Discurso pronunciado por la Dra. Frida Armas Pfirter
Acto de colación de grado del día 6 de diciembre de 2019
Señor vicedecano de la Facultad Dr. Marcelo Gebhardt, Sra. Secretaria Académica Dra. Silvia Nonna, autoridades, docentes, colaboradores y queridos graduados de Abogacía, de Traductorado Público, del Profesorado para la Enseñanza Media y Superior de Ciencias Jurídicas, diplomas de honor, familias, amigos, señoras y señores, muy buenos días a todos.
Es realmente para mí un honor, una emoción, porque no decirlo, y estoy muy agradecida a las autoridades de la Facultad por haberme elegido para dirigirles estas palabras hoy.
No se preocupen que tengo instrucciones precisas, que esto son sólo unas breves palabras, no es una clase magistral, no es un discurso, sino simplemente felicitarlos, a lo mejor un poquito más largo que lo que hizo el Sr. vicedecano pero lo mismo.
Decir que esto es un día de fiesta, para ustedes por supuesto, pero es un día de fiesta para todos nosotros. Para la Facultad, para los profesores, no fiesta porque se van finalmente, sino fiesta porque han logrado la meta y han logrado lo que todos los profesores queremos, que realmente salgan de la Facultad profesionales bien formados, buenos ciudadanos.
Efectivamente en pocos momentos vamos a proceder a la jura de estos nuevos diplomados, que tomando una metáfora de la naturaleza, como el gusano se transforma en mariposa, ustedes de estudiantes, con todo lo que implica un estudiante, que a veces uno dice, bueno un poco de inconsciencia, un poco de poder seguir adelante con ese cartelito que todavía soy estudiante, pasan a ser profesionales. La diferencia, pensaba, que la mariposa empieza mariposa y ya sabe volar, un profesional todavía no sabemos nada. Tenemos que empezar a aprender. Pero en ese título que van a recibir, de abogado, de traductor, de profesor, el diploma de honor, parece tan pequeño, son un montón y están ahí todos sobre una mesa. Y sin embargo, encierra tanto. Encierra tanto y seguro cada uno de ustedes estarán pensando en este momento que representa para cada uno de ustedes este diploma, tantos años de subida, tantas alegrías, alguna pena, todos pasamos alguna pena en la facultad, y muchas esperanzas. Y eso sigue. Muchas esperanzas. No nos olvidemos de eso. Y los animo a que atesoren y guarden esos recuerdos y esos sentimientos que marcaron el paso por la facultad.
Todo eso tanto lo bueno como lo malo lo han hecho lo que cada uno de ustedes es ahora. Lo bueno les ha dado alas para crecer, para volar, para perseguir sus ideales. Pero no desprecien, no quiten valor a las dificultades a los problemas, a lo malo entre comillas que pasaron durante estos años y que seguiremos pasando todos en nuestra vida, porque eso nos ayuda a ser más fuertes, nos ayuda a ser capaces después de seguir nuestra vida y también, ¿porque no?, nos hace comprensivo con los demás. Cuando pasamos problemas cuando pasamos dolores sabemos entender mejor lo que les pasa a los demás.
