La Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en la historia argentina. Su inserción en el siglo XX
Proyectos UBACyT
Director: Tulio Eduardo Ortiz
Codirector: Raúl Arlotti
Código: 20020130100068BA
Contacto: tulioortiz@derecho.uba.ar
Inicio: 01/08/2014
Finalización: 31/07/2017
Tipo de proyecto: Grupo Consolidado
INTEGRANTES | |
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N° | Nombre y apellido |
1 | Agustín Alejandro Cárdenes |
2 | Verónica Inés Lescano Galardi |
3 | Eduardo Barbarosch |
4 | Martín Alberto Testa |
5 | Estefanía Paola Cuello |
6 | Luciana Beatriz Scotti |
PALABRAS CLAVE
UBA
Facultad de Derecho
Historia
RESUMEN
En primer lugar, constatamos a la historia oficial que necesita de la legitimidad normativa. Cómo es esto? La legitimidad de la historia oficial dependía de la legitimidad de la clase política que la utilizaba como ideología o justificación de su poder. Esta clase política precisaba –sobremanera antes del proceso iniciado por Sáenz Peña -, de la Constitución de 1853 para ejercer el gobierno. Sin la Constitución del 53 no hubieran sido legítimas ni las denominadas “presidencias nacionales” (1862/80), ni el programa del 80, ni –extremando el análisis- la ley Sáenz Peña y la participación política inaugurada entonces. Pero esta legitimidad normativa que la Constitución del 53 le transmitía a la clase política, era retribuida por esta, confiriéndole legitimidad histórica a la Constitución del 53. El relato histórico, ergo, puede lograr tanto un efecto como el otro, legitimar o deslegitimar, dependerá del consenso, mayor o menor de la autoridad que efectúa el relato (van Dijk, 1999). A la historia oficial no le bastaba con argumentar que la Constitución de 1853 era válida en función de los pactos preexistentes, o por haber sido sancionada por una Convención Constituyente. Eso era suficiente en el ámbito jurídico pero no en el ámbito histórico. Detrás de la Convención Constituyente y del Acuerdo de San Nicolás estaba la victoria de Caseros y a ella debía justificarse. Si Caseros era el resultado del triunfo de la libertad sobre la tiranía, de la justicia histórica sobre la falla histórica, todo lo subsiguiente debía quedar justificado, por consecuencia. De la legitimidad de Caseros dependía la legitimidad de la Constitución del 53 y de ella, a su turno, la justificación de la clase gobernante para, inclusive, construir la legitimación histórica. En este proceso de legitimación la intelligentsia cumple un rol fundamental. Pero también lo tiene en la acción política, social y aun militar. Es aquí donde buscaremos detectar, específicamente, el rol de la intelectualidad que tenía como espacio la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, antes y después de 1880.