Discurso pronunciado por la Dra. Valeria Thus
Acto de colación de grado del día 1 de junio de 2023
Muy buenas tardes, es una enorme alegría estar aquí, y agradezco a las autoridades la oportunidad de desearles felicitaciones a quienes se egresan hoy, en nombre de toda la comunidad educativa de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Es para mí un placer y un honor poder compartir con ustedes este momento tan trascendente en sus carreras y en sus experiencias vitales, y poder decirles unas breves palabras para, en primer lugar, felicitarlos por haber llegado hasta acá, culminando sus carreras de grado.
Se suele hacer referencia al sacrificio personal y al mérito individual de las y los estudiantes que egresen, y uno podría decir mucho más en el caso de ustedes que seguramente hubo mucho esfuerzo y perseverancia.
Les ha tocado franquear parte de sus carreras en pandemia, de un día para el otro tuvimos que adaptarnos a una nueva realidad para continuar estudiando y enseñando en un contexto de virtualidad que también nos permitió visibilizar la desigualdad en las tareas de cuidado que afecta de modo diferencial a las mujeres.
Imagino que están viviendo este momento con alegría y con alivio, años de esfuerzo, de estudio, en algunos casos también años de militancia estudiantil, tal vez de expectativas no cumplidas y otras que superaron lo esperado, imaginando su futuro como graduados con incertidumbre por lo que vendrá.
Hoy, además de felicitarlos por ese esfuerzo personal, quiero resaltar la dimensión colectiva de la educación universitaria, pensar a la universidad pública como un proyecto colectivo emancipador, conformado por muchos y muchas que participamos de esta educación superior, que se caracteriza por el acceso democrático al conocimiento y la producción critica.
Esta tarea colectiva, entonces vamos a felicitar, también a sus familias y amigues, a las profesoras y profesores, a los y las auxiliares docentes, muchos de ellos que enseñan de manera gratuita, a las y los trabajadores no docentes de la Facultad, pero sobre todo a la sociedad, a la comunidad que la sostiene a través de sus impuestos, lo que lamentablemente quiere decir que la pagan los que menos tienen, muchos de los cuales no han podido tener acceso a la educación superior.
Ustedes, como nosotros, hemos estudiado en una universidad pública, de calidad, laica, gratuita y cogobernada, ello implica un privilegio y una enorme responsabilidad.
Egresan en un momento histórico particular, el siglo XXI tristemente se presenta como un escenario de nuevas guerras, pobreza en ascenso, cambio climático y quizás lo más preocupante, y en algún sentido inesperado, el resurgimiento de neo-fascismos a nivel global y regional, pero también es un año muy especial para la Argentina.
Se cumplen cuarenta años de la recuperación de la democracia en nuestro país, luego de la dictadura cívico militar más cruenta que tuvimos que sufrir como pueblo. Nos hubiera gustado celebrar estos cuarenta años con un país más igualitario, más inclusivo, sin negacionismos, y más respetuoso de nuestro pacto democrático.
Ustedes tienen tamaño desafío, egresan de una Facultad donde suele o debe enseñarse al derecho como un dispositivo, como un discurso y una herramienta de transformación social que propone desmantelar las situaciones de desigualdad estructural, de clase, de género, con una mirada interseccional de los derechos humanos, ello implica una lucha, una lucha por el derecho, algo que bien podría haber dicho Marx, pero no, lo hizo Ihering, un jurista de fines del siglo XIX y representante del finerismo alemán.
Cursaron estos años en una Universidad con algunas dificultades presupuestarias, pero también con libertades y posibilidades ejerciendo sus derechos, para ustedes es lo natural, pero no olviden que es resultado de las luchas que les precedieron, de hecho, las mujeres no podían acceder a la Universidad cuando esta se creó, y fue recién a partir de 1880 que algunas comenzaron a hacerlo, sobre todo en las carreras vinculadas a la medicina como enfermería y obstetricia, tareas vinculadas al rol de cuidadoras en el que habían sido educadas, incluso al día de hoy en esta Universidad que ya cumplió doscientos años, no ha tenido una rectora mujer, y entonces revertir los sesgos de género en los cargos de mayor jerarquía constituye uno de los desafíos más importantes de nuestros tiempos, nada es natural en las relaciones sociales ni en las instituciones, sino producto del hacer y el pensar de los sujetos individuales y colectivos.
El derecho es un campo discursivo, y por eso mismo la lucha por el derecho es, por un lado, la lucha por la nominación, por la consagración jurídica de los nombres del sufrimiento humano y, por otro lado, por su capacidad performativa, de impactar y modelar la sensibilidad ética de las personas y el sustrato prejuicioso del que emanan las violencias, trabajar en el derecho es de algún modo asumir que uno tiene la posibilidad cierta de incidir en las políticas públicas, el derecho que elaboramos, el derecho que traducimos, que ejercemos, que decidimos, el derecho que enseñamos, el derecho que investigamos tiene mucho que ver con mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente las que sufren vulneraciones en sus derechos, una puesta a pensar este dispositivo como una praxis, como una usina en expansión.
Elijan el camino que elijan, la recomendación que hacemos desde esta comunidad educativa, es que recuperen el valor creativo y el potencial emancipatorio de cada una de las elecciones profesionales que han hecho, abogacía, traductorado público, calígrafo público, profesorado en ciencias jurídicas, todas ellas desde la igualdad de género, con la incorporación de las diversidades, la defensa de los derechos humanos y de la democracia, y trabajen con compromiso, con vocación, con pasión y empatía, para que podamos ser una sociedad más inclusiva y con más justicia social, hasta que lo esencial se vuelva visible, hasta que la dignidad sea costumbre, porque otro mundo es posible.
Mientras tanto, esta Facultad siempre los espera en sus carreras de posgrado, pero también, y fundamentalmente, en la extensión universitaria, abierta a la sociedad y en la formación docente, para discutir e intercambiar ideas en pluralidad y desde allí generar los cambios que necesitamos y hacer ciencia de cara a las necesidades de nuestros pueblos.
Muchas gracias.