Discurso pronunciado por la Dra. Elsa Álvarez Rúa
Acto de colación de grado del día 4 de diciembre de 2015
Señora Decana, autoridades de la casa, señores profesores, nóveles abogados, señoras, señores, muy buenas tardes.
Hoy nuevamente esta sala se inunda de alegría. Alegría de haber alcanzado la meta, aquella que se veía tan lejana cuando por primera vez atravesaron el pórtico de esta Facultad. Alegría de haber compensado el esfuerzo, la dedicación, los días o noches de estudio, las horas que no se dedicaron a amigos o familiares es también la recompensa para la familia y amigos que dieron su apoyo durante toda esta travesía que hoy culmina para dar paso a una nueva.
Hoy comienza un nuevo desafío, esta ruta que van a emprender estará llena de desafíos, de esfuerzos, de fracasos y de triunfos, como todos los eventos de la vida. Pero ustedes se llevan de aquí las herramientas que les permitirán sortear todas esas circunstancias, herramientas que van más allá del conocimiento jurídico que cada uno de los docentes les ha ido transmitiendo puesto que en ese proceso de enseñanza, aprendizaje necesariamente conlleva a la implementación y el desarrollo de estrategias que contribuyen a forjar la personalidad y el carácter.
Todo esto se los ha proporcionado esta casa que para orgullo de todos nosotros goza de un enorme prestigio a nivel interno e internacional. En esto último, mucho han contribuido los logros alcanzados por estudiantes de esta Facultad en competencias internacionales, demostrando el alto nivel académico que desde aquí se ha impartido, pero también esto se lo ha proporcionado la sociedad toda, que es la que ha decidido que este país se distinga y destaque por profesionales capacitados y para lo cual también decidió solventar desde lo material esa capacitación para que el acceso a la enseñanza no estuviera limitado a una elite sino que se encontrara abierto a todo aquel que demostrara vocación y capacidad.
Ahora tienen ustedes la obligación moral de retribuir a la sociedad lo que ella les ha brindado desde el lugar en que desarrollen la profesión, de forma independiente, en el Poder Judicial, Legislativo o cualquier otro lugar de la Administración Pública o la actividad privada. En todo momento pongan lo mejor de ustedes, actúen con principios éticos, prestigien su profesión y tengan en cuenta que detrás de cada expediente, de cada acto administrativo, de cada norma, de cada contrato hay un individuo, un ser humano.
Hoy cuando reciban a ese preciado título se comprometerán al respeto de los Derecho Humanos. Recuerden, entonces, las palabras insertas en la Declaración Universal de Derechos Humanos que forma parte de nuestra Constitución Nacional y que dice que: “La libertad, la justicia y la paz del mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. Ustedes, más que nadie, tienen que actuar para que esto sea una realidad y confío plenamente en que así lo harán.
Finalmente quiero hacerles llegar mis fervientes deseos de que cada uno de ustedes así como se hizo acreedor a ese título que hoy recibirán, consigan todo aquello que se propongan y no encuentro mejor manera que expresarles mis deseos que a través de una antigua bendición irlandesa: “Que el camino salga a tu encuentro, que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano y que el camino siempre se abra a tu puerta”.
Muchos éxitos y muchas gracias.