Día Internacional de la Mujer

Hoy, como cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y desde hace algunos años, esto implica poner de manifiesto las distintas violencias que sufre la mujer y que en nuestro país, se traducen en el asesinato de una mujer cada 28 horas.

Creemos que es necesario redoblar los esfuerzos para terminar con los femicidios, la violencia y vejaciones a las que estamos expuestas diariamente las mujeres; resulta necesario acabar con la lógica machista que nos oprime, apoyar la participación y promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Tenemos el derecho de concretar todos nuestros sueños y anhelos, no obstante, las cifras de los femicidios nos alertan y nos duelen, sabemos que la violencia hacia las mujeres y minorías no cesa. 

En la primera semana de marzo, tomó estado público la triste noticia de un nuevo caso de violación a una mujer de 20 años, perpetrada por un grupo de 6 hombres, a plena luz del día en Palermo. Asimismo, días atrás, detuvieron a un hombre que conducía un auto usando una reconocida aplicación prestadora de servicios de movilidad, quien drogaba y luego abusaba de las pasajeras, una y otra vez, ya que en cada oportunidad que salía a trabajar, cambiaba su perfil, el número de teléfono y el email.

Podríamos seguir con una penosa enumeración de sucesos que definitivamente no son hechos aislados, sino que es violencia estructural y cultural, violencia que debe llegar a su fin, porque no podemos seguir pagando con nuestras vidas.

 Al complejo escenario de violencia en las calles, se le suma la inseguridad vivida en los hogares. ¿Cuál fue el saldo de la pandemia del COVID-19? Evidenció las desigualdades existentes y particularmente la injusta división del trabajo y de las tareas de cuidado que, desde una matriz cultural sumamente machista, recaen mayormente en las mujeres. También arrojó el espantoso número de 288 femicidios cometidos entre el 20 de marzo de 2020 y el 19 de marzo de 2021, es decir, 1 femicidio cada 30 horas durante el año de pandemia.

A esto, se le suma el accionar de los medios de comunicación, revictimizando y visibilizando únicamente a la víctima y no al agresor y que, solo la mitad de las mujeres que denunció hechos de violencia tuvo una respuesta judicial satisfactoria, evidenciando un entramado social y cultural sostenido por premisas antiguas que sólo acentúan aún más la desigualdad  y penalizan la diversidad.

Es urgente que todas las instituciones transformen sus prácticas machistas y las conduzcan a una toma de decisiones y acciones con un enfoque interseccional  y transversal que nos incluya. Hay que exigir al Estado que revea y transforme sus prácticas, que se desarrollen e impartan programas sólidos de educación en materia de género, que la ESI  este efectivamente presente en todos los niveles educativos junto a la Ley Micaela.

Por todo lo antes expuesto, es que, como Área de Igualdad de Género y Diversidad, no vamos a parar, los Derechos de los que hoy gozamos las mujeres no fueron pedidos, fueron conquistados y hoy precisamos que en todas las órbitas estén garantizados. Estaremos siempre del lado de la mujer y las diversidades para que podamos disfrutar de una vida plena, libre y en igualdad de oportunidades. Estaremos visibilizando cada desigualdad existente, que nos conduzca a patrones de desventajas y nos posicionen por debajo de los hombres, en relación con la economía, aptitudes y conquistas.

Será entonces nuestro norte una educación respetuosa de la diversidad social, cultural, étnica, etaria, de condición física y hoy especialmente de las mujeres, que cuestione estereotipos, que deconstruya idearios y que revierta prácticas discriminatorias, como un sostén para acabar con la violencia que nos está matando. No son hechos aislados. Es estructural y el cambio hoy más que nunca nos involucra a todas y a todos.

Todas las luchas que nos preceden son la memoria y la fuerza que nos guía hacia el acceso a nuestros derechos. Vivas, libres, con autonomía económica y sin miedo nos queremos.

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