Discurso pronunciado por la Dra. María Susana Najurieta
Acto de colación de grado del día 24 de abril de 2015
Señora Decana de esta Facultad de Derecho, Dra. Mónica Pinto; señora Secretaria Académica, Dra. Silvia Nonna; estimados profesores y colegas; queridos graduados y graduadas; señoras y señores.
Buenas tardes, con gran alegría asumo esta misión que la Facultad me ha confiado, que es transmitir a ustedes la felicitación y el orgullo de la comunidad académica por este logro que es haber concluido la carrera universitaria de grado.
Es para mí un gran honor poder saludarlos y darles la bienvenida a esta nueva etapa de graduados, de profesionales, de abogados. Este momento constituye un hito en la vida de cada uno de ustedes. Es un día de fiesta, que corona una etapa de estudios y de esfuerzos compartidos. La familia, los amigos, los compañeros de la Facultad y de la vida, han caminado al lado de ustedes para dar sentido a este logro.
El título, que en unos momentos tendrán en sus manos, es un signo que demuestra que ustedes se han formado en una de las mejores facultades de derecho de América latina. Una Facultad pública que ofrece su enseñanza de grado laica, gratuita y pluralista, que está comprometida con la calidad de la formación, y no solamente desde el enfoque intelectual y científico, sino también priorizando los valores éticos y el desarrollo de habilidades para ser ciudadanos útiles a la comunidad.
Nos encontramos transitando la segunda década del siglo XXI en plena ebullición de nuevos paradigmas. La imagen reemplaza a la imaginación. La acción instantánea parece reemplazar a la reflexión. No hay tiempo para una mirada profunda del otro. La cantidad de las relaciones pesa más que la calidad.
Sin duda el inicio de la vida profesional de ustedes ocurre en un tiempo en el que es necesaria una nueva síntesis que refleje los valores permanentes de la humanidad, los que hacen a la dignidad del hombre y que, a la vez, permita la concreción de los objetivos del nuevo tiempo.
No podemos olvidar que los objetivos de desarrollo para el nuevo milenio no parecen alcanzados. Que el cambio climático constituye una tragedia perceptible y que los hombres no logramos todavía los consensos básicos para preservar nuestro mundo para la vida de las generaciones futuras. Por lo demás, no obstante el desarrollo exponencial de la tecnología que continuará avanzando hacia horizontes inimaginables hoy, es una realidad que no hemos logrado construir un mundo digno de los niños y niñas, que continua la discriminación y que existe la violencia de género, no sólo en nuestra región sino en nuestro país y probablemente en nuestro barrio. Hay mucho trabajo pendiente. Espera una gran tarea a los buenos abogados.
Queridos jóvenes, el título que hoy reciben es una interpelación a bogar por la dignidad de la persona humana. La formación universitaria que hoy termina, los coloca en una situación de privilegio pero ello entraña una gran responsabilidad. Deben dar voz a quienes no han tenido las posibilidades que ustedes han gozado, deben favorecer ámbitos de entendimiento para que el conflicto no llegue al litigio, y si hay litigio que su desarrollo conduzca a la verdad y a la vigencia de los derechos para que se produzca el efecto pacificador de las soluciones justas. Para ello es necesario construir un espacio espiritual de inclusión y de respeto. Ustedes han elegido ser abogados, no dejen que languidezca la llama que arde en el corazón de cada uno de ustedes. Están dotados de talento, que son plurales y dinámicos como la vida misma.
Esta casa de estudios los ha acompañado en el ardo trabajo de descubrir y desarrollar sus dones y sus cualidades. Mi deseo es que cada uno encuentre su camino para asumir hacia el futuro el rol protagónico en sus respectivas carreras y hacer crecer esos talentos.
Creo que la clave del proceso de la educación constante consiste en poder desarrollar toda la potencialidad personal. Pueden mirar con satisfacción el pasado, pues han superado todos los obstáculos y han vivido experiencias que los han conducido a este momento feliz. Pero creo que lo más importante es poner la mirada en el futuro. Si los profesores de esta casa de estudio hemos inculcado en ustedes el deseo de seguir aprendiendo, de unir la práctica con la investigación y de ser sensibles para fortalecer desde el derecho la trama social, creo que hemos concretado un objetivo.
Esta Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires tiene sus puertas abiertas para volver a recibir a sus graduados y a todos los graduados de universidades de nuestro país y del extranjero que deseen disfrutar de sus bibliotecas, de su sala multimedia, de sus posgrados y carreras de especialización. En nuestros días, la Facultad de Derecho ha tejido una valiosa red de intercambios para realizar doctorados y posdoctorados, para participar en congresos y en programas de investigación. Estas posibilidades son un verdadero proyecto educativo para que ustedes se formen más y mejor. Y para aquello que tengan vocación docente, sepan que el ejercicio de la enseñanza con vocación y ejemplaridad es una de las formas más nobles de devolver a la comunidad algo de todo el esfuerzo con que la sociedad entera los ha acompañado.
Queridos graduados y graduadas, desde cada lugar que desempeñen la profesión que han elegido tienen la responsabilidad de actuar con honestidad e integridad. Honren el trabajo de abogado litigante, de abogado consultor, de mediador, de juez, de legislador, de estadista, de docente y tantos otros campos de realización. Ofrezcan resistencia a la indiferencia y a la mediocridad, siéntanse interpelados por el futuro. Sean creadores y comunicadores de cultura. En palabras de la Directora General de la UNESCO: “Sin cultura no hay sociedad que prospere ni desarrollo sostenible”. Nuestro país necesita desarrollo sostenible, afirmado sobre bases de igualdad y de justicia.
En nombre de las autoridades de esta casa de estudios y de toda la comunidad educativa los felicito. Son el orgullo de sus familias y de sus profesores. Disfruten de este día inolvidable con sus seres queridos, los que están aquí presentes y los que ustedes llevan en el corazón.
Muchas gracias.