Discurso pronunciado por el Dr. Marcelo Gebhardt
Acto de colación de grado del día 30 de noviembre de 2021
Buenos días a todos, por favor tomen asiento. Bienvenidos.
Nos vamos a dirigir a nuestros egresados y egresadas. Hoy un puñado realmente pequeño pero igualmente maravilloso por lo que representa.
Nos reunimos valga la aclaración inicial en esta Aula Magna, pero no por eso es menos digna de este acto. Porque nuestro Salón de Actos está afectado por las actividades que hacen al Bicentenario de nuestra Universidad que van a hacer sus festejos en estos días.
Yo me imagino a ustedes, porque permitan que tenga un estilo coloquial, tengo acá mi formalidad para el discurso, pero siento que podemos dialogar más coloquialmente como decía. Imagino que para ustedes es una emoción el día de hoy. Y lo es para mí cada vez que tomo un juramento Acudir a los himnos, y en particular hoy quiero destacar inicialmente que ustedes están acá por una decisión propia porque la facultad ha establecido que dadas las cuestiones vinculadas a la crisis sanitaria, la pandemia y todo eso, este juramento no era necesario ni obligatorio. Sin embargo ustedes y muchos, hemos organizado doce eventos como este en los que acuden a veces más de cien egresados por los horarios y demás.
Pero decía, ustedes vienen por voluntad propia a decir públicamente, decirle a su Dios, o a sus convicciones y a la patria en todo caso, decirle que se comprometen a respetar todo esto que han aprendido acá, y centralmente a la Constitución Nacional y a nuestras leyes que deben regir el destino, la concordia, y la convivencia de nuestros habitantes.
De manera que esto es un dato especial. Despedimos hoy como egresados, no solamente abogados sino que también tenemos un traductor. Un traductor en chino. Esta es una tarea poco conocida de nuestra Facultad que es la carrera de traductorado. La cual rinde sus frutos también y son muy bienvenidos y reconocidos en los diversos ámbitos culturales.
Siempre digo que los recién graduados son un ejemplo. Porque han estado trabajado duramente, se han dedicado mucho, han renunciado a muchas cosas. Un ejemplo de esfuerzo, de talento también. Y que permite trasmitir al resto esa ejemplaridad. Y este es un dato relevante. Transmitir ejemplaridad a una sociedad descreída, que sucumbe ante la incertidumbre que estamos viviendo.
Nosotros creemos que el título de abogado, me refiero a la gran mayoría, no solamente certifica estudios y conocimientos y les va a habilitar para ejercer la profesión. Es mucho más que eso. El abogado es antes que nada un operador calificado de la paz social. Así me gusta definirlo. Tiene como misión esencial ejercer el derecho como presupuesto de la realización de la justicia y consecuente preservación de la dignidad del hombre.
Esto tiene una enorme importancia en estos tiempos. Y vean que también ya desde hace más décadas las profesiones son miradas con algún disfavor por la comunidad. Que sin embargo desde la base de su concepción política ha generado la gratuidad y ha convocado a la totalidad de la ciudadanía sin restricciones y sin ningún tipo de discriminación a una enseñanza gratuita. Y ha concedido una universidad cogobernada por sus profesores, graduados e incluso también por sus estudiantes.
Decía entonces que esta profesión que sufre cierto descreimiento, es una sociedad castigada por la mentira, por la corrupción, y consecuentemente el profesional puede estar, podemos estar mal vistos en nuestro desempeño. Pero yo creo que el esfuerzo de cada uno, lo que cada uno de nosotros hagamos, no digo que lo hagan ustedes, yo también me pongo en ese lugar. Cada acto de nuestras vidas vinculadas especialmente a la profesión, pueden ir generando un cambio en esa sociedad descreída de ciertas elevaciones del espíritu que son tan importantes en estas circunstancias.
Tenemos que ayudar a superar las divisiones que enfrentan a los argentinos. Con el propósito de que a través de nuestra profesión demos frutos extendidos en la tarea de afianzar la justicia. Retengamos este concepto. Fíjense la importancia para lo cual nos hemos preparado.
Eso nos va a permitir contribuir a una convivencia pacífica y respetuosa que nos irá dando el ámbito necesario para lograr una sociedad más solidaria. Otro concepto también crucial.
