Ciclo de almuerzos académicos para profesores de la Facultad: La reforma judicial y sus límites
El pasado 26 de septiembre en la Sala de Profesores se llevó adelante otro encuentro del ciclo de almuerzos académicos para profesores de la Facultad. En esta oportunidad, disertó el profesor titular consulto de Sociología, Felipe Fucito, sobre "La reforma judicial y sus límites".
Tras una breve introducción por parte de la decana Mónica Pinto, Felipe Fucito comenzó su ponencia haciendo una mención de honor a una serie de juristas que, a su parecer, deben ser recordados. En este sentido, sostuvo que citamos muchas veces a Alberdi pero nos olvidamos cuando él manifestaba que lo que dicen las leyes son palabras vacías si no se reducen a hechos por la mano del juez, que en último resultado es quien las hace verdad o mentira y agregó que aparece como un precursor del realismo jurídico, al igual que Juan Agustín García. En cuanto a este último, manifestó: “Nos dejaba enseñanzas interesantes sobre los límites que venían de la historia”.
Más adelante, hizo mención de figuras como Ernesto Quesada, Juan Carlos Rébora, Alfredo Colmo. “Hay que modificar las costumbres y los sentimientos para que se siga una concomitante variación de la conducta y los resultados. La reforma en esto, como en todo, no está en las leyes, sino en los hombres. Pero nosotros tenemos el fetichismo de la reglamentación a la cual atribuimos mil milagros y virtudes que jamás llegan”, expresó Fucito, citando a Alfredo Colmo.
Hacia el final, subrayó que “el juez continental apegado al expediente no nos sirve más y está demostrado que es un juez caduco. Puede estar aferrado al expediente en cuanto a una verdad objetiva, pero el juez no puede estar encerrado en su despacho pensando que su verdad está en una biblioteca sin mirar la luz por la ventana”.
En cuanto a los problemas que enfrenta la reforma judicial, el orador indicó que el sistema judicial es parte de la sociedad, por lo tanto la reforma no va a ser mejor que aquellos que reforman y que la sociedad a la que está dirigida. Además, los sistemas administrativos y políticos están combinados. Entonces, si el político desprecia al técnico va a ser un difícil resolver el tema. “La realidad existe, nosotros no podemos solo cambiarla con la ley”, concluyó.