Hall de la Reforma Universitaria
En este luminoso espacio se encuentran estatuas de bronce de Antonio Malaver y José M. Moreno que originalmente estuvieron emplazadas en el frente del edificio de Moreno 350. Otra escultura en bronce de José M. de Estrada y varios bustos en mármol de personalidades del Derecho.
También se puede apreciar la obra "Paisaje Portuario", de Benito Quinquela Martín, que originalmente estuvo ubicada en la pileta cubierta de este edificio. Esta obra de 5,17 por 4,70 metros, elaborada en placas de metal esmaltado, fue reubicada en este espacio por razones de conservación.
El 19 de junio de 2018 la Facultad conmemoró el Centenario de la Reforma Universitaria con el descubrimiento de la obra ganadora del concurso de pintura mural que organizó la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil. Las autoras del mural del Centenario de la Reforma Universitaria, que integran el grupo Nereidas R, son Inti Paula Escobar, Marila Tarabay y Alejandra Zeme. El jurado estuvo conformado por Mónica Pinto, Oscar Zoppi, Francisco Alfonsín, Zulma García Cuerva, José Miguel Onaindia, Diana Saiegh y Jesús Marcos.
También se inauguró el hall de la Reforma Universitaria, galería que plantea un recorrido histórico sobre la Reforma en nuestra Facultad, continuando con las reivindicaciones de los estudiantes reformistas que en 1918 luchaban por la democratización de la enseñanza, la renovación de las estructuras y los objetivos de las universidades.
El acto contó con las palabras de la profesora Mónica Pinto, presidente del jurado del concurso, el decano Alberto J. Bueres y el vicerrector de la UBA, Juan Pablo Mas Velez.
La Gesta estudiantil por la democratización de la enseñanza
Facultad de Derecho UBA, 1871
A fines de 1871, el estudiante de segundo año Roberto Sánchez, de 20 años de edad, se suicidó pocas horas después de ser reprobado en una mesa examinadora. Era considerado un joven "de talento, sensato, discreto y buen estudiante". Para sus compañeros, la reprobación en el examen de Derecho Romano había sido una gran injusticia, provocando un movimiento de protesta por parte de los estudiantes, quienes pedían la destitución de los profesores que habían formado la mesa examinadora.
Los estudiantes publicaron un manifiesto exigiendo la reforma del régimen de exámenes: "Pende de las mesas examinadoras nuestro honor y reputación de buenos estudiantes, y queremos garantizarlas de toda imparcialidad en la clasificación de los exámenes. Los catedráticos se presentan el día del examen con las simpatías y antipatías contraídas en la enseñanza diaria, con las recomendaciones de los poderosos, o de personas que les son afectas, y digámoslo de una vez, influenciados por el dinero. Hay excepciones a este último grave cargo, pero el mal debe ser cortado de raíz".
Este movimiento denominado "13 de diciembre" dio origen a la "Junta Revolucionaria pro Reforma Universitaria". El Movimiento que se conformó persuadió el Rector de la necesidad urgente de preparar una ley orgánica de instrucción pública que "abrazara todos los ramos".
El Estatuto Universitario que se elevó al Gobierno para su aprobación, a principios de 1872, ya adoptaba los principios de autonomía, gratuidad y enseñanza libre.
Facultad de Derecho UBA, 1903/1904
En diciembre de 1903, ante la disconformidad de los estudiantes de derecho con la Ordenanza de exámenes finales y parciales, se produce una nueva crisis que involucra a estudiantes, profesores y hombres de gobierno. Los estudiantes reclamaban a la denominada Academia de la Facultad, el derecho de rendir "no solo dos sino todas las materias del curso". Este pedido fue rechazado en dos oportunidades, provocando así, el estallido de una huelga general sin precedentes en la Universidad, que duraría casi un año.
El entonces Decano Carballido decidió la clausura de la Facultad de Derecho. Los estudiantes recurrieron la decisión y el Consejo Superior de la Universidad resolvió derogar la disposición del Reglamento de la Facultad que limitaba el número de materias que puedan rendirse en un período determinado.
Así, los estudiantes volvieron a las aulas y solicitaron la prórroga de las fechas de exámenes finales, teniendo en cuenta el tiempo perdido en la huelga. Pero la Academia rechazó la solicitud y se produce una nueva huelga. La mayoría de los académicos presentaron sus renuncias, a las que se agrega la del entonces Decano de la Facultad. Este episodio fue un ejemplo del descontento generalizado, tanto entre los alumnos como entre los profesores, trasladándose a otras Facultades. Por ello, la Universidad permaneció clausurada de hecho durante los años 1904 y 1905.
Tras estos acontecimientos, los estudiantes se organizan y constituyen el Centro de Estudiantes de Derecho, pronunciándose por el gobierno de los profesores y por la representación estudiantil por dos delegados por curso, por la autonomía científica y financiera de la Universidad. Las demandas del movimiento estudiantil, fueron en gran medida satisfechas, a través de importantes cambios en la Facultad y en la Universidad, reanudando sus actividades normales con la reforma de los Estatutos, puesta en vigor por decreto del 29 de agosto de 1906.
