Discurso pronunciado por la Dra. Viviana Bonpland
Acto de colación de grado del día 10 de agosto de 2012
Buenas tardes a todos. Señora Decana, autoridades, personal docente, graduados, señoras y señores.
Quiero agradecer a la señora Decana esta oportunidad excepcional de dar el saludo de despedida de esta Casa a todos los jóvenes graduados que están aquí presentes hoy y también decirles que de alguna manera cuando ustedes llegaron a esta Casa de Estudios, con muchas ilusiones para comenzar su carrera, supongo que les habrán dicho -estoy segura,, que ésta era una Universidad pública, laica, estatal y gratuita. Las tres primeras afirmaciones creo que son ciertas, pero la última, o sea que es gratuito, sería falso porque ustedes han llegado aquí acreedores y portadores de un derecho, que es el derecho constitucional de aprender y de estudiar, y hoy en cambio creo que se van a ir como deudores porque sus estudios, entiendo que ha sido muy costosos y que han tenido una triple fuente de financiamiento. Primero, sería todo el esfuerzo que aportaron ustedes, sus familias que deben estar aquí presentes también para despedirlos de la Casa. Lamentablemente, a la Universidad no llega la gente pobre porque para estudiar hay que tener una posibilidad de financiarse, hay que poder viajar, hay que poder comprar los libros, hay que poder comprar los apuntes, hay que tener la posibilidad de trasladarse.
La segunda fuente de aportes ha sido la comunidad en su conjunto, a través de los impuestos, inclusive la gente que vive en los lugares más pobres. Ése sería un aspecto que habría que reformar, ¿no es cierto? Para que fuera más equitativo ese aspecto del aporte. Les queda a ustedes esa tarea que son jóvenes y que hay tiempo para poder lograrlo.
Y por otro lado, hace falta el aporte más importante de la Universidad, de la Facultad de Derecho concretamente, que no son los edificios ni los muebles sino la calidad de los profesores, y creo que en ese sentido, ustedes han pasado por una Facultad excelente. Yo también hice mis estudios aquí, creo que nunca me fui de esta Casa y estoy orgullosa de no haberme ido.
Y bueno, ya les dije, ustedes llegaron acreedores y se van a ir deudores, y la deuda va a ser muy grande, y creo que la van a poder pagar porque la deuda va a tener que ver con que van a tener que aportar, espero que lo hagan, un compromiso cierto y sincero, un compromiso con las leyes, con la juridicidad, para dejar de ser un país que, como decía el Dr. Nino, estaría fuera de la ley. En cambio, nosotros hemos venido acá, y también me incluyo, a aprender o enseñar Derecho y lo hemos hecho con la convicción de que este país pueda convertirse en un país del cual estemos orgullosos, y que estemos orgullosos también de vivir en democracia, como lo estamos haciendo, que la conservemos.
Hoy en día ustedes van a jurar por la religión algunos, por la patria, pero lo más relevante no es jurar por la religión o por la patria, no porque no sean importantes, sino que nadie les va a preguntar en esta Casa qué religión tienen o qué nacionalidad específicamente tienen, sino que lo que va a importar, es que ésta es una Universidad, como dije al principio, laica y democrática, y sobre todo el compromiso que ustedes van a asumir, como dije también, del respeto por la ley, del respeto por las instituciones y por el sostenimiento de una Universidad pública, como ésta de la que ustedes han gozado.
Creo que nosotros, los profesores, hemos hecho un esfuerzo grande, que es el de trasmitirles a ustedes ese compromiso, y hoy les toca a ustedes sostenerlos. Y si se les da el diploma acá, es porque se confía en que ustedes van a poder y saber respetar ese compromiso y por eso, les quiero dar muchas gracias a todos ustedes. Nada más.