Discurso pronunciado por la Dra. Adelina Loianno

Acto de colación de grado del día 7 de julio de 2022

Adelina Loianno

Adelina Loianno

Buenas tardes.

En primer lugar quiero agradecer a las autoridades de la Facultad que me hayan convocado nuevamente a este momento tan lindo, que es compartir unas palabras a ustedes, los egresados, las egresadas, y a las familias que los acompañan hoy, que siempre para nosotros los profesores es un momento muy, muy emocionante igual que para ustedes.

Han transcurrido los primeros seis meses del regreso paulatino a la normalidad, luego de dos años excepcionales. De experiencias inimaginables en que la vida nos puso frente a una pared de un día para otro. Deteniendo de pronto esto que veníamos viviendo, la dinámica humana con que nos movíamos en el día a día. Ante el primer impacto y el reacomodamiento de lo cotidiano cada uno de nosotros buscó un camino para seguir creyendo en el futuro, el progreso personal, no perder los afectos, no perder los amigos, no perder el calor humano que se nos cortó de pronto.

Entre esas nuevas experiencias, la de ustedes es inusitada. Porque la transición entre la Facultad y el título profesional siempre es compleja. El abordaje de la profesión ni decirlo. Pero seguramente para ustedes esto provocó desconocidas incertidumbres porque terminaron su carrera universitaria sin estar en las aulas, sin encontrarse con sus amigos, estudiando desde las casas, desde un bar como se pudo, dejando de reunirse con esos compañeros en esas tardes y noches antes de un examen, tomando mate, charlando, compartiendo esas angustias. Todo fue nuevo, todo desconocido pero también todo, permítanme decirlo, bastante descolorido.

En la otra orilla, ya no en la orilla de la Universidad y del estudio, en la otra orilla obtener el título soñado hoy aquí. Pero ya no pudo en aquel momento, el momento en que dimos nuestra última materia, estar la familia en la puerta del aula, los amigos, ese momento tan rico que también tuvo que relegarse. ¿Pero bueno, cada uno tiene su historia no es cierto?, y cada uno tendrá una historia que contar en el futuro. Pero esta historia, es una historia con final feliz, porque este final feliz es hoy. Y hoy se llevan el título de abogados.

Aquí estamos, ustedes, y también nosotros los profesores, porque les comento que también nosotros perdimos mucho en este tiempo que fue el contacto cotidiano con ustedes. Y tengamos en cuenta entonces qué pasó con nuestra Facultad, porque ante la adversidad la Facultad de Derecho aquí estuvo, siempre para recibirlos, aún desde las pantallas de las computadoras, de las pantallas de los celulares, pero siempre comprometidos con la educación de calidad que pone a esta Facultad y a esta Universidad entre las primeras del mundo y entre las dos primeras de América. Ese es nuestro orgullo. Ese que nos hace a todos ponernos la camiseta de la UBA, cada día de nuestra vida donde nos toque, de afuera del tribunal, de adentro del tribunal, integrando los poderes públicos, en la política, asesorando a las empresas, tantas posibilidades que nos da la profesión de abogados.

Les comento que tal vez no se den cuenta en este momento, de ese lazo indestructible que nos une a todos los que hemos pasado por este bellísimo y amado edificio. Ahora a salir a una nueva vida. Muchos desafíos, qué novedad, ¿no? Muchísimos. Pero ustedes tienen algo invalorable. Fervor, energía, ganas de hacer y ganas de crecer. Nuestro querido país nos desafía constantemente. No podemos quedarnos en la quietud, hay que ser creativos, audaces, comprometidos y por sobre todo honestos. No es mucho, pero es bastante difícil. Es una tarea que los espera, y a la que seguramente abrazarán con todo lo mejor de ustedes.

Pero hay que seguir y acá los estará esperando la Facultad, porque seguirán estudiando seguramente, ¿no?, para recibirlos nuevamente en los doctorados, en los posgrados, en los cursos de perfeccionamiento. Porque tengo que decirles que se terminó algo pero empezó otra cosa, y a esa todavía le falta mucho para terminar.

Muchas gracias.