Discurso pronunciado por la Dra. Ana María Lemmo
Acto de colación de grado del día 9 de agosto de 2019
Señor decano, doctor Bueres, señor vicedecano aquí presente el Dr. Marcelo Gebhardt, profesores, egresados, familiares de los egresados.
Es para mí un honor compartir con ustedes esta colación de grado, en donde debo decirles, que mis palabras en esta oportunidad podrán resultar muy bien o muy mal, ya que hoy vengo a hacer entrega del título a un abogado que también lleva mi apellido y no es mi hermano.
Al finalizar este pequeño discurso podrán deducir de quien se trata.
Hoy no vengo a hablarles de Derecho, hoy no voy a hablarles de los códigos de fondo ni de los códigos de forma, ni del proceso judicial ni de los métodos alternativos de resolución de conflictos. Tampoco ni siquiera de la Constitución Nacional.
Hoy voy a intentar en muy pocas palabras darle algunas herramientas para el desafío que les espera extra muros, porque sé que ustedes estarán pensando que ardua es la tarea del abogado. Y para serle más difícil esta tarea que si lo es, traje un diagnóstico, un tratamiento, una medicina, y un tratamiento de rehabilitación continua que creo que les va a servir para cualquier tipo de proceso, cualquier materia, civil, comercial, penal o laboral, pero antes de darles ese diagnóstico quiero decirles que esto no es una despedida, que esto es una invitación, una invitación para que vuelvan a esta alta casa de estudios a participar de los congresos nacionales e internacionales que aquí se dictan, que vengan a hacer posgrados, el doctorado, o porque no la carrera docente.
Y si bien les dije que no iba a hablarles de Derecho, si voy a recomendarles en mi calidad docente, cuatro libros, cuatro libros que van a ser un poco el resumen de este diagnóstico que ya mismo voy a decirles. Porque creo que frente a cualquier conflicto, cuando ustedes tengan que abordarlo, hoy en la época de la inteligencia artificial, creo que debemos volver a la inteligencia emocional. Volver algo muy simple, les dije que iba a hacerlo, porque tengo muy poco tiempo, en muy pocas palabras y con las palabras más simples. Creo que la crisis es una crisis de valores, y es tan simple como volver a usar los cinco sentidos, volver a los valores y ejercer la abogacía con un único norte, la ética. Por eso en esa colección de cuatro libros pensé en ese libro que le escribió Aristóteles a su hijo, que seguramente lo leyeron, La ética Nicomaco. Otro libro sería importante en este momento, recordar a Platón, la Alegoría de la Caverna, que lo van a encontrar en el libro séptimo de La República de Platón, porque ahí podemos ver un poco lo que tenemos también que hacer como abogados.
Ustedes hoy llegaron acá a obtener ese diploma porque tuvieron habilidades y destrezas, pudieron atravesar y llegar a la luz del conocimiento. Pero no nos olvidemos que tenemos que volver a buscar a los encadenados. ¿Saben qué? Todos nos necesitamos. Entonces vamos a la caverna nuevamente a buscar a los encadenados porque todos necesitamos también los guerreros, los intelectuales y los artesanos. Y por eso acá hablando de artesanos y hablando de las habilidades que ustedes tuvieron para llegar hasta aquí, y acá sí los exhorto, a que ahora sean artesanos de algo mucho más importante que es la felicidad. Por eso ahora si les doy esto. A ver si ustedes están de acuerdo conmigo: yo creo que en todo conflicto, todo conflicto, tiene una raíz única, un denominador común, que es diagnóstico trauma comunicacional, sordera cognitiva, ceguera cognitiva, para ese diagnóstico el tratamiento sería la escucha activa. Pero una escucha empática, que la persona que estamos asesorando, que vamos a buscar juntos una alternativa para resolver ese conflicto sepa que estamos cerca, tan simple como estar cerca de las personas con conflictos.
En los grandes conflictos armados, masivos, como la FARC en Colombia, los facilitadores, los negociadores, hacen lo que se llama la presencia disuasiva, los que abogados llamamos estar in situ, en el terreno. Y entonces en forma más simple diríamos: estar cerca de las personas en conflicto, en forma empática y buscar creativamente juntos una solución a su conflicto.
Y siguiendo entonces con el tratamiento de este diagnóstico, ya sabemos que es un trauma comunicacional lo que los separa, ser entonces duros con el problema pero blandos con las personas. Hoy los problemas solamente se van a poder resolver en forma transversal, en forma horizontal, con una ciencia más blanda, una ciencia más empática. Entonces la medicina que yo encontré para este dilema es: el diálogo, la comunicación. Y esto que les digo como tratamiento de rehabilitación continua: la felicidad. Nunca se olviden, hasta aquí llegaron con destrezas habilidades, pero ahora sean artesanos de su propia felicidad. Y bueno creo que ya estoy en condiciones, ya les dije que esto no era una despedida, que es una invitación para que vuelvan a esta alta casas de estudio, ya les recomendé los cuatros libros y ahora les traje un regalo. Este regalo es lo que yo les doy a mis alumnos el último día de clase. Lo que sucede es que se lo daba en soporte papel porque nunca podía llegar a leer el número diez. Porque hace 33 años que vengo cumpliendo ininterrumpidamente los nueve primeros, y hoy estoy aquí porque estoy cumpliendo el número diez. Por eso hoy lo voy a leer y con una sonrisa en mi boca.
Los mandamientos del abogado, que seguramente también los conocen, fueron escritos por un colega, un procesalista, el Dr. Eduardo Couture, uruguayo. Y dicen así: “Mandamientos del abogado”:
Mandamiento número uno. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos Abogado.
Mandamiento número dos. Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando
Mandamiento número tres. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
Mandamiento número cuatro. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
Mandamiento número cinco. Sé leal. Leal para con tu cliente al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el Juez que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
Mandamiento número seis. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
Mandamiento número siete. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin tu colaboración.
Mandamiento número ocho. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho; en la Paz, como instituto bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
Mandamiento número nueve. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegará un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el debate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
Mandamiento número diez. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para vos decirle que se haga Abogado.
Olvidé decirles algo también muy importante, las personas en conflicto, cuando los abogados resolvemos un conflicto a nivel micro, también vamos a darle a la sociedad y le vamos a devolver, porque ese tejido social con ese conflicto está dañado. Cuando nosotros le devolvemos a la sociedad en forma macro, en forma globalizada, una solución, entiendo que le estamos devolviendo lo que tanto aclama, la paz social.
Por eso, para mí, la abogacía es una pasión, pero la pasión hay que ejercerlas con todas estas cuestiones que hablamos hoy, con un único norte, la ética, la vuelta a los valores, la vuelta a los usos de los sentidos, y con pasión pero también con n y con m, con mucha pasión pero también con compasión, que la persona que está en conflicto, entienda que estamos acompasando su conflicto con empatía y que con diálogo vamos a llegar a la mejor solución negociada.
Quiero decirles, a todos, mucha suerte, felicitaciones y también decirles que la vida de mi hijo y la mía a partir de hoy es bárbara.
Muchas gracias.