Discurso pronunciado por el Dr. Carlos Francisco Balbín
Acto de colación de grado del día 24 de agosto de 2018
Buenas tardes a todos. Quería saludar especialmente al Vicedecano, a las autoridades de la facultad, a los profesores aquí presentes, a los familiares y amigos que nos acompañan en la tarde de hoy, y especialmente a los abogados que van a jurar hoy como tales.
Quisiera comenzar recordando un cuento de uno de los escritores, creo, más importantes de la literatura latinoamericana. Me refiero a Alejo Carpentier, un escritor cubano cuyo cuento quizás más interesante es aquel que se titula “Viaje a la semilla”. Este cuento comienza con la muerte de un hombre que poco a poco retrocede en el tiempo, y llega a ubicarse en el vientre de su propia madre, antes de su nacimiento. Creo que su lectura nos permite a nosotros ubicarnos en el primer día cuando comenzaron sus estudios aquí en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Y la pregunta, por tanto, en ese contexto es ¿Por qué decidieron estudiar Derecho? ¿Por qué estudiar particularmente esta carrera y no otras? Es posible que muchos crean que el Derecho consiste en repetir leyes o textos jurídicos. Pero nosotros trabajamos durante cuatro, cinco, seis años intentando construir con nuestros alumnos la idea de que el Derecho no es repetir meramente textos jurídicos sino pensar, reflexionar, razonar en términos de Derecho.
Comencé estas palabras refiriéndome a la literatura, porque la literatura y el Derecho tienen un vínculo muy importante. A principios del siglo pasado, un juez norteamericano comenzó a confeccionar una lista sobre las obras literarias que se refieren al Derecho. Pero en verdad no me interesa referirme a esa lista, sino advertir que la literatura nos permite volver nuestra mirada al Derecho en términos de imaginación y creatividad. Porque el Derecho no es solo pensarlo, no repetirlo, sino además es crear e imaginar. Esa imaginación y esa creatividad nos permiten también pensar Derecho en nuestra realidad puntual. Y por eso, me refería a Carpentier y al realismo mágico latinoamericano. Porque nosotros construimos Derecho en Latinoamérica y particularmente en la Argentina, con los problemas propios de la Argentina.
Quiero destacar también en ese viaje hacia el pasado, el esfuerzo y el sacrificio de todos ustedes, y también las debilidades y los desencuentros, porque son parte de esta realidad. Y felicitar y reconocer también a todos aquellos que los acompañaron durante este tiempo, que son sus familias y amigos, que están también presentes aquí con nosotros. Pero la literatura no solo nos permite volver sobre el Derecho con una mirada más imaginativa y más creativa, sino también con otro lado del Derecho, que a veces es olvidado y que es la humanidad, sobre la cual debe justamente versar el Derecho.
Quiero referirme a otra obra literaria de un escritor italiano, Luigi Pirandello, premio Nobel de Literatura, más allá de sus ideas políticas ciertamente controvertidas. Pirandello tiene una obra extremadamente creativa, cuyo título es “Seis personajes en búsqueda de un autor”. Y la historia que cuenta el propio Pirandello es de una familia con muchos conflictos, con profundos conflictos que decide recurrir al teatro y convencer al director del teatro para que escriba la obra y ellos interpretarla. En verdad, el director duda, pero luego acepta la propuesta de esa familia y comienza a escribir lo que debe interpretar la propia familia. Y luego, durante el ensayo de la obra, la familia comienza con la interpretación y el director se molesta porque no comprende si esa familia estaba interpretando la obra escrita por el director, o su propia vida. Y de eso se trata justamente, porque ustedes a partir de ahora van a comenzar a escribir su propia historia y su propia historia en el Derecho. No la van a escribir los profesores que acompañamos durante este tiempo su formación sino que, insisto, ustedes son quienes deciden cómo construir esa historia en el Derecho.
Y por eso, si pudiéramos aconsejarles, creo que es conveniente que no se transformen en jueces despersonalizados o en abogados solo preocupados por la renta o abogados que acompañen simplemente las decisiones políticas sin un espíritu crítico. Es necesario repensar el Derecho y es necesario repensarnos a nosotros mismos y advertir que el Derecho es básicamente una herramienta de transformación personal y también de transformación social. La Argentina es un país con muchos conflictos y con alta pobreza, y por tanto los abogados debemos comprometernos con esa realidad. Insisto, no solo personal sino también social. Al fin y al cabo, concluyo, no solo intentamos durante este tiempo, en un trabajo conjunto entre ustedes y nosotros, pensar el Derecho, no simplemente repetirlo. Y en esta nuevamente etapa, lo que yo les deseo es que juntos podamos, no solo pensar, sino también soñar en Derecho.
Muchas gracias.