Jornadas en homenaje a Carmen María Argibay

El Programa Permanente de Género y Derecho del Observatorio de Género en la Justicia y el Centro de Formación Judicial junto al Programa de Actualización en Género y Derecho de nuestra Facultad y la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina organizaron los días 1º y 8 de julio dos jornadas en memoria de la ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carmen María Argibay.


Género y Enseñanza del Derecho

La primera actividad se desarrolló el 1º de julio en el Salón Verde, donde los disertantes expusieron sobre “Género y Enseñanza del Derecho”. El Secretario Ejecutivo del Centro de Formación Judicial, Eduardo Molina Quiroga expresó unas palabras introductorias; mientras que el profesor Leandro Vergara coordinó la mesa conformada por la Decana Mónica Pinto, Virginia Simari, Martín Böhmer, Roberto Saba, Paola Bergallo y Roberta Ruiz.

Al tomar la palabra, la Decana Mónica Pinto afirmó que aprendió varias cuestiones de género de Argibay y destacó el énfasis que ella hacía en la educación. “La Universidad debe plantearse el enfoque de género como una suerte de actividad permanente hacia su interior, y también como parte de las actividades centrales de la Facultad”, aseveró. En idéntica tesitura, consideró que la discriminación contra la mujer es un comportamiento aprendido, no innato, por lo que puede modificarse, aun cuando para ello haya que lograr la modificación de los patrones socioculturales. “Con base en estas dos ideas, planteamos un programa de género y derecho que tiene por objeto generar un proceso de visibilidad de la conciencia de género para poder incorporarla a la enseñanza, a la investigación y a la extensión, para poder llegar no solo a las colegas profesoras, sino también a las estudiantes”, sostuvo. Seguidamente, entendió que un programa de género al interior de toda la UBA, y no solo de la Facultad de Derecho, podría naturalizar el acceso a la gestión en todos los niveles por parte de las mujeres. En este sentido, recordó las Decanas y Vicedecanas que ha habido en las distintas casa de estudio de la UBA. Por otra parte, indicó que si bien el movimiento de mujeres ha tenido reproches para el movimiento de derechos humanos porque considera que la mayoría de las normas son bastante neutras en relación con el género, hay ciertos instrumentos de derechos humanos que pueden llegar a ayudar a la causa de género y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) es uno de ellos.

A continuación, la presidenta de la Asociación de Mujeres Jueces de la Argentina, Virginia Simari, expresó, citando a Argibay, que “ser feminista no significa aprobar todo lo que haga cualquier mujer en cualquier momento, sino trabajar para hacer cumplir y defender sus derechos, los derechos de las mujeres”. La oradora resaltó que esta cita se vincula estrechamente con la enseñanza del Derecho. “La clave va a ir por el lado de la formación, porque la cultura que nos hace estar como estamos es adquirida. No hay otra herramienta con la que lidiar”, señaló. De esta manera, Simari remarcó la importancia de la formación en la enseñanza primaria, secundaria y en otros ámbitos universitarios donde se forman profesionales de distintas disciplinas. “Si solo lo abordamos a la hora de la formación universitaria, estamos llegando tarde”, advirtió. Así, consideró que la perspectiva de género es un ingrediente adicional que se debería aportar a los cuadros universitarios. “Desde AMJA trabajamos junto a otras organizaciones intermedias vinculadas con la misma problemática y expertos en educación en la redacción de los primeros lineamientos de un proyecto de ley que incorpore la perspectiva de género en la enseñanza escolar”, puntualizó.

