Día de la solidaridad con las personas intersex
El domingo 8 de noviembre se conmemora el día de la Solidaridad con las Personas Intersex. La fecha fue propuesta por la Organización Internacional de Intersexuales (OII) en conmemoración del nacimiento de Adélaïde Herculine Barbin, ocurrido en Francia del año 1838 y quien fue la primera persona intersex reconocida durante su época.
Educada y criada como mujer desde su nacimiento, fue declarada varón luego de un examen médico a la edad de 30 años. En atención a ello, le cambiaron su nombre por uno masculino y la obligaron a vestir ropa de dicho género. Dichas imposiciones provocaron su posterior suicidio.
Ante todo se suele presuponer que el mundo se divide en dos grupos de personas claramente definidos, el masculino y el femenino. Que las características biológicas y genéticas de todas las personas encajan en una de ellas. Sin embargo, no siempre es así, ya que las personas intersexuales son aquellas que han nacido con órganos ambiguos y con conjuntos de cromosomas que no implican ser ni uno ni otro. La palabra intersex es un término general que se utiliza para describir una amplia gama de variaciones naturales que afectan a los genitales.
A través de cirugías y otras intervenciones médicas en la que se opera de una manera u otra los genitales, con el fin de asignarles un género, las personas intersex son víctimas de la vulneración de su derecho a la integridad física y al libre desarrollo y expresión de su identidad de género autopercibida.
Es necesario enfatizar, también, que estas intervenciones suelen impactar negativamente en el bienestar psíquico y físico, ya que generan consecuencias irreversibles de muy variado orden: desde dejar cicatrices severas y generar dependencia de medicación, hasta provocar infecciones urinarias, reducción o pérdida de la sensibilidad sexual y esterilidad. Pero, la consecuencia fundamental y más preocupante es la violación de la autonomía y la integridad personal.
Desde el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes, creemos que debemos concientizar, en memoria de Barbin y de todas las personas intersex, las consecuencias y discriminación que sufren dichas identidades; y, por tanto, defender sus derechos mediante la visibilización por el reconocimiento de la intersexualidad como parte de la diversidad corporal humana. Nuestro deber es abrir la conciencia para que todas las infancias y las juventudes con cuerpos intersex puedan ser las personas que ellas deseen ser.
Analizar la diversidad corporal permite explicitar y desnaturalizar las normas sociales que instauran y reproducen cuáles son los cuerpos deseables, válidos y legítimos.