La Profesora Virginia Biurrun nos cuenta:

 

Las clases de Yoga son a través de la plataforma Zoom los martes y jueves a las 16:30 hs.

 

Es una actividad que los/as alumnos/as recibieron con mucho entusiasmo y su implementación de la forma “on line” superó todas las expectativas.

 

Incluso personas que nunca habían realizado clases de yoga se “acercaron” y pudieron experimentar los enormes beneficios que esta práctica milenaria ofrece, tanto a nivel mental como también emocional, mental y espiritual.

 

Además, se logró la formación de un sólido grupo en donde cada uno/a de forma individual se convirtió en una parte muy importante del TODO, haciendo que cada clase sea especial, única y algo que finalmente “moldeamos” entre todos/a.  

 

Las reuniones se fueron transformando en una experiencia muy enriquecedora, en donde todos pudimos entender que la situación actual que estamos viviendo es una gran posibilidad para empezar a estar mejor, a cuidarnos en cuerpo y alma, y a hacer las auténticas “actividades esenciales” (las que nos hacen bien y nos llenan el corazón).

 

Gradualmente, el yoga nos ayudó a conocernos un poco más profundamente a nosotros/as mismos y a mejorar y fortalecer los vínculos con los/as demás.

 

Esta pandemia nos permitió poder ver la oportunidad en la crisis, la posibilidad de reinventarnos, transformarnos y crecer en todos los aspectos posibles.

 

También nos ayudó a entender que la “distancia” se puede achicar con presencias que aunque sean  “virtuales” a veces son más reales, sinceras y espontáneas que las que conocíamos en la “vieja normalidad”.

 

Quizás estas clases virtuales no llegaron para quedarse pero si vinieron para ayudar a muchas personas a sentirse más plenas y así acercarse un poquito más a esa felicidad que todos/asClas tanto anhelamos y que está más cerca de lo que comúnmente pensamos ...

 

Creo que así, muy probablemente, finalmente podremos concluir que “salimos” de esta cuarentena con una versión mejorada de nosotros mismos.