Veo acá también como dijo el Sr. Vicedecano, a las familias originales: padres, madres, abuelos, hermanos; las nuevas familias: novias, novios, esposos, mujeres, hijos. Ustedes seguramente lo tienen en mente que para ellos es un orgullo y un honor como para ustedes. No es menos. Realmente tengan presente que los años que pasaron en esta casa, les permitió alcanzar el título también gracias a ellos. A ese tiempo que le dedicaron, a esos sacrificios, a esos esfuerzos. Ellos estuvieron a su lado y ellos han contribuido de distintas forma a que ustedes puedan llegar a ser lo que son hoy. Cuanto cariño, cuanto amor, cuanto sacrificio detrás de cada uno de estos títulos. Personales, familiares. Esa es la emoción del día de hoy. Que a uno se le hace presente todo lo que vivió estos años, todo lo que les debemos a los demás. Nunca lo olviden. Y vuelvan a esa certeza, cuando la vida presenta problemas, que los presentará como se les presentan a todos. También detrás de estos títulos está el esfuerzo y el sacrificio de los profesores, que bien o mal, perdón por las cosas que hicimos mal, pero todos tratamos, estoy segura que todos mis colegas tratamos de dar lo mejor para formarlos a ustedes y para ser que fueran lo que nos parecía que era ser una buena persona y un buen profesional. Para los que llevan tareas no docentes, este acto se desarrolla con tanta facilidad y todo, y hay tanto esfuerzo y sacrificio atrás. Y no es menor, el esfuerzo y sacrificio también de todos nuestros conciudadanos que ayudan con su trabajo, con sus impuestos a que esta facultad pueda tener la excelencia que tiene. Entonces, como nos decían nuestras abuelas, al menos la mía, es de bien nacido ser agradecidos. Entonces nunca olviden eso, y estén siempre agradecidos por ese título que hoy tienen.
La Facultad va a tener siempre sus puertas abiertas para ustedes, los que tengan en su interior la llama de la docencia, ese imán que nos atrae a ser formador de formadores no se resistan, a pesar del esfuerzo, a pesar de la poca remuneración económica, realmente es una de las cosas, me parece, más linda poder ayudar a otros a encontrar su camino. Acérquense a la cátedra que prefieran, y sigan la carrera docente, para devolver algo a lo que hasta acá se ha recibido. Pero los que no, tienen también las puertas abiertas de esta Facultad para el posgrado, para el doctorado, para la facultad, la hemeroteca. Ser un buen profesional implica necesariamente una formación constante. Por supuesto que pueden hacerlo en otro lado, o pueden ser autodidactas, pero sepan siempre que esta casa madre los va a estar esperando y va a tener las puertas abiertas para ustedes.
La Universidad de Buenos Aires tiene una tradición de excelencia que ustedes tienen que mantener y aumentar. Es un honor recibir su título, pero también es un compromiso. A partir de ahora se les van a abrir puertas que antes estaban cerradas, pero nada es definitivo. Esto es un buen comienzo. Recién empiezan a volar. No pierdan la ilusión. No pierdan las ganas de recomenzar cada vez. Como decimos coloquialmente, y esto que se nos grabe, no se la crean. No somos nada, sino que nos hacemos en cada momento a medida que vamos tratando de ser mejores. Empieza un nuevo desafío. Y cada uno se ha formado en una carrera y en una profesión, pero esta facultad también trata de formar en valores. Enseñar a respetar la opinión de los demás, defender la República. La Facultad ha cometido su cometido si cada uno de ustedes es un ciudadano cabal, es un buen profesional, pero si sobre todo es una buena persona, una persona honesta, leal, que trabaja por construir y mejorar su país.
Ahora empiezan otra etapa, seguro llenos de entusiasmos. Alguno también con un poco de temor, por los desafíos que se les van a plantear, pero yo les diría, no tengan miedo. El mundo los espera. Las sociedades está siempre ávida de profesionales que amen lo que hacen, que no midan el esfuerzo para ayudar a los demás, a conseguir lo que creen justos, que no se conformen con las estructuras ya existentes, sino que sean capaces de seguir soñando a pesar de las dificultades y de las desilusiones, les pido que no se conviertan en experimentados profesionales, en el mal sentido, jamás. Conserven la frescura que tienen ahora. Cuando todavía tienen más o menos intacto en la memoria los ideales por los que quieren luchar. Envejeceremos físicamente, si, es ley de vida. Pero envejecer en el corazón es una decisión de cada uno. Ojalá podamos mantener nuestro corazón joven y abierto a los demás, y cuando se nos envejezca un poco, nos rejuvenecemos, el corazón rejuvenece. Todos y cada uno de nosotros necesitamos de ustedes, de cada uno de ustedes para hacer mejor nuestra sociedad.
Ahora termino diciéndole a cada uno, muchas felicitaciones. Hoy es un día maravilloso. Disfrútenlo. Lo has logrado, has empezado a recorrer el camino profesional. Bienvenidos colegas.