A su turno, Martín Böhmer, profesor de la UBA e investigador del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), declaró que a partir de la década de 1980 se pasó de un Estado centralizado, autoritario y excluyente a una democracia constitucional. “En 1983, la Argentina decidió ser una democracia constitucional por primera vez en su historia”, describió. En una democracia constitucional, se encuentran instituciones no acostumbradas a recibir este desafío. “La política en el Poder Judicial va mucho más adelante que otras instituciones que tienen que hacer honor a esta reconfiguración del Estado argentino, entre ellas, la Facultad del Derecho”, manifestó. Esto no es casual, teniendo en cuenta que las facultades de Derecho tardaron 20 o 25 años en aggiornarse. En cada momento histórico, las facultades de Derecho trabajaron mucho para reconfigurar los planes de estudio, las prácticas en el aula y los materiales necesarios. “En las facultades de Derecho de Argentina y Latinoamérica estamos enseñando un Derecho que no está más vigente”, entendió. En ese sentido, consideró: “Lo que no hay es una práctica articulada capaz de ser enseñada en una Facultad de Derecho con perspectiva de género, porque tampoco hay perspectiva de ética profesional, perspectiva globalizada, perspectiva constitucionalizada”. De acuerdo con Böhmer, esto se debe a un hecho histórico que es la transición de un sistema político autoritario a un sistema político democrático. Resumiendo, declaró que la oportunidad que se nos presenta hoy es hacer funcional la Facultad de Derecho al desafío de la democracia constitucional contemporánea. “Si uno no enseña perspectiva de género en todas las diferentes exdivisiones que tenía el Derecho codificado del pasado es porque no está enseñando Derecho vigente”, enfatizó.

Seguidamente, Roberto Saba, Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo y profesor de la UBA, recordó que en enero de 2002 pensó, junto a Víctor Abramovich y Manuel Garrido, en reformas estructurales de la Corte Suprema, que no solo apunten a un cambio de nombres sino de instituciones. Así, se produjo un documento que realizaba algunas propuestas vinculadas con cambios en el mecanismo de selección de jueces, sin alterar la letra de la Constitución, siendo uno de estos cambios que el Poder Ejecutivo hiciera público el nombre de los candidatos a nominar antes de mandar el nombre al Senado. “Lo que me lleva a hablar de Carmen es que deslizamos en ese documento que cuando se nominaran jueces a la Corte debía prestarse atención al equilibrio de género”, puntualizó. El disertante subrayó que esto produjo un debate posterior que causó la presión suficiente para que dos nominaciones fueran de mujeres. Con relación a la educación jurídica, Saba trajo a colación un trabajo donde se dice que la agenda de reforma educativa tiene que ver con los contenidos, el ambiente donde se desarrolla la actividad académica y el acceso de mujeres a posiciones de poder.

Seguidamente, Paola Bergallo, profesora de la Universidad de Palermo e integrante del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la CABA, se refirió por un lado, a las conexiones entre el género y la enseñanza del Derecho basadas en el legado de Argibay en torno a la enseñanza del Derecho y el género; y, por otro, a una investigación realizada en 2005 sobre género y enseñanza del Derecho en cuatro facultades de Derecho de Buenos Aires. “La doctora me enseñó dos virtudes que creo que son importantes para la abogacía pero también para la abogacía feminista: la honestidad y la valentía”, sostuvo. En referencia a la investigación realizada, Bergallo señaló que produjo cambios y mejoras. “Solo plantear la mirada de lo que nos falta es un poco negar por acción u omisión la lucha de las personas que nos precedieron”, subrayó. En este sentido, ha habido cambios que si bien no se reflejan discursivamente en la presentación del plan de estudios, se reflejan en materias, cambios docentes y programas. “Ha habido una infinidad de materias en las que se han transversalizado los contenidos de género”, agregó.

Finalmente, Roberta Ruiz, integrante del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la CABA, expresó que el Observatorio de Género es en alguna forma producto de las prédicas y enseñanzas de la Dra. Argibay. Si bien Ruiz no proviene del Derecho, explicó que una de las primeras tareas en el Observatorio fue una investigación vinculada con intentar hacer una línea de base para conocer las percepciones acerca de los sesgos de géneros entre los operadores y operadoras de la justicia de la Ciudad de Buenos Aires. De esta manera, se podrían evaluar las intervenciones en cuestiones de género y enseñanza a futuro. En relación con los resultados de esta investigación, Ruiz afirmó que para ocupar el mismo cargo las exigencias educativas sobre varones y mujeres eran diferentes porque, por ejemplo, las magistradas tenían un nivel educativo más alto que el de los magistrados. “Lo que intentábamos mostrar en cuanto a la formación y capacitación de género era qué demandaba o qué tipo de capacitación en género venía teniendo esa gente y sobre la que teníamos que intervenir a posteriori”, explicó. Asimismo, cuando se los consultaba acerca de que si habían tenido alguna capacitación en género, la proporción era muy alta, pero la mayoría había participado de cuestiones informales, como talleres o seminarios, pero no habían tenido una formación en materias de grado o posgrado.


