Discurso pronunciado por la Dra. Beatriz Rodriguez
Acto de colación de grado del día 18 de mayo de 2018
Traductores y abogados, señor vicerector de la Universidad de Buenos Aires, señor vicedecano de la Facultad de Derecho, señora secretaria académica, autoridades, docentes y colaboradores, queridos egresados de las carreras de Abogacía, Traductor Público, Profesora de Ciencias Jurídicas y Procurador, señoras y señores.
En representación de la Carrera de Traductor Público cuya dirección tengo a mi cargo, es un profundo orgullo y gran honor pronunciar estas humildes palabras que darán paso al acto de jura de los nuevos diplomados en las carreras que antes mencioné, quienes esperan con ansia ese momento incomparable en el que, en segundos, se atraviesa la puerta de la formación para instalarse en la vida profesional.
Debemos reconocer que en los últimos años el mundo en que vivimos ha tenido más cambios que los experimentados casi en los dos siglos anteriores, especialmente con la revolución de Internet y la globalización que trajo consigo. Ya no es una utopía que una buena parte de las funciones que nos rodean sean reemplazadas por la informática, pero no cabe duda de que la formación humanística y jurídica de los egresados universitarios de esta casa, esa no pasara y tendrá que ser cada vez más profunda y especializada.
Tenemos hoy egresados de las carreras de Abogacía, de Traductor Público del Profesorado en Ciencias Jurídicas y Procuración.
Diré pues, en principio, que no se concibe al Estado de Derecho ni a la propia Justicia o la Administración de Justicia en todos sus ámbitos, sin la profesión de abogado, que más que colaborador de la justicia, es parte integrante de ella pero absolutamente independiente y sometido única y exclusivamente al imperio de la Ley, dulcificado por la equidad y la buena fe requeridas en nuestras Leyes y el sacrosanto deber de defensa.
En lo respecta a los egresados abogados, bueno es aportar un recuerdo del libro de Ihering, titulado “La jurisprudencia en broma y en serio”, donde dice que el Letrado debe saber utilizar el humor fino jurídico en sus escritos y discursos o informes orales, que acreciente su argumentación y a pesar de ser el Derecho una ciencia es por encima de todo un arte. El humor es lo más serio del mundo y no está reñido con el ejercicio del Derecho, con la carga de la defensa y de los argumentos jurídicos, como en la vida real, humor y seriedad no están reñidos sino que son complementarios.
En cuanto a los traductores, debemos decir que el lenguaje desempeña un papel protagónico como herramienta de comunicación en todo tipo de relación entre comunidades que hablan idiomas diferentes. En virtud de la pluralidad lingüística, se hace necesaria la mediación de un traductor profesional que no solo domine sus lenguas de trabajo, sino también los sistemas metodológicos y las particularidades del área de conocimiento en la que trabaja. Sin duda, una tarea que la tecnología nunca podrá suplir.
Y no nos olvidemos de los profesores en ciencias jurídicas y los procuradores, profesionales de excelencia formados en la esencia de la verdad, de la claridad y de la contundencia en afirmaciones y definiciones.
Y es aquí donde quisiera unir todas disciplinas que he mencionado. Estamos en el marco de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y ella tiene la múltiple función de formar profesionales, alimentar su claustro docente, y fomentar la investigación en la disciplina de que se trate. Egresar de la universidad significa ingresar en el ámbito del ejercicio real y concreto de una profesión elegida; y es en esa nueva etapa de la vida profesional donde el egresado deja de estar bajo la mirada exigente pero protectora de la universidad, para pasar a formar parte del efectivo y concreto ejercicio profesional.
Sin una formación sólida, un "profesional" difícilmente sea mucho mejor que un "intruso"; por eso se ha convertido en un deber ineludible e impostergable de las universidades fortalecer la formación tanto de grado como de posgrado.
En este sentido cobra particular relevancia la interacción y necesaria complementariedad de todos los profesionales citados. Ellos ejercen profesiones de pasión, de vocación, de servicio, de compromiso y de entrega incondicional con el rol que la sociedad le confiere a cada uno.
De alguna manera, los padres fundadores de la Nación sabían de la complejidad futura cuando pensaron en la posibilidad de una Argentina digna y orgullosa. Por vías diferentes resultaba claro que al país moderno solo se llegaría convirtiendo a los diversos habitantes de este suelo en sujetos dotados de los artificios jurídicos, lingüísticos y técnicos necesarios para que asuman la responsabilidad que es propia a la vida en sociedad. Sin embargo, los argentinos que debieron enfrentar los desafíos que implicaba ingresar en la modernidad supieron enseguida que entre el proyecto y la realidad siempre hay numerosos puntos de fuga.
En el ranking de la UNESCO, que nos indica los altos niveles de educación llama la atención que los primeros diez puestos no son ocupados por los países llamado comúnmente más desarrollados. Se encuentran primeros Finlandia, Irlanda, Islandia, Corea, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Son países de desarrollo relativamente reciente y muy buen nivel de vida. Esto implica cambiar la manera de pensar la educación. No es que un país por ser desarrollado invierte más en educación, sino que los países son desarrollados porque invirtieron más en educación. Por eso debemos hablar de educación ciudadana o ciudadanía educada, pero no podemos soslayar estos conceptos, como pilares del crecimiento de una Nación y los profesionales que hoy juran saben largamente lo que es sacrificio en pos del logro de un objetivo de trascendencia.
En resumidas cuentas, necesitamos enseñar a aprender y conseguir profesionales capaces de mantenerse en aprendizaje permanente.
No cabe duda de que al hablar de los profesionales que egresan de nuestra querida casa de estudios debemos hablar de un profesional auténtico, una de las características claves que hacen que un buen profesional se diferencie de otro no tan bueno, aun a igualdad de condiciones de educación y de preparación formales.
Queridos egresados, reciban su diploma con la alegría del logro alcanzado, con la humildad de los grandes que entendieron el mensaje y se colocaron al servicio de la sociedad y con el firme compromiso de ejercer seria y responsablemente la profesión que eligieron como medio y como modo de vida para lograr un profesional mejor en un mundo mejor.