Discurso pronunciado por el Dr. Daniel Sabsay
Acto de colación de grado del día 20 de noviembre de 2015
Muy buenos días a todos. En particular a la doctora Pinto, decana de la facultad y a las demás autoridades que la acompañan.
Es un placer para mí después de tantos años de haber enseñado en esta casa, ver un grupo tan numeroso de nuevos abogados, y es un placer también el estar acá después de lo que ocurrió hace muy pocos días. Es decir, un jalón institucional como fue el debate, que tuvimos por primera vez en nuestra historia democrática. La discusión, el debate, entre los candidatos a la presidencia de la nación.
Así que esto se inscribe como un segundo jalón, el hecho de que tengamos una cantidad tan importante de auxiliares de la justicia.
Siempre insisto, cuando empiezo un nuevo curso, que tenemos que meternos bien en la cabeza que nosotros somos auxiliares de la justicia que como tales tenemos que ser batalladores por la Constitución. La Constitución es el hilo conductor hacia un país civilizado, democrático, plural y respetuoso de los derechos de todas las personas. Sin Constitución o Constitución devaluada, nos transformamos en personas atemorizadas, vuelve la ley del Talión y dejamos de tener una seguridad propia de ese mundo civilizado que nos permite hacer previsible nuestro futuro.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en su artículo 16, fíjense ustedes ya hace más de los siglos, con gran sabiduría expresaba que un Estado en el que no hay división de poderes y no se respetan los derechos porque no hay una declaración, no tiene Constitución. Y efectivamente, son las dos partes de la misma pero en donde la separación de poderes hace las veces del control y permite que de manera efectiva rijan los derechos fundamentales.
Eso requiere de una lucha permanente de gobernantes y sobre todo de gobernados. Cuando no nos encaminamos hacia lo que la Constitución, los Tratados Internacionales y las leyes dicen, so pretexto de que se debe gobernar con eficacia, nos sumergimos en el barro de la dictadura.
Y eso es lo que nosotros debemos velar para que no ocurra. Y eso es lo que debemos celebrar cuando logremos que la Argentina pueda dar ese verdadero paso hacia el gobierno de la ley y la verdadera vigencia de la Constitución.
Confió en ustedes para que sean esos guardianes celosos que, como asistentes, auxiliares, de la justicia, se empeñen a que así ocurra.
Muchas gracias y felicitaciones a todos.