Discurso pronunciado por la Dra. Graciela Lovece
Acto de colación de grado del día 17 de noviembre de 2022
Muy buenos días a todas y a todos.
En primer término, quería agradecer a las autoridades de la Facultad la oportunidad que me brindan de poder dirigirles unas breves palabras en este acto que sin duda van a atesorar como uno de los más importantes de sus vidas.
Hoy es un día de celebración para todas y todos, tanto para ustedes que egresan como para sus familiares y amistades que los acompañan y los han acompañado, y también para quienes hemos tenido la alegría y el compromiso de guiarlos en el aprendizaje a lo largo de la carrera, que viéndolos recordamos que la mayoría de nosotras y nosotros estuvimos sentados en ese mismo lugar hace algún tiempo, con idénticas expectativas, idéntica emoción y la misma satisfacción por el logro conseguido.
Ustedes tienen el orgullo de egresar de una Universidad de excelencia y de una de las más importantes del mundo, y este es un hecho conocido y destacable, pero que además tiene características más importantes y destacables aún, pues se trata de una universidad pública, laica, que ampara los derechos humanos, que es masiva e inclusiva sin distinciones ni restricción alguna, en la que existe libertad de catedra, que promueve el debate de ideas, lo que al mismo tiempo incide en la generación de un espíritu crítico que esperemos fomenten y no abandonen nunca, porque constituye el motor indispensable para los cambios.
La UBA también es gratuita, aunque dicha gratuidad no sea tal porque es la sociedad en su conjunto la que realiza el esfuerzo de invertir en ella y les ha brindado esta gran oportunidad, cuando todos sabemos que muchos de sus miembros no podrán llegar a transitar estas aulas, lo que genera una enorme responsabilidad y eso es algo que deben tener presente y honrarlo en el desarrollo de la actividad, cualquiera sea el lugar que ocupen, como magistrados, como funcionarios, como legisladores, en el ejercicio autónomo de la profesión, como docentes, como investigadores, etc.
Hoy culmina una etapa y comienza otra más importante en la que tienen la obligación ética de continuar estudiando, perfeccionándose, investigando y actualizándose para devolverle a la sociedad una parte de lo que ella les dió, y en esta Casa también se les brinda esa posibilidad, mediante carreras y cursos de posgrados y de graduados, en las diferentes áreas del derecho, y los espera porque siempre se vuelve a la casa donde uno creció.
Vivimos un momento muy complejo a nivel global, en un mundo que atraviesa una crisis estructural cuya salida es hasta hoy impredecible, en el que cada vez se acrecientan más las desigualdades sociales producto de la concentración económica en la que se vulneran sistemáticamente derechos que se creían inmutables y donde la exclusión de grandes sectores poblacionales es invisibilizada y analizada con alarmante pasividad, y no como la gran injusticia que representa, y lo injusto no puede ni debe sernos indiferente.
El desafío es lograr la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y equitativa, respetuosa del ser humano en su dignidad, en la que se lo vuelva a colocar como centro y fin del sistema, y no que represente un mero recurso, y en la cual las necesidades humanas encuentren satisfacción y es allí, precisamente, donde el rol de las y los profesionales del derecho es fundamental, no sólo en protección de los derechos individuales sino también de los colectivos, porque son el nexo entre el valor justicia y las personas.
No abandonen nunca sus sueños, porque muchos de ellos se convertirán en realidad, sólo se requiere del trabajo y del esfuerzo, y tampoco la convicción de creer que una sociedad mejor es posible, el derecho, desde una visión epistemológica, comprometida y sin dogmatismos es la herramienta para ello.
Quisiera finalmente compartirles una frase del cineasta Fernando Birri, que popularizó el genial escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro “Memorias del fuego” en relación a las utopías, que dijo: “la utopía está en el horizonte, camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá, entonces ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Mis más sinceras felicitaciones a los nuevos colegas, las y los colegas, y disfruten de este momento irrepetible y del gran logro conseguido.
Muchas gracias a todos.