Discurso pronunciado por el Dr. Pablo Luis Manili
Acto de colación de grado del día 13 de diciembre de 2019
Señor vicedecano, señora secretaria académica, señores profesores, graduados, señoras y señores.
Hoy es un día de alegría para la comunidad académica de esta Facultad, un nuevo grupo de personas que egresa de ella luego de haber recibido una educación de excelencia. Los colegas que hoy reciben sus títulos han tenido el honor de formarse en la mejor universidad de Latinoamérica y en una de las mejores del mundo, según todos los rankings internacionales. Además lo han hecho en una universidad democrática, pública, autónoma, gratuita y cogobernada.
Todos ustedes, queridos graduados que hoy egresan, llevarán ese sello de distinción durante toda la vida. Todos ustedes podrán decir con orgullo que estudiaron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Está casa ya nos ha dado más de una decena de presidentes de la Nación, centenares de diputados, senadores, jueces. Aquí se han graduado también los profesionales más destacados en la actividad privada de nuestro país, que han pasado por nuestras aulas para formarse.
Todos los que estamos hoy en este salón de actos, sabemos que esta Facultad enamora. Tanto enamora, que algunos de nosotros no hemos dejado de venir nunca, desde el día que ingresamos a ella siendo adolescentes, porque abrazamos con pasión, una vez graduados, la tarea docente, como una forma de devolverle a esta Facultad y a la sociedad toda lo que nos ha dado y lo que ha hecho por nosotros. Esa es justamente la enorme diferencia entre estas y otras facultades, quienes enseñamos aquí lo hacemos con pasión y lo hacemos por verdadera vocación docente. Sabemos que más que formar abogados, traductores o profesores en ciencia jurídica, también formamos ciudadanos, que además ejercerán una profesión, pero que antes que nada son ciudadanos. Aquí intentamos enseñarles valores democráticos, intentamos formar su capacidad de pensamiento, para que luego se vuelva acción. Intentamos persuadirlos sobre la necesidad de respetar las ideas de otro y de buscar el consenso a pesar de los disensos.
Quien diga que aquí solamente enseñamos Derecho, miente. Aquí enseñamos valores y principios. Por ello, cuando cada uno de ustedes se salga de aquí y comience a ejercer o continúe ejerciendo la profesión, debe procurar ser un testimonio viviente de esos valores. Todas las ramas del Derecho están por debajo de los valores y de los principios que aquí enseñamos. Algunos de ustedes se dedicarán al Derecho Público, otros al Derecho Privado, otros al Traductorado, otros al Profesorado de Ciencias Jurídicas. Algunos lo harán en la actividad pública y otros en la práctica privada, pero todos ustedes deben ser un testimonio viviente de esos valores.
Una profesión no es solamente un modo de ganarse la vida. Es una forma de dar testimonio a todos los que nos rodean. Algunos de ustedes tal vez piensen que este es el fin de una etapa, pero preferiría que lo vieran como el comienzo de una etapa, una etapa que va a ser más larga, que seguramente va a ser más difícil y menos divertida que la etapa de estudiante. Hasta hoy ustedes se formaron en lo elemental de las ciencias jurídicas, repito, en lo elemental nada más. Van a tener que seguir estudiando. El Derecho cambia continuamente, y si no estudian todos los días van a ser cada vez menos abogados.
Sepan ustedes que hoy también se les entrega el título a personas que obtienen diplomas de posgrado. A ellos mi especial felicitación porque demuestran que después de recibirse de abogados hay que seguir estudiando.
La Facultad de Derecho no les dice adiós, les dice hasta siempre. Estas puertas van a estar abiertas para que ustedes se sigan formando, para que ustedes vuelvan a formarse o a formar a otros como docentes, para que todos juntos, alumnos, profesores, graduados, colaboremos en sacar este país adelante, para que todos juntos luchemos para constituir la unión nacional, para afianzar la justicia, para consolidar la paz interior, para proveer a la defensa común, para promover el bienestar general y para asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino.
Muchas gracias.