Hoy tenemos la alegría de celebrar un nuevo aniversario de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina, que se llevó a cabo un día como hoy en 2010. 

Con la entrada en vigencia la Ley N° 26.618, se dio un hito fundamental en la conquista de derechos, Argentina fue el primer país latinoamericano en reconocer este derecho a la población LGBTIQ+, que mucho venía esperando por poder alcanzar la igualdad de derechos en materia social y civil, abriéndoles las puertas a por consolidarse como familias ante la sociedad, no sólo en el matrimonio, sino en la adopción.

 

El ser humano es un ser que se distingue de los animales, tan sólo por el habla, muchas veces algo tan sencillo como las palabras se menosprecian, pero tienen el poder de cambiar la realidad, tal es así que, con un párrafo pequeño, a partir de esa fecha, los contrayentes de un mismo sexo, podrían casarse libremente. 

 

“El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”. 

 

(Art. 2° de Ley N° 26.618)

 

Estas prácticas son las que transforman la forma de vivir, no sólo de las personas a quienes beneficia, sino que genera un efecto de visibilización y exteriorización de necesidades que es contagioso y va cambiando patrones arraigados y formas de pensar que sólo tienen la lógica heterocis dominante. Así como sucedió con la Ley de Matrimonio Igualitario, que luego de ser sancionada por Argentina, tuvo efecto contagio en Brasil y Uruguay en el año 2013, y Estados Unidos en el año 2015. Desde el Área de Igualdad de Género y Diversidad para estudiantes, tenemos el compromiso de acompañar a este movimiento y de incentivarlos a continuar cambiando la realidad con luchas históricas que paso a paso les devuelven derechos e igualdad, de la que nadie debe ser privado, porque todas las personas somos iguales y merecemos tener las mismas oportunidades, inclusive de amar.