil: “Personal”.
La pulseada es con Marco Tronchetti Provera de 56 años, de
una familia de poderosos armadores navieros, Presidente de Pirelli
y de Telecom Italia, que parece mostrar mayor interés en
los Estados Unidos que en América Latina ya que Preside el
Consejo para las Relaciones entre Italia y los Estados Unidos, es
miembro del Consejo Internacional del J. P. Morgan y del Comité
Consultivo Eurepeo del New York Stock Exchange.
Slim quiere incluir en la compra de Telecom la
operadora celular. Si lo consigue, equilibrará el poderío
del otro gran player con el que compartirán el sector: Telefónica
de Argentina. Se repartirán los servicios de telefonía
fija y el control de las cuatro celulares: CTI y Personal, los mejicanos
y Unifón y Movicom, los españoles.
III
Dedicamos buena parte de este número a la
temática de la radiodifusión, apuntando a la calidad
de los contenidos y a la definición de las responsabilidades
de los medios oficiales, con las valiosas opiniones de Jorge Maestro
y Pepe Eliaschev.
En materia de telecomunicaciones, insistimos en
la necesidad de dar a conocer las normas más importantes
vigentes en países del primer mundo, completando esta vez,
la publicación de la ley española.
Finalmente, deseamos recordar que nuestras páginas
están abiertas a las opiniones y comentarios, o a las críticas,
de los hombres y las mujeres del sector. Las esperamos con mucho
interés.
|