Discurso pronunciado por el Dr. Juan Martín Alterini
Acto de colación de grado del día 24 de mayo de 2019
Buenas tardes. Hoy me honran con esta posibilidad de pronunciar unas palabras en un día verdaderamente especial para todos; especial para nosotros, los profesores, y especialmente para ustedes, quienes se gradúan, no egresan, de esta Facultad que integra nuestra Universidad que es única, pública, nacional y única también porque cuenta ya, con sus cinco Premios Nobel.
También es especial para mí hablar en presencia de su Decano que fue mi primer jefe, cuando ingresé a los tribunales hace unos años ya, y que hoy me recibe nuevamente como magistrado.
Nuestra profesión, en el campo en que se desarrollen es difícil, oirán por ahí; y es cierto. Claro que la dificultad estará sobre quienes no continúen su formación académica.
Desde que me gradué, hace no tantísimos años, cambio todo. El Código Procesal, infinidad de normas y, especialmente, el Código Civil y Comercial. De eso se trata nuestra profesión, de un cambio constante que, sin formación, estudio y dedicación, se hace difícil. Ustedes, quienes hoy reciben su diploma, ya no podrán errar al amparo de ser “estudiantes” sino que tienen el desafío del equívoco a partir del aprendizaje de un sistema que, constantemente, cambia. Y es apasionante.
El Código Civil y Comercial, por ejemplo, es un hito en sus carreras que no pueden desaprovechar, porque nuestra doctrina no ha profundizado todavía, todos los institutos que atraviesa. Al constitucionalizar al Derecho Privado, amplió fuertemente nuestras incumbencias. Definir sus alcances, sus márgenes, es la tarea que requiere -y mucho- de ustedes. El mundo en que vivimos, con tecnología constantemente evolucionando, exige una atención apasionante y desbordante. Piensen que recientemente se publicó una noticia en la que se ponía en evidencia que un algoritmo, utilizado para resolver asuntos de competencia del Tribunal de la Comunidad Europea sobre Derechos Humanos, tuvo una tasa de acierto cercana al 80 por ciento que lo decidido en casos reales por jueces de carne y hueso.
Es esa, también la realidad jurídica que necesita de ustedes. Todo está por escribirse, y resulta una carga que no van a eludir. Como lo decía mi padre, “hay lugar para todos, para todos los que se forman”. Es complejo, por supuesto, un sistema tan dinámico como el nuestro, leyes, decretos, resoluciones administrativas, todos los días se agregan al ordenamiento jurídico y se inscriben en un sistema constitucionalizado que, el profesor Travieso, aquí presente, no me dejaría mentir.
Couture, con su característica pluma y capacidad metafórica, decía algo así como que el Derecho es una “cárcel de aire”, y nada es más cierto. El cúmulo de normas, el sistema, se actualiza constantemente y, con todo, encierra nuestras acciones. Eso, también, es lo que van a trabajar ustedes a partir de hoy.
Termino con un agradecimiento a las autoridades de la Facultad, y a quienes hoy se gradúan, les digo “bienvenidos al club”; a nuestro club, al de quienes queremos estudiar y trabajar para el Derecho.
Muchas gracias.