Discurso pronunciado por el Dr. Marcelo Gebhardt

Acto de colación de grado del día 11 de abril de 2025

Marcelo Gebhardt

Marcelo Gebhardt

Señor decano Dr. Leandro Vergara, señores profesores, señores graduados, señoras y señores, bienvenidos.

Me resulta especialmente conmovedor, no tanto que le entreguemos hoy el diploma, esa certificación que le da la Facultad de sus estudios, sino que vengan a decirle públicamente a su Dios o a nuestra patria o a sus convicciones, que se comprometen a defender la constitución, a guardar apego a la moral, a la ley y al derecho que constituye la razón de ser de esta Casa.

La ocasión además es propicia para que reflexionemos sobre nuestra misión como profesionales en la sociedad.

Los recién graduados son para mí un ejemplo de sacrificio personal y el diploma que hoy le da la Facultad es el resultado de ese esfuerzo y del talento de años invertidos para llegar a esta instancia.

Y esto sin duda resulta un modelo que merece transmitirse al resto de la sociedad, para que no se deje abandonar ante la incertidumbre propia de estos tiempos que estamos atravesando.

Hoy reciben sus títulos además de abogados, que somos mayorías en esta Casa, traductores públicos y calígrafos, cuyo rol es vital como auxiliares de la justicia, así como profesores de la enseñanza media y superior en ciencias jurídicas, que reciben capacitación para poder enseñar nuestra disciplina en diversos ámbitos.

Este título, en cada caso certifica estudios y conocimientos, pero es mucho más que una habilitación para actuar.

Ha convertido a cada uno de ustedes en un operador que va a ser calificado para la paz social.

Observen, ¿Qué importancia tiene hoy ese rol?

Vivimos un tiempo de crispación, y por ello el abogado tiene una misión especial, ejercer el derecho como presupuesto de la realización de la justicia y la consecuente preservación de la dignidad del hombre.

Hay una sociedad que está castigada por la mentira, la corrupción, la inequidad. Y los profesionales no estamos exentos de ser mirados con cierto disfavor.

Por eso en esta ocasión propongo que además de la celebración que, por supuesto, alentamos y compartimos, pongamos nuestra atención y empeño en evitar el agobio y el desencuentro.

Los convoco a ayudar a superar las divisiones que enfrentan los argentinos. Alzando primero el orgullo de nuestras profesiones, con el propósito de que demos frutos extendidos en la tarea de afianzar la justicia.

Sólo una convivencia pacífica y respetuosa nos irá dando el ámbito necesario para lograr una sociedad más solidaria.

Para esta interesante e importante propuesta que les hago, los quiero convocar para que abracemos nuestras profesiones con la convicción de que está dirigida a lo más excelso de la creación. Es el hombre que necesita convivir y crecer. Para su elevación, como ser digno y trascendente.

Nuestra profesión es un medio de vida también. Pero por ello, los convoco a que la veamos y que, a través de ella y de nuestra conducta seamos un instrumento de la realización humana, no solo individual, sino centralmente social. No habrá realización del hombre era una sociedad frustrada.

También lo convoco al trabajo y a la capacitación permanente. Para el abogado y para el resto de las profesiones, esto es crucial. Los invito a que no se despidan hoy de la Facultad.

Nuestros posgrados, las carreras docentes precisamente están pensadas para que ustedes nos sigan a nosotros. Que, como en mi caso, estamos más cerca de la puerta que de la entrada y necesitamos esta sangre joven que ustedes tienen para reemplazarnos, y para dar la fuerza que nosotros necesariamente estamos perdiendo.

Pero más cosas quiero pedirles hoy.

Porque al abogado y a las otras profesiones se les confían intereses de nuestros ciudadanos a veces la libertad, a veces el patrimonio, es imperioso que coloquen siempre en el primer plano, el derecho que nos confiaron y no procuremos el beneficio del lucimiento personal o del interés publicitario o del beneficio propio.

Esa rectitud en el trabajo profesional, si la realizamos y la concretamos, va a persuadir y va a dar argumentos a la sociedad de que fue bueno habernos facilitado el acceso a la universidad pública y gratuita. Y darnos este título que ustedes hoy van a jurar.

Me permito reclamarles también que la verdad sea su pasión y el bien común, un objetivo principal de vuestro desempeño. Que aprendan a dialogar, a vivir en democracia, que rechacen siempre los caminos tortuosos del soborno y de las componendas.

Que por el contrario, los reconozcan por su amor a la justicia que se los vea intransigentes ante cualquier atropello a los derechos de nuestros ciudadanos que consagra a la Constitución Nacional.

Hoy nos acompañan padres, hermanos, esposos, novias. Y estos que los rodean podrán enorgullecerse al verlos luchar por la verdad y por estos valores de los que les hablaba. No callen entonces frente a la corrupción, nunca. No callen ante cualquier intento de devaluar la justicia.

No olvidemos que nuestra voz debe ser todavía más firme y nuestro esfuerzo todavía mayor cuando defendamos a los débiles y a los humildes.

Señores, graduados, bienvenidos. Gracias por acompañarnos. Gracias por su esfuerzo, gracias señor decano.