El Estatuto Universitario de 1906 relegaba a la Academia de Derecho a un mero órgano asesor facultativo, y ponía el gobierno de las Facultades, en manos del claustro de profesores.
Facultad de Derecho UBA, 1918
Estanislao Zeballos, líder estudiantil del movimiento de 1871 y que ya como profesor participó de los acontecimientos de 1903/1904, sería un gran impulsor de la reforma en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, convirtiéndose en el primer Decano Interventor a partir de octubre de 1918.
Universidad Nacional de Córdoba, 1918
En consonancia con los acontecimientos que vivían el país y el mundo, en junio de 1918 la juventud universitaria de Córdoba inició un movimiento por la genuina democratización de la enseñanza, que cosechó rápidamente la adhesión de todo el continente. Esta gesta es conocida como Reforma Universitaria. La utopía universitaria del '18 se anticipó medio siglo al "Mayo Francés" y extendió su influencia a todas las universidades argentinas y latinoamericanas.
Las reivindicaciones reformistas bregaban por la renovación de las estructuras y objetivos de las universidades, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza, el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del pensamiento, el compromiso con la realidad social y la participación del claustro estudiantil en el gobierno universitario.
Las bases programáticas que estableció la Reforma fueron:
COGOBIERNO
Implica la elección de los cuerpos directivos y de las autoridades de la universidad por la propia comunidad universitaria y la participación de sus elementos constitutivos –es decir, profesores, estudiantes y graduados– en la composición de sus organismos de gobierno. De este modo, se logra la democratización del gobierno de la universidad y la garantía de su renovación constante.
AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
Considerada en sus aspectos político, docente, administrativo y económico, se refiere a la capacidad de sancionar normas propias según los lineamientos establecidos por las leyes nacionales que rigen las universidades, así como de establecer sus propios estatutos y los mecanismos de la vida universitaria. La autonomía funciona como protección a la comunidad académica frente a las intromisiones del Estado y sus organismos burocráticos o represivos; supone además cierto grado de independencia ante las presiones ejercidas por la sociedad civil y los grupos de poder. También permite que las universidades públicas se rijan por criterios de excelencia académica y para que los representantes de los claustros debatan democráticamente las mejores estrategias para cada institución.
DOCENCIA Y ASISTENCIA LIBRE
También denominada "cátedra libre" fue pensada como procedimiento para permitir el acceso a la cátedra de profesionales de cualquier procedencia social o credo ideológico sobre la base de su competencia, para así mejorar el nivel de la enseñanza.
La asistencia libre, a su vez, perseguía permitir el acceso a los estudios universitarios de jóvenes provenientes de los sectores económicos más débiles y que, por lo mismo, necesitaban trabajar. Mediante ella se pretendía hacer efectivo el anhelo de democratización de la enseñanza superior, abriendo las puertas de la formación profesional a grupos más amplios de la sociedad.
LIBERTAD DE CÁTEDRA
El principio de libertad de cátedra sostiene que cada cátedra tiene completa libertad para investigar y enseñar, y no puede ser supervisada académicamente. A su vez, la cátedra paralela sostiene la necesidad de que existan múltiples opciones para los estudiantes, quienes a su vez deben poder elegir entre ellas libremente.
La implementación de la Cátedra Libre estaría directamente relacionada con la implementación de la Cátedra Paralela, que ayudaría a reparar toda injusticia o equívoco cometido en la selección de los docentes, así como a dar la seguridad de que ninguna tendencia ideológica fuera excluida.
CONCURSOS CON JURADOS CON PARTICIPACIÓN ESTUDIANTIL
También se propuso la realización de concursos de oposición para la selección del profesorado y la periodicidad de las cátedras. Esto asegura que la selección de profesores se haga teniendo en cuenta únicamente su capacidad y que constituya uno de los requisitos imprescindibles para permitir la superación del modelo de enseñanza que imperaba. Esta selección se daría además por medio de la participación y decisión estudiantil, lo que garantizaría que el favoritismo político fuera desterrado definitivamente de la Universidad.
INVESTIGACIÓN COMO FUNCIÓN DE LA UNIVERSIDAD
La Reforma Universitaria promovió que la investigación científica sea realizada dentro de las universidades, para consolidar un sistema científico de excelencia, y con especial atención a los problemas y demandas de la región, y que los investigadores transmitan sus conocimientos al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad, por medio de la enseñanza.
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Y COMPROMISO CON LA SOCIEDAD
La Reforma Universitaria supone el despliegue de la función de extensión que permite recrear la misión social de la Universidad a partir de asumir al conocimiento como una construcción social en donde la sociedad se beneficia con sus aportes y la Universidad se enriquece con otros saberes. La consolidación de espacios de diálogo con actores sociales, productivos, culturales y gubernamentales permite la construcción de agendas de trabajo colectivas y el fortalecimiento de las políticas públicas, especialmente para beneficiar a los sectores más vulnerables.
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