Diversidad sexual y movilidad humana

En el marco del ciclo de conferencias magistrales sobre “migrantes y protección de refugiados”, organizado en conjunto por la Dirección de Relaciones Internacionales, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el pasado 13 de octubre en la Sala de Audiencias se realizó la conferencia “Diversidad sexual y movilidad humana”.

En este marco, brindaron su aporte Lucas Ramón Mendos (Secretaría DD.HH. provincia de Bs. As.) y Diana Maffia (Dir. del Observatorio de Género en la Justicia en Consejo de la Magistratura, CABA).

Tras una breve introducción por parte de Diana Español, directora de Relaciones Internacionales, Lucas Ramón Mendos se refirió al sistema de género como puntapié para entender la diversidad sexual y de género. Este sistema, indicó, plantea como valores legítimos, legibles, convalidados a dos valores específicos de hombre y mujer, que traen contenido propio y que deben respetar esos requisitos para integrar ese binario, que son rígidos y se establecieron de forma social, histórica y cultural. Estos dos elementos se rigen por normas que establecen cómo es natural, normal y deseablemente la relación entre uno y otro, que es lo que conceptualmente se caracteriza como la heteronormatividad: aquello donde la relación heterosexual está contemplada como la norma y que es aquello a lo cual debemos orientarnos necesariamente. “Subvertir cualquiera de estas normas tiene un costo, que muchas personas pagan con su vida misma, su integridad personal o psicológica”, reconoció y subrayó que esta estructura ha comenzado a resquebrajarse con base en el activismo y la lucha de grupos sociales que están oprimidos por estos discursos y que comienza a legitimarse el espectro de la diversidad sexual, basado en la dignidad y la libertad de cada persona de vivir su propia sexualidad y su propia experiencia de género.

Con relación a las migraciones del colectivo LGTB, puntualizó el lugar a donde migrarán es donde los índices de criminalización sean menores, donde la violencia sea menor y donde haya algún tipo de reconocimiento, en la medida de lo posible. Sin embargo, expuso que “en su tránsito, también encontraran parte de las cuestiones de las cuales se intenta huir. La violencia y la discriminación estarán presentes, en especial, respecto de la arbitrariedad de las agencias migratorias” y detalló que “las personas que mayor vulnerabilidad muestran son las personas trans que no cuentan con documentación que sea acorde con su identidad de género”.

Por su parte, Diana Maffia contó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos confirmó cómo la vulnerabilidad estructural de las personas migrantes se agrava por muchos otros factores: diversidad basada en la raza, color, origen nacional o social, idioma, nacimiento, edad, sexo, orientación sexual, identidad de género, posición económica, religión u otra condición social.

Asimismo, puso de manifiesto la necesidad de pensar que no son cada una condiciones que pueden generar vulnerabilidad, sino que la vulnerabilidad estructural viene por la interacción de todas estas condiciones. Por lo tanto, enfatizó que el análisis académico o en políticas públicas la situación de las personas migrantes se debe hacer de manera interseccional.
Seguidamente, expresó que quien más ha sistematizado estudios sobre personas travestis y tras en nuestra ciudad y en nuestro país, es Lohana Berkins.

“Cuando comenzamos a analizar la situación de travestis en la Ciudad, la mayoría de ellas está en prostitución por muchas de las cuestiones que se van sumando: echarlas del hogar, echarlas de la escuela, no darles oportunidades laborales, un documento que no coincide con su expresión de género, comienza a tener imposibilidad de supervivencia y el lugar que se interpreta como rótulo cuando se ve una travesti en la calle es un cuerpo accesible a cambio de dinero”, afirmó.

Luego, se enfocó en los datos del libro La revolución de las mariposas. “El 82.2% de travestis y mujeres trans no son oriundas de la Ciudad de Buenos Aires. El 25% de ellas migró a la Ciudad antes de los 18 años, el 61% entre los 18 y los 29 y el 12% luego de los 30. Los destinos de estas personas según las edades también son distintos”, especificó y reflexionó que existe una significativa interrelación entre los procesos migratorios y la manifestación social de la identidad o expresión de género.

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