Yo creo que nuestra profesión, perdón que vuelva reiteradamente sobre esto, pero quiero transmitirles con mucho entusiasmo, con mucha fuerza, está dirigido a lo más excelso de la creación, que es el hombre. Que necesita convivir en paz, crecer para su elevación como ser digno y trascendente.
Tengo entonces ahora el deseo de hacer una serie de convocatorias, de conjuros, de desafíos si ustedes quieren. A que por ejemplo o inicialmente con nuestra conducta los muestre como un instrumento de realización humana que lo es. Que con ese objetivo, mejoren sus aptitudes, no se despidan hoy de la facultad, van a necesitar capacitarse plenamente, van a ser llamados a ocupar nuestros lugares. Nosotros ya estamos más cerca de la puerta de salida que de la de entrada. Necesitamos que las jóvenes generaciones ocupen nuestros lugares en las cátedras, lleven a cabo la Carrera Docente.
Y ustedes son imprescindibles porque tienen la suerte de haber crecido palpitando la revolución de las comunicaciones, tecnológicas, cosa que a nosotros no nos ha ocurrido. Hemos aprendido y hecho un curso acelerado ahora con el ASPO y el DISPO y todas estas cosas que nos han separado y obligado a trabajar con la computadora y a distancia.
La Universidad los necesita. Ese es un dato clave. Tienen que estar disponibles para esta Universidad que les dio lo que hoy tienen en sus manos, su título. Quiero seguir conjurándolos, desafiándolos. En una consigna que el interés y los derechos que les sean confiados, cuya defensa sea confiada, nunca pueden secundarizarse en pos de un logro personal, individual. El interés de nuestro cliente tiene que ser central, sagrado. De nada vale la exposición mediática, el hecho de que nos puedan ver en un diario, en la televisión. Lo que interesa es el interés que nos ha sido confiado. Lo otro es pura vanidad. Y a eso hay que renunciar.
Ese tipo de esfuerzo va a ir persuadiendo a la sociedad de que fue una buena idea darnos una educación universitaria gratuita, hacernos abogados, por supuesto con nuestro esfuerzo, con el esfuerzo de ustedes. Y siguiendo con los desafíos, hoy van a salir abrumados, pero quiero proponerles que la verdad sea su pasión. Que se conviertan en artífices de la concordia, que aprendan a dialogar, hoy nuestro país está separado, le cuesta sentar s sus dirigentes en diversos ámbitos, no quiero circunscribirme a la política. En todos los ámbitos basta estar de una vereda para que el otro pueda estar de la otra. Y nosotros tenemos que saber, somos figuras centrales para acercar a las personas, y lograr que el diálogo confiado y sincero, no es que uno vaya a borrar las diferencias, esto sería utópico. Pero sí que permitan la convivencia pacífica y la creación de un estado de vida que merezca ser vivido.
Quiero pedirles que rechacen siempre los caminos tortuosos del soborno y las componendas. Es un tema donde los abogados nos miran mal. Y porque muchos dan mal ejemplo. Y hoy desde la Facultad quiero pedirles que hagan esa renuncia íntima, profunda a evitar esas circunstancias. Que se los reconozca por su amor a la justicia. Que sean intransigentes ante cualquier atropello a los derechos de la Constitución Nacional. Ahora vamos a jurar hacerlo.
Los padres, esposos, novios, amigos, poquitos porque los hemos restringido la compañía pero algunos están acompañándolos. Los puedan ver y enorgullecerse por verlos luchar por esa verdad, por la rectitud de las conductas. Y no olvidemos por fin que nuestra voz debe todavía ser más firme y nuestro esfuerzo mayor cuando defendamos a los débiles y los más humildes.
Para terminar diría, no se convoca a cualquiera para todas estas cosas. Los convoco a ustedes. En quienes la Facultad ha puesto mucho tiempo, ha puesto a sus profesores y ustedes pusieron todo ese esfuerzo para llegar hasta acá. Entonces ustedes no son cualquiera. Están desafiados por mí en el día de la fecha pero con una profunda convicción que así vamos a poder levantar lentamente pero al lugar donde se merece nuestra patria.
Muchas gracias y felicidades
a todos.