Género y formación del Poder Judicial

El segundo encuentro tuvo lugar el 8 de julio y versó sobre “Género y formación del Poder Judicial”. La actividad fue coordinada por Sandra Fodor.

La jornada comenzó con la exposición de Susana Medina, Vicepresidenta del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, quien caracterizó a Argibay como “una brillante abogada y una mujer de profundas e inclaudicables convicciones democráticas que supo imponer su espíritu y su pensamiento crítico y constructivo”. Asimismo, agregó que supo transmitir sus ideas con valentía, aun a riesgo de perder su libertad como sucedió el 24 de marzo de 1976, cuando fue arrestada sin justa causa y permaneció detenida sin el debido proceso legal. Del mismo modo, subrayó que fue reconocida en todos los ámbitos como una jueza independiente e imparcial. “En el proceso de selección se manifestó sin dudas y con valentía sobre temas sensibles como la despenalización del aborto y su ateísmo militante, lo que le valió críticas e injustas calificaciones”, recordó. De esta manera, remarcó también que “más que una jurista fue una humanista, su indudable e incuestionable liderazgo moral es nuestro modelo a seguir”. Por otra parte, opinó que se debe seguir trabajando a favor de los derechos humanos de las mujeres.

Seguidamente, Flora Acselrad, responsable de la Unidad de Gestión de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, remarcó que “quienes acompañamos a la Dra. Argibay desde la Oficina de la Mujer tenemos la sensación de estar participando de una pacífica revolución a favor de los derechos humanos de las mujeres que cambiará el mundo”. En este sentido, Acselrad mencionó que uno de los principales proyectos de la Oficina de la Mujer es la creación de un plan para capacitar al Poder Judicial en temas de género. “Se necesitaba que esas personas pudiesen tener una mirada de género que les permitiera poder visualizar estas cuestiones para aplicar la perspectiva de género en los casos concretos”, dijo Acselrad. Este plan de capacitación generó una multiplicidad de programas. “Ha aumentado exponencialmente la cantidad de sentencias que se refieren a la temática. No todas las sentencias aplican correctamente la perspectiva de género, pero por lo menos la nombran y hablan del tema”, destacó. Para finalizar, declaró que, pese a su partida, el proyecto con el que alguna vez Argibay soñó y logró poner en marcha sigue hoy su rumbo propio.

A continuación, Silvia Martínez, miembro de la AMJA, explicó que sin educación no hay ninguna transformación posible. “Cuando la educación va de la mano del ejemplo de vida, el efecto es arrollador. Carmen fue una educadora, pero sobre todo fue una educadora a través del ejemplo de vida”, enfatizó. De esta manera, la oradora expresó que Argibay mostró cómo ejercer el poder siendo mujer. Además, Martínez evocó que el despacho de Argibay mantuvo sus puertas abiertas y que jamás hizo distinciones de ninguna clase, a pesar de ocupar tan importante cargo. “Carmen, como gran educadora, comprendió que educar no es entrenar, sino liberar; que no se trata solo de producir competencias, sino de producir personas que luchen, que sueñen y transformen el mundo”, agregó. En la misma línea argumental, la oradora aseveró que la educación en el Poder Judicial debe estar orientada a una nueva manera de significar el mundo a través de las sentencias, de las ideas y de los valores democráticos respetuosos de los derechos humanos.

A su turno, Beatriz Kohen, integrante del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la CABA, estuvo muy comprometida con el tema de esta jornada en su homenaje. “En el año 1997 impulsó este programa llamado ‘Hacia una jurisprudencia de la igualdad’ y tenía como objetivo introducir la perspectiva de género en el razonamiento judicial”, evocó. Hizo referencia a una encuesta realizada por el Observatorio de Género, sosteniendo que “recogimos muy buenas noticias (…) descubrimos que una gran proporción de los operadores y operadoras de la justicia de CABA participaron de algún programa de participación en género durante los últimos tres años”. Además, las personas que contestaron la encuesta consideraron, en su mayoría, que la capacitación en género es muy importante para el desarrollo de su tarea.

Finalmente, Elena Highton de Nolasco, Vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, evocó los primeros tiempos de Argibay, recordando su época como jueza de primera instancia.

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