Discurso pronunciado por el Dr. Javier Indalecio Barraza
Acto de colación de grado del día 19 de junio de 2015
Sr. Vicedecano de la Facultad de Derecho Dr. Alberto Bueres, Sra. Secretaria Académica Dra. Silvia Nonna, Sr. Secretario Técnico Prof. Alejandro Gómez, Sres. profesores, colegas, noveles abogados
¿Hiciste todos tus deberes? ¿Rezaste? Eran las preguntas que mi madre solía preguntarme cada noche antes de dormir. Yo ya los había hecho, pero respondía siempre que no. Entonces, mi madre tomaba mi portafolio, leía mis cuadernos para constatar que estaba todo hecho. Después rezaba conmigo el Padre Nuestro y el Ángel de la Guarda. ¿Por qué respondía negativamente? Porque siempre esperaba su pregunta, aguardaba su cariño y deseaba que me acompañara en ese viaje temporario que es dormir. Las preguntas de mi madre eran el modo de brindarme su amor, de manera indirecta, tácita y silenciosa. Esa era su forma de inculcarme que en la vida hay que hacer esfuerzos, del valor de la educación y de lo esencial que es tener algún símbolo espiritual. En mi lejana provincia, Salta, las cosas eran así.
Han pasado muchos años desde aquellas noches y esas preguntas. A menudo, prendo la TV para ver algo antes de dormir. Hago zapping y suelo ver programas grotescos donde prevalecen la vagancia, la ignorancia y la grosería. Y me pregunto ¿Cómo se duermen los chicos? Tal vez, pensando en integrar un programa, sin ética ni valores. Para ser sinceros, ninguno de esos pseudo-artistas lo ha hecho sobre el esfuerzo ni el estudio, sino sobre la argucia y el engaño (por utilizar algunos eufemismos).
Cuando hablo de estas cosas, algunas personas me señalan que ven esos programas porque la vida es tan dura que necesitan un momento de tranquilidad, ver cosas sin sentido. Otros me responden que todo es importante, tanto la filosofía —que es el saber de los saberes— y esos programas grotescos que hacen a la cultura (sic). Por mi parte, estimo que la vida siempre ha sido dura, siempre nos ofrece avatares y vicisitudes. No obstante, Ustedes que han hecho un gran esfuerzo, no se han refugiado en esa coartada para evadir altos valores y anhelados sueños. Ustedes aspiran a un mundo mejor, basado en tres pilares: esfuerzo, estudio y trabajo. Ya lo demostraron, con noches sin dormir, días sin salir, materias interminables y agotadoras como Derecho Administrativo. En definitiva, jamás admitieron esa frase cargada de melancolía y resignación: “No se puede”.
La otra pregunta que cabe formularnos es la siguiente: ¿Por qué enseñamoa? ¿Por qué aprendemos? Intuyo, que cada uno de los aquí presentes, tiene una respuesta a estas preguntas. A mi juicio, y parafraseando a Martin Heidegger, si enseñamos y aprendemos es porque sentimos angustia que es la disposición fundamental de colocarnos ante la nada. Tal vez, porque encontramos dificultades e insatisfacción con la vida, y entonces, buscamos y anhelamos alcanzar las majestuosas alturas del conocimiento. Acaso, porque creemos que mediante la abstracción y el conocimiento, podemos contribuir a hacer más llevadera la vida de los ciudadanos. Es porque, estamos convencidos de que mediante nuevas teorías podemos explicar esta realidad siempre dinámica y cambiante. Es porque, convencidos de nuestra falibilidad humana, podemos combinar teoría y praxis, y generar herramientas útiles para la sociedad, para enfrentar las incertidumbres que siempre nos ofrece el destino.
Por su parte, la Facultad de Derecho asumió el compromiso de enseñar, de formar juristas y no meros conocedores de la letra de la Ley, pues eso es crudo positivismo. Siempre he pensado que el positivismo jurídico extendió su dominio histórico mediante la glorificación de la norma escrita, y luego mediante sus inmensos recursos envolventes, nos hizo creer que el Derecho, es solamente norma escrita. Por lo contrario, el Derecho; es mucho más, y obviamente un verdadero jurista excede el mero conocimiento de la letra fría de la ley. En efecto, guiado por valores humanísticos, se intenta formar juristas expertos en la ciencia jurídica, y con valores en la defensa de la justicia y el sostenimiento del Estado de Derecho. De ahí, que el programa de estudios trazado comprende la formación humanística, y la pericia técnica.
El segundo compromiso, es que un Abogado o quien intente serlo, tenga una visión clara del, pues como señala Emil Cioran “nada seca tanto la inteligencia como la repugnancia a concebir ideas oscuras”.
El otro punto sobre el que me gustaría hablarles es sobre los sueños. ¿qué es un sueño? Un sueño de ninguna manera significa querer ganarse la lotería, eso es un ardid para huir de nuestras circunstancias actuales. Un sueño es una calibración exacta entre ambición y posibilidad. Ustedes, ya hicieron esa calibración, cuando decidieron ingresar a esta Facultad, calibraron sus ambiciones y posibilidades, y hoy el sueño está hecho realidad. Ahora vienen nuevos desafíos, nuevos sueños, nuevas noches noches sin dormir, por algo sagrado y supremo: La Justicia.
Por otra parte, todos ustedes quieren tener éxito. Ya lo tienen, pues el éxito es ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. El éxito es desarrollar nuestro máximo potencial y sembrar semillas que fructifiquen en los demás. Sus padres que los acompañan son exitosos, miren como las semillas –que son sus hijos— como han fructificado.
Yo les deseo a todos Uds., que permanezcan con sueños de libertad y justicia. Que sean exitosos, desarrollando su potencial y que luchen por hacer una sociedad mejor. Espero que sigan hambrientos de justicia, sedientos de respuestas justas, que sigan ansiosos por defender a los más necesitados. Nuestro sistema judicial está en crisis, tenemos un proceso para un mundo que no existe, los pleitos duran varios años. Entonces, reitero las preguntas ¿Hiciste todos tus deberes? ¿Rezaste? Esas preguntas, no se refieren en absoluto a realizar una tarea escolar, ni a rezar una oración, sino a nuestra soledad y a nuestra cabal condición de que podemos y debemos hacerlo. Seguramente Uds. lo harán, con probidad, con altos valores y guiados por el sentimiento de justicia. Espero que lo hagan para el bien de todos, para el bien de la Gran Argentina, nuestra amada patria.