Discurso pronunciado por el Dr. Mario Heffes
Acto de colación de grado del día 2 de diciembre de 2011
Señora decana de la Facultad de Derecho, profesora doctora Mónica Pinto.
Señores Profesores.
Estimados Colegas que hoy egresan de esta Facultad. Familiares y Amigos.
Es un alto honor para mí dirigir estas palabras ya que en la historia de sus vidas hoy quedará definitivamente grabado en la retina de sus ojos.
Cuando fui invitado al día de hoy, lo que me pregunté fue qué puedo transmitirles que no haya sido dicho con anterioridad en otro acto de entrega de diplomas.
Lo primero que se me vino a la mente es comentarles lo mismo que digo en la última clase de la materia que dicto, Derecho Constitucional. Así que, si entre todos los presentes se encuentra alguno de mis exalumnos, seguro que alguna frase o párrafo se va a recordar.
Para ustedes hoy es la culminación de un ciclo, de una etapa de crecimiento, de una bisagra entre el pasado cuando recién ingresaban a esta querida Facultad y cuando están egresando. Pero la realidad es que cuando cualquiera de nosotros pone un pie en esta Facultad lo que siempre debe tener como norte es estar permanente vinculado con ella, ya sea con una carrera docente, en cursos de especialización, en maestrías, en doctorados o simplemente concurriendo a conferencias y charlas ya que la actualización de los conocimientos dura toda la vida profesional. Que no es un dato menor, ya que requeriría de ustedes un estudio y preparación casi cotidiana.
Hoy reciben el diploma que los acredita como abogados. Algunos ejercerán la profesión, otros podrán ser jueces o miembros de poder judicial, algunos legisladores o técnicos en cuestiones legislativas específicas, miembros del poder ejecutivo -y por qué no- también algún otro presidente de la Nación engrosando la galería de cuadros de nuestra Facultad que todos ustedes conocen.
Y cuando estén ejerciendo sus funciones deberán recordar que parte de sus triunfos y frustraciones será debido a la educación que han recibido en sus casas y en todas las escuelas a las que han concurrido; en especial a esta Casa, donde han adquirido el conocimiento técnico para su desarrollo.
Y así cada uno de los profesores que tuvieron tendrá un granito de arena en la forma en que se vayan a desarrollar.
Y entonces deseo brindar algunos consejos para su desenvolvimiento como profesionales recordando que, a mi humilde criterio, un buen abogado siempre saca a su cliente de un juicio: nunca lo somete a él. Que el juicio es una molestia para el cliente, quien desconoce la importante cantidad de variables por las que se desarrolla. Así deberán hacer todo lo posible para evitarlo y no tener miedo de llamar al colega para entrevistarse con él para solucionar el problema. La decisión última de arribar a un acuerdo siempre es privativa del cliente, el que deberá estar permanente informado de cada detalle.
Como miembros del poder judicial recordar que la estrella máxima de la justicia siempre es la verdad, y que hacia ella se deben dirigir todos sus esfuerzos. Como miembros de otros poderes o instituciones del estado, recordar que la honestidad y la transparencia deber ser su estrella, ya que el ejercicio de estos principios éticos serán el motivo de su tranquilidad y también de su descanso.
Finalmente, quiero compartir con ustedes estos breves momentos y revivir que hemos nacido en esta tierra, que aquí tenemos a nuestros padres, hermanos amigos, maestros y alumnos. Que nos hemos enfermado y nos hemos curado, hemos tenido tristezas y alegrías, que trabajamos y estudiamos (gracias a Di-s la educación universitaria sigue siendo gratuita). En fin, tenemos nuestras frustraciones y nuestros sueños. Y en todo momento, recuerden a sus maestros que han puesto todo el coraje, dándoles lo mejor de sí para que ustedes triunfen en todo momento. No me queda más que desearles mucha suerte y pedirles que no nos defrauden.
Muchas gracias.