Discurso pronunciado por la Dra. Leticia Vita
Acto de colación de grado del día 28 de junio de 2024
Buenas tardes, buenas tardes, vicedecana Silvia Nonna. Buenas tardes, profesoras, profesores, jóvenes graduadas, jóvenes graduados, familiares, acompañantes.
Agradezco en primer lugar al decanato, la oportunidad y el
honor de haberme elegido para decir estas palabras en un día tan importante,
como es este para ustedes, para quienes reciben sus títulos.
Lo que va a suceder en unos minutos es importante para sus
vidas, pero también lo es para el resto de la sociedad y para nuestra universidad.
Necesitamos buenos profesionales, es verdad, pero sobre todo necesitamos
personas que honren el juramento que van a realizar en unos minutos y lo
necesitamos hoy más que nunca.
El juramento que hoy van a realizar habla de respetar y de
hacer respetar la Constitución Nacional. ¿Qué Constitución Nacional? La de
1853, pero con el texto que exactamente hace 30 años, fue reformado en la
ciudad de Santa Fe y de Paraná. Una reforma que nos dejó afortunadamente mucho
más que la reelección presidencial. Y de la que quiero destacar hoy tres
principios que hoy especialmente les deseo ustedes que sepan honrar con su
profesión. El primer principio es el de la defensa de la democracia, la reforma
de 1994 sumó a la defensa de la Constitución, la defensa que ya estaba desde
1853, la defensa de la democracia. Y sobre todo, incorporó un mandato de no
repetición de la ruptura del orden constitucional y de las violaciones masivas
a los derechos humanos cometidas por las dictaduras cívicos militares en
Argentina. Lo hizo en el nuevo artículo 36 y en el 75 inciso 22 cuando
incorpora los Tratados de Derechos Humanos con jerarquía constitucional.
Jurar defender la Constitución es entonces también jurar
defender nuestra democracia y mantener vivo, él nunca más. Defender la
democracia siempre, de los discursos negacionistas que cuestionan las pruebas
del terrorismo de estado que la Argentina como ningún otro país había hecho en
el mundo, juzgó en su propio territorio y con la justicia común. Nunca se
olviden, ustedes estudiaron y egresan de la misma Facultad que Carlos Santiago Nino,
que con otros egresados de nuestra Facultad fue quien pensó e ideó el juicio a
las juntas.
El segundo principio que consagró la reforma constitucional
de 1994 es el de la justicia social. Nuestra Constitución reformada no es ciega
a la desigualdad material. Incorpora una concepción de igualdad reforzada y
robustece las funciones del Estado para garantizar derechos sociales, yendo
mucho más allá del artículo 14 bis. No sólo lo hace al incorporar los Tratados
de Derechos Humanos sino que, además, lo hacen el artículo 75 inciso 23 que,
como enséña la profesora Laura Clérico realiza un diagnóstico sobre la
desigualdad estructural a la que son sometidos ciertos grupos, por eso el Estado
tiene la obligación de brindar igualdad de oportunidades. Ustedes no están
jurando por cualquier Constitución, lo hacen por una que defiende la dignidad
humana, la igualdad y la justicia social.
Por último, pero no menos importante, la reforma de 1994
incorporó también otro mandato. Y lo hizo al dar la jerarquía constitucional a
la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer más conocida como CEDAU. La convención constituyente de 1994 fue
histórica no sólo porque fue la primera vez que incorporó mujeres en el seno de
la convención en un tercio. Sino también porque le dio jerarquía constitucional
al mandato de incorporar una perspectiva de género en todas las dimensiones del
actuar estatal en el ejercicio, en la interpretación, en la aplicación del
derecho. La justicia debe tener perspectiva de género no es opcional, no es una
materia de gustos personales. La
violencia y luchar contra la discriminación de las mujeres, las disidencias, es
un mandato constitucional.
Finalmente egresar de esta Facultad y de esta Universidad no
implica solo honrar y respetar esa Constitución reformada de 1994, conlleva
también una responsabilidad muy grande. Porque ustedes egresan de una Universidad
pública, gratuita y de calidad, y eso hay que defenderlo hoy más que nunca. La
Universidad pública da oportunidades, le dió a ustedes una oportunidad, eso no
le quita el mérito a ustedes por todo el esfuerzo que han hecho en estos años
para estar hoy sentadas y sentados aquí. Tampoco les quita el mérito a sus
familiares, a las personas queridas, que los han apoyado durante estos años.
Eso hay que celebrarlo y hay honrarlo hoy.
Pero quiero destacar lo que significa ser egresada, ser
egresado, de una Universidad pública en Argentina. No da lo mismo que el título
se los esté dando la UBA que se los de una Universidad privada. La Universidad
pública implica igualdad de oportunidades, implica que muchos y muchas de
ustedes pueden ser como lo fui, yo también, la primera generación de sus
familias en tener un título universitario. Significa entender el valor de lo
público, su potencial transformador y solidario.
Quien egresa de la UBA no puede ser indiferente a la función
social de la función social de la Universidad, no puede no defender que así siga
siendo para otras personas puedan tener las mismas oportunidades que nosotras y
que nosotros tuvimos. Se lo debemos a la sociedad.
Necesitamos más Universidad pública, no menos. Necesitamos
más ciencia pública, no menos. Y esto lo digo como profesora con dedicación
exclusiva de esta Facultad, de esta Universidad, y como investigadora del CONICET.
Para eso, las necesitamos a ustedes, los necesitamos a ustedes como graduadas,
como graduados, como abogadas, como abogados, traductoras, calígrafos,
docentes, investigadores, extensionistas, porque la UBA también es todo eso. Es
docencia, es investigación y es extensión universitaria y es nuestra Casa.
Hoy quiero felicitarles, pero también desearles que no haya día
en que no honren, nuestra Constitución Nacional con su profesión. La respeten y
la hagan respetar con su defensa de la democracia social e inclusiva, y también
les deseo que no haya un día en que no defiendan esta Universidad pública que
les entrega hoy un título que les va a dar muchísimas oportunidades y
muchísimas alegrías.
Felicitaciones y que viva la Universidad pública.