Discurso pronunciado por la Dra. Adelina Loianno
Acto de colación de grado del día 15 de junio de 2023
Buenas tardes, señora vicedecana, nuevos colegas, familiares, profesores, amigos.
No es esta una tarde más, ¿qué novedad verdad? Tal vez tuvieron que suspender sus tareas cotidianas, sus trabajos, venir de lejos, organizar a los familiares que los acompañan, recordar a sus amigos: “hoy es el día, queremos que estén aquí con nosotros”.
Toda una revolución para algunos, más o menos, llegaron a la meta, aquí estamos, ustedes los nuevos abogados y los especialistas, y nosotros los profesores. Porque no crean que para nosotros es indiferente también esta tarde, es una tarde especial para todos.
Fuera de estas paredes el mundo gira, la vida sigue, los problemas se acumulan, las soluciones se hacen desear a veces, las exigencias del ahora nos comprometen, las necesidades cotidianas nos rodean, son las circunstancias y de ellas nadie escapa, pero es afuera, aquí adentro, en estas paredes, el momento para sonreír, para agradecer, para soñar, para armar proyectos.
Este momento es el punto de llegada, lo que esperaron ustedes desde que pisaron por primera vez esta Facultad de Derecho. El diploma está aquí pero no es un simple papel, es la puerta de lo que viene porque, si bien llegaron hasta aquí, este es un puerto de partida también, ¿A dónde nos llevara?.
Sabemos que el destino tiene muchas aristas, pero quiero decirles hoy que mucho, por no decir todo, lo que sucede será el resultado de lo que se propongan, de su esfuerzo personal, de las experiencias individuales que son inasibles y están dentro de cada uno.
El pasado reciente impuso un tiempo de quietud obligada, que ustedes enfrentaron con creatividad y compromiso, ¿Cuándo hubiéramos imaginado que las aulas estarían cerradas?
Pero las pantallas se abrieron, a una nueva experiencia que asumieron ustedes, y nosotros también los profesores, con recelo, pero que no impidió superar obstáculos, seguir aprendiendo, adquirir nuevas técnicas, acceder a material bibliográfico de maneras que no se nos hubiera ocurrido antes, y finalmente avanzar, no quedarse y acercarse a la meta, esta meta hoy.
Claro que aprendimos mucho en ese tiempo inesperado, hay mucho que hacer, porque cualquiera sea el rumbo que cada uno elija seguir, es evidente que el imperativo de la época es salir de la conformidad, superar los obstáculos que impiden una justicia eficiente, que es lo que todos queremos, y por sobre todo admitir que el mundo ha cambiado y que hay nuevas herramientas que incorporar a los procesos judiciales, así como en la propia elaboración de la ley para lograr finalmente un Estado de justicia, que es lo que necesita una sociedad moderna.
¿Y cuál es ahora el desafío? No quedarnos quietos, no asumir como inexorable lo que criticamos, no temer, ser creativos, ustedes son los que van a enseñarnos ahora a nosotros.
Y quiero decirles que aquí está para siempre esta casa, que es su casa, para acompañarlos, para seguir brindando formación académica pero también cívica, para respetar las diversidades, para enriquecer el espíritu y sobre todo para contribuir desde este lugar humildemente a la grandeza de la república, este es un compromiso compartido, entre ustedes y nosotros, y para siempre.
Muchas gracias.