Discurso pronunciado por el Dr. Marcelo Alegre
Acto de colación de grado del día 23 de septiembre de 2016
Buenos días.
Espero que disfruten a pleno este momento inolvidable. A las familias, especialmente. Este momento también les pertenece. Y hacen muy bien en estar orgullosos, estas nuevas abogadas y abogados son graduados de la gloriosa Universidad de Buenos Aires, la más importante universidad de habla hispana del mundo, la que exhibe más Premios Nobel que todo el resto sumados; y es la universidad autogobernada, democrática, laica y pluralista; que la sociedad sostiene con los impuestos y de la que espera siempre nuevos logros y avances.
Esta Facultad ha producido 15 presidentes constitucionales, de todos los colores y todos los gustos. Mi preferido fue uno de bigotes que recorría el país recitando el preámbulo y que juzgo y metió presos a los comandantes de la dictadura. Pero, como digo, hay para todos los gustos.También es motivo de orgullo que estos graduados hayan podido estudiar en una Facultad que eligió una gran mujer como su última decana, orgullo del derecho argentino y de nuestra comunidad académica. Algunos de ustedes llegarán a ser presidentes o presidentas de la Nación, jueces de la Corte, legisladores; o serán los juristas que llevarán al Derecho a conocer nuevas fronteras.
Pero de corazón espero que todas y todos tengan algunos importantes atributos en común, en cualquier rol que ocupen y, créanme, habrá muchos cambios en su carrera. Ojalá los hayamos preparado para enfrentar esos cambios. Espero entonces que hayamos formado hombres y mujeres de derecho que se expresan con claridad y no construyen distancia con el resto de la sociedad usando palabras difíciles o un lenguaje oscuro. Que priorizan los derechos humanos sobre los negocios y los intereses económicos. Que saben ponerse en el lugar del adversario y entenderlo; y no entienden el juicio como una pelea en el barro donde todo vale. Que entienden que este diploma los hace parte de un monopolio regulado. Que no está al servicio de ustedes, sino de la gente que busca justicia. Por lo tanto, dedican parte de su tiempo profesional a defender causas pro bono o a litigio de interés público. Litigar para defender un principio es tan o más importante que litigar para defender un interés. Que son conscientes de todas las desigualdades que sufre nuestro país y ponen sus destrezas para corregirlas, no para acentuarlas. En particular, son generosos con los más humildes; y respetuosos y respetuosas con las mujeres. Esto aplica a varones y mujeres por igual. En un mundo como el del Derecho que es misógino y discriminador, y que debe dejar de serlo cuanto antes.
Por último, espero que ojalá encuentren el difícil balance entre la vida profesional y la vida. Ningún trabajo u ocupación vale más que la familia, los amigos o vuestra salud. Nos seguiremos viendo, espero. Hoy dejan el claustro de estudiantes para sumarse al claustro de los graduados, a quienes la Facultad les ofrece una gran diversidad de posgrados y otros servicios. Nadie se va de esta casa para siempre. Que tengan una hermosa vida y que mejoren en algo la vida del país y del Derecho.
Mucha suerte!