Discurso pronunciado por el Dr. Joaquín Pedro Da Rocha
Acto de colación de grado del día 21 de febrero de 2020
Buenas tardes a todos y a todas, Sr. Decano de la Facultad de Derecho, Dr. Alberto Bueres, Sr. Secretaria Académica Silvia Nonna, señores profesores, alumnos, nuevos abogados, señoras y señores.
Quiero expresar antes que nada mi agradecimiento a esta Facultad y a sus autoridades por haberme elegido en esta oportunidad para dirigir estas palabras a los nuevos abogados.
El año pasado, hace muy poco tiempo, hace tres meses atrás, recibíamos acá, algunos abogados, un diploma por nuestros 50 años de cumplimiento de la tarea jurídica. Es realmente emocionante pensar que ha dedicado, alguien, toda su vida a lo que ustedes recién van a comenzar a partir de ahora y van a empezar con una gratitud, primero hacia esta Facultad a la que tanto le debemos quienes la hemos transitado como alumnos, como profesores y que volvemos y hemos vuelto para darle lo poco o lo mucho que habíamos obtenido en nuestra experiencia abogadil.
Pero tienen que agradecerles también a sus familias, a todos aquellos que estuvieron cerca durante todos estos años de ustedes para que lograran llegar hasta aquí. Y porque no decirlo también, a ustedes mismos, porque sin su esfuerzo, sin haber querido llegar a este punto no se podía haber logrado, ni con la ayuda externa, ni con la ayuda de sus profesores. Ustedes están aquí y seguirán sus carreras por la voluntad y la vocación que demuestren.
Explicar el sentido de la carrera que han elegido sería muy largo y ustedes creo que ya lo conocen. Pero es darnos a los demás, es darnos a los otros. Es transmitirle conocimientos que algunos no tienen y que les permitirán solucionar los problemas. Pero aparte de dárselo a cada uno, debemos dárselo también, con ese privilegio que se nos ha otorgado, a la sociedad toda. Una sociedad que está, lo sabemos, seguramente en crisis, en crisis de valores y que necesita de nosotros para que nos constituyamos en guías hacia una sociedad mucho mejor que la que tenemos en este momento.
En nuestro rol de abogados, tenemos una importante tarea que desarrollar y la vamos a desarrollar sea en la cátedra, asesorando, como magistrados, como funcionarios públicos, como políticos, recordemos que de esta casa de estudios han salido la mayor cantidad de presidentes de la Nación. Esto nos obliga doblemente, y nos pone en la necesidad de tener que ayudar a los demás. Porque hay gente que no ha tenido la posibilidad de capacitación que ustedes si han logrado. Y esa gente necesita de nosotros para constituir una sociedad más justa, menos diferenciada, más igualitaria de lo que hoy es. Y para eso, y además para desarrollar su propia personalidad es que ustedes están aquí y seguirán actuando como abogados.
Pero no son todavía abogados, abogados es ejercer y ejercer van a comenzar recién ahora. Para eso capacítense, no basta con lo que han estudiado. Hoy en día se necesita, por un lado, profundizar los estudios en especializaciones, en maestrías, en doctorados y en pos doctorados como se dictan, entre otras, en esta casa de estudios. Pero también hay que capacitarse culturalmente, una abogada o un abogado, no lo son hasta que tienen una cultura suficiente como para entender el mundo y para poder explicarlo a los demás.
Hoy en día tenemos grandes cambios, tenemos los cambios que tienen que ver con los derechos humanos, con el feminismo y con el ambientalismo. Los problemas que trae, por otra parte, el conocer temas que nosotros no teníamos en cuenta 50 años atrás, como es hoy la neurociencia, como es la inteligencia artificial, como es la bioética. Estudien, sigan estudiando porque ese estudio les permitirá ser más útiles y que la sociedad pueda agradecer a ustedes y a los que de alguna manera hemos contribuido en su formación para que sean aquellos que toda sociedad necesita, líderes. Líderes, en el buen sentido, para que la nación crezca y que la igualdad también sea cada vez mayor en nuestro país.
Muchas gracias a todos.