Discurso pronunciado por el Dr. Ignacio Tedesco

Acto de colación de grado del día 19 de mayo de 2022

Ignacio Tedesco

Ignacio Tedesco

Silvia Nonna

Buenas tardes graduadas, buenas tardes graduados.

La mayoría de ustedes han culminado sus estudios en época de pandemia. Estoy segura de que han aprendido tanto como si hubiese sido presencial. Entre ustedes seguro habrá alguien que va a conocer el docente que le entregue el título en el día de hoy. Habrá también alguien que representó a nuestra Facultad en alguna competencia destacándose como suelen hacerlo.

Para las autoridades de esta Facultad, sólo un agradecimiento muy especial a estudiantes, a nodocentes a docentes que han sabido hacer el esfuerzo para salir adelante y para mantener el orgullo que sentimos por nuestra Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Y en representación de profesoras y profesores, le vamos a pedir al profesor Ignacio Tedesco que nos de unas palabras.

 

Ignacio Tedesco

Muchísimas gracias secretaria académica de la Facultad. Muy buenas tardes a todos, autoridades, profesores, señoras y señores, estudiantes, egresados de nuestra Facultad.

Hace tiempo que uno de los profesores a los cuales mas aprecio, siempre me decía que los que tenemos que estar honrados somos nosotros, porque son ustedes los estudiantes, los que son dueños de esta Facultad, la casa es de ustedes y nosotros tenemos que estar agradecidos por eso.

Al hacerlo no dejamos de aprender entre tantas otras cosas qué es lo que significa estudiar, qué es lo que significa esforzarse como abogados, y claro está también como traductores, profesores, procuradores y hasta traductores que reciben hoy el título.

Es a cada uno de ustedes que toca dirigir hoy unas palabras en este acto, en el cual reciben un símbolo de toda una carrera de sacrificios, vuestro título. Título al cual lo que importa no es lo que está escrito en él, en esa cartulina. El valor está dentro de él, aquél que seguramente tuvieron en cuenta el día que empezaron y que hoy, a través de esa cartulina, pueden tocar con vuestras manos y seguramente mostrar orgullosos.

Y si bien cada uno de ustedes debe tener un valor personal puesto en ese título que van a recibir, no puedo dejar de significar qué es lo que entiendo que ninguno de nosotros como juristas debemos olvidar al levantar adelante la tarea que comenzarán mañana mismo.

El haber optado por el derecho, no es más que la lucha de dos objetivos en particular. El primero por ser conocedores de aquellas herramientas o instrumentos que permiten que en vez que el conflicto humano hiera a sus contendientes, los integre en la sociedad de la cual forman parte, logrando la superación de dicho conflicto. No me refiero a la solución de los conflictos, seguramente estos no podrán tener nunca una solución, pero si una superación, una redefinición de dichos conflictos, esto es permitirle a cada uno de las partes, volver a integrar el conjunto comunitario del cual forman parte en un marco de armonía y convivencia. No se trata de ser protagonistas a la hora de lograr dicho objetivo, sino simplemente de ser un medio para ello. Este es el derecho, esta es una de las tareas, ser instrumentos de paz y no de guerra. Más no es nuestra única misión.

En segundo lugar, lo que no puede dejar de servirnos de guía, no es más que la defensa contra toda forma de arbitrariedad. En otras palabras, la defensa a ultranza de nuestras garantías, de nuestros derechos, de cada uno de los privilegios que nuestra Constitución nos brinda como ciudadanos y habitantes de nuestro territorio, a los fines de no estar sujetos a formas arbitrarias de ejercicio de poder. Ser integrantes de una sociedad igualitaria que permita que aquellos conflictos tengan un mecanismo en particular a la hora de encontrar aquella superación, las propias de la democracia, que es aquella en la que su horizontalidad nos permite ser libres. Cómo se puede apreciar nuestra tarea no es una actividad inocente, al conflicto y al poder generan que toda acción y toda misión a la que incurramos tengan consecuencias sociales que no podemos ignorar.

Por todo eso es que hoy son parte de un ritual, y como todo ritual varias son las funciones que se cumplirán. Por un lado, sus conductas se expresarán y librarán la inquietud humana ante el cuerpo y el mundo, su transformación y aniquilamiento, y por el otro se constituirán un mecanismo de mediación con lo divino o con ciertos valores o ideales. Y finalmente, reforzará el vínculo social de ustedes para con toda la comunidad, a través de su función de comunicación y regulación. En este ritual un símbolo estará presente, su palabra, su promesa o su juramento. Sea cual sea hoy su palabra se volverá un símbolo, y como tal este símbolo enviará a dos realidades. A su concreción de toda una carrera, pero también a la tarea que aquí más se comprometen frente a todos. Esta promesa o juramento que brindarán en tanto acto de palabra, como a la par un acto de sacrificio ya que importa implícitamente la renuncia a determinados actos.

Prestar juramento es tomar un riesgo, en tanto uno se expone a una amenaza. Pero también es la afirmación de la seguridad, ante la inseguridad el propio albedrío. No es más que un refuerzo solemne de las palabras vertidas que constituyen un rito, cuya función no está en la afirmación en la que se enuncia sino en su contenido, esto es, en la relación que se instituye entre la palabra enunciado y el poder invocado, entre la persona que jura y la sacralidad que se presenta.

Es por toda la significación que está implícita a lo largo de estas breves palabras que muy especialmente los quiero invitar a algo más. A continuar. A continuar estudiando, a continuar luchando, a continuar buscando aquellas herramientas que les permitan no sólo crecer como profesionales, sino en realidad, buscar el objetivo final de todo jurista, ser instrumentos de superación de los conflictos para vivir en una sociedad democrática y sin arbitrios.

Estudiantes, egresados, y futuros profesionales del Derecho, sinceramente los felicito.