Discurso pronunciado por el Dr. Leandro A. Martínez
Acto de colación de grado del día 2 de noviembre de 2018
Buenas tardes a todos. Es para mí un enorme placer dirigirles unas breves palabras, en nombre de las autoridades y del cuerpo de profesores, en esta tarde de emociones para cada uno de los aquí presentes.
Permítanme dedicar estas primeras líneas a los familiares y seres queridos de nuestros flamantes egresados, ya que sin lugar a dudas fueron parte importante del camino que hoy culmina.
Básicamente, deseo contarles algunas pequeñas cosas sobre ese hermoso edificio de columnas dóricas. Nos encontramos en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. El imponente cuadro que decora este recinto y domina la escena representa el acto de fundación de la Universidad de Buenos Aires en el año 1821. Piensen un segundo en la fecha. Esta Universidad vio la luz antes del nacimiento del Estado argentino con la Constitución federal de 1853/60. En pocos años esta Universidad celebrará sus 200 años.
Aquí, en este mismo salón, se celebró el primer debate presidencial de la historia de nuestro país. Acontecimiento que esperemos inaugure una sana y larga tradición democrática.
En las aulas de esta Universidad se formaron y egresaron 15 presidentes argentinos, como así también, muchas personalidades que se destacaron en la esfera pública y privada. Vale destacar que de los 5 argentinos que ganaron el premio nobel, 4 fueron estudiantes de esta Institución.
En la actualidad, esta Facultad de Derecho de la Universidad se consolida como una de las mejores y más importantes de toda Latinoamérica.
En definitiva, les quiero manifestar que sobran motivos para que sientan un profundo orgullo por los varones y mujeres que hoy van a recibir su título y por la Universidad pública que los cobijo como estudiantes.
Hoy es un día especial, pero además es un año significativo para el conjunto del pueblo de la República. Por un lado, conmemoramos los 100 años de la Reforma Universitaria de 1918. La reforma universitaria fue el disparador para la consolidación del modelo de Universidad pública que hoy tenemos. Una Universidad autónoma, gratuita, cogobernada, plural y laica, la cual tiene como pilares básicos a la excelencia académica, a la investigación y a la extensión.
Por otro lado, celebramos el aniversario de los 35 años de la recuperación de la democracia de la mano de un graduado y doctor honoris causa de esta Universidad. Ese hombre fue el Dr. Raúl Alfonsín y, discúlpenme la confidencia, es mi presidente preferido de toda la historia.
Muchos de Uds., seguramente la mayoría, son nacidos y criados en democracia. Ser egresado de la Universidad pública es un privilegio, pero también una gran responsabilidad. Jamás deberán olvidar que es la sociedad la que sostiene a la Universidad pública y gratuita con sus impuestos y que por esta razón se espera mucho de sus egresados y profesores. La democracia y las instituciones republicanas ya no peligran, pero necesitan ser edificadas día a día. A partir de hoy, Uds. cuentan con la caja de materiales necesaria para contribuir en esa tarea. El derecho debe ser una herramienta para la construcción de una sociedad más libre, igualitaria y fraterna.
La Universidad de Buenos Aires será siempre su alma mater. Este es un vínculo indisoluble que se apodera de nuestra sangre y corazón. La madre que nutre espera que sus hijos e hijas vuelvan. Los aguarda el Departamento de Posgrado con su oferta de cursos independientes, programas de actualización, maestrías y doctorado. El Centro de Graduados les ofrece programas de perfeccionamiento en el ejercicio profesional. El Departamento de Carrera Docente y las Cátedras los recibirán en el ejercicio de la docencia universitaria. Del mismo modo, podrán sumarse a las tareas de extensión e investigación que son pilares del quehacer de la Universidad.
En algunos instantes, ya estoy terminando, van a vivir un momento de altísimo valor simbólico. Empeñarán su palabra al prestar solemne juramento. Lo harán por la Constitución, la patria, los derechos humanos y sus convicciones personales. Honren el compromiso que hoy asumen a lo largo de sus existencias.
Les deseamos una buena vida, nos vemos pronto y los despedimos con un cálido abrazo fraternal.