Discurso pronunciado por la Dra. Liliana Hebe Litterio
Acto de colación de grado del día 19 de septiembre de 2017
Buenos días a todos, al señor vicedecano, doctor Alberto Bueres, a la secretaria académica doctora Silvia Nonna, a los profesores que integran el plantel docente de esta prestigiosa casa de estudios, a los familiares y amigos y a quienes hoy reciben su diploma de abogados y se convierten en nuestros colegas.
Gracias por poder estar acompañando este acto que seguramente será inolvidable en cada uno de nosotros y de los jóvenes que por algún motivo valedero están hoy aquí. Cuando me llamaron para transformarme, para transmitirme la invitación para hablarles en este evento sentí una doble inmensa alegría. Por un lado porque sin duda muchos de los hoy graduados han pasado por mis clases y han estado en contacto académico y humano conmigo, y por el otro porque uno de los que hoy jura es mi propio hijo, por eso, cada vez que pienso en esta ceremonia reparo en que durante la carrera formamos personas de bien, además de futuros profesionales del derecho que lucharán por la justicia, estoy segura de ello, y también por eso, este acto es majestuoso, no sólo por la presencia de la bandera nacional sino porque implica el juramento que cada uno de ustedes transmitirá comprometiendo sus creencias y convicciones más íntimas.
Cada uno ha llevado a la carrera universitaria de diferente manera y el apoyo familiar también ha sido diverso, pero siempre importante. No conozco cada situación particular, pero con mayor o menor esfuerzo todos han llegado hoy a una meta, pero, es a la vez el comienzo de sus carreras profesionales, no termina allí esta meta, empieza. Hoy más que nunca estoy segura de que ya tendrán decidida una tendencia jurídica especializada en una rama del Derecho, sea constitucional, internacional privado-publico, civil, laboral o cualquier otra, les deseo que puedan concretarla con felicidad; independientemente de eso me gustaría que todos tengan en cuenta por igual ciertas premisas básicas, creo imprescindible que recuerden aunque parezca sobre entendido que las leyes son hechas para ser cumplidas, y si los valores que encierran o los principios que contienen atentan contra el derecho y la justicia tienen que ser punidas pero por los procedimientos legales competentes, no por su reiterada violación.
También me parece importante que tengan siempre presente que las normas deben tener en cuenta la realidad que deben regular, caso contrario no son útiles para la conveniencia social, además, como el derecho es tan dinámico como la realidad que regula, es imprescindible que ustedes sigan estudiando siempre, porque las realidades cambian y las normas deben adaptarse a ellas, por eso el abogado y profesor uruguayo Eduardo Couture les recuerda textual y reiteradamente que el derecho se transforma constantemente, y si no sigue sus pasos, cada dia, serás un poco menos abogado, entonces, ahora que están por recibir el diploma de abogado pueden contribuir a cambiar la realidad, cada uno desde el lugar que les toque ocupar, sea en el Estado, en una empresa, un sindicato, un estudio jurídico, una fundación o cualquier otro sitio.
Para terminar, me he guardado bien adentro del corazón uno de los 10 mandamientos del abogado que formuló Eduardo Couture y que quiero compartir con ustedes, es el último de ellos y el maestro uruguayo se dirige a los noveles abogados y les dice: “Ama tu profesión, Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado”.
Muchas felicidades para todos, muchas gracias.