Discurso pronunciado por el Dr. Juan Curutchet
Acto de colación de grado del día 21 de mayo de 2009
Sr. Decano, autoridades aquí presentes, doctores, doctoras y, sobre todo, a nuestros nuevos colegas: felicitaciones y bienvenidos a esta apasionante profesión.
El año en que yo terminé el secundario se inventó la PC; cuando hice mi carrera acá, no era tan común obtener fotocopias. Es decir, había que ganarles el buen lado a los empleados de las editoriales que estaban en planta baja y, los que iban primero, conseguían la fotocopia de algún fallo. Lo normal era tener que ir hasta el centro de la ciudad, algún pariente o conocido, e ir a un estudio y conseguir algún bibliorato para obtener material.
Cuando empecé a trabajar de abogado, en los primeros procesadores de texto entraba poco más de una página y eso era lo que uno podía almacenar, revisar y escribir y era un enorme avance sobre lo que se conocía en años anteriores, donde si alguien cometía un error tenía que tirar el escrito y comenzar nuevamente.
Al poco tiempo el Colegio de Abogados empezó a prestar un servicio, que era poder revisar electrónicamente fallos. Había que ir personalmente a la planta baja de la Cámara Civil. Hacías cola, te atendía una persona y uno encontraba material dentro del limitado universo que estaba volcado en esa base de datos.
Después empezamos a recibir ofertas de repertorios y de editoriales que vuelcan su material on-line y todos hacíamos el cálculo cuánto nos sale vs. cuánto tiempo nos ahorramos. La cuenta era muy difícil de hacer.
Les digo todo esto porque fue hace muy poco tiempo; ustedes se darán cuenta los enormes cambios que ya ha tenido nuestra profesión desde que yo me recibí e imaginen los enormes cambios que van a haber en los próximos diez años. Ni pensar en cuando puedan hacer un balance de toda una vida de abogado.
Hoy quizás, uno en 5 ó 10 segundos, y si tarda más se pone ansioso, encuentra un montón de información haciendo un click, generando un enorme aumento de productividad y dando entonces mucha más calidad a lo que hace. Pero a la par que fue cambiando la tecnología, también fue cambiando el Derecho. Desde que yo me recibí, por ejemplo, se reformó la Constitución Nacional, cambió la ley de quiebras y el proceso penal. Ni que hablar un montón de institutos más específicos como el fideicomiso, el derecho del consumidor o del medio ambiente. Con lo cual, lo que hoy valoro como más importante son las materias troncales, los principios generales de cada disciplina, mucho más que las soluciones legales específicas de cada instituto, que uno siempre está obligado a revisarlas y a actualizarse. Al mismo tiempo, estos cambios tecnológicos a los cuales aludía, abren nuevas fronteras desde el momento en que hoy el conocimiento también se genera en forma colectiva en sitios como Wikipedia y además, se replantean también los derechos intelectuales, cuál es el concepto. Se replantean con la globalización muchos institutos. Si se ponen a pensar este fenómeno reciente de la fiebre porcina, donde la Argentina cierra por decreto la frontera virtual con México congelando los aviones, en realidad desde el punto de vista del Derecho esto ofrece un montón de aristas que no han sido exploradas. Si leyeron los últimos meses, cuando se estaban por recibir, la quiebra escandalosa del caso Madoff en Estados Unidos, también tiene una dimensión internacional, con afectados en múltiples jurisdicciones, para las cuales aun el Derecho no tiene una respuesta efectiva. Así que vivimos en un mundo de cambios muy vertiginosos que afecta no sólo la forma en que encaramos la profesión sino también la materia sobre la cual trabajamos. Ahora, al mismo tiempo, hay valores que son permanentes y que esperemos que nunca cambien. Son valores muy arraigados en nuestra profesión y en esta Casa de estudios. La lucha por el Derecho, por el Estado de Derecho, por la libertad, por la justicia es permanente y podrá haber tecnologías que cambian, que nos dan nuevos instrumentos, nuevas posibilidades, quizás nuevas amenazas, pero esos valores son fundamentales.
Los abogados nos concentramos mucho en los procesos y en las formas y hace unos años o hace unas décadas se discutía este tema de las formas vs. el fondo, quizás no siempre valorando que detrás del proceso y de las formas nos garantizamos la preservación de los derechos humanos más básicos como son la vida, la libertad, la integridad física, la libertad de conciencia. Así que cuando salgan a la profesión y trabajen recuerden siempre que en esas formas y en esos procesos están estos valores por detrás, que detrás de los vericuetos procesales, detrás de un expediente, en realidad hay intereses y hay gente de carne y hueso y que por lo tanto, si bien he reivindicado las formas y los procesos, no nos concentremos enteramente en eso, sino que nunca perdamos de vista los valores que están atrás.
El rol del abogado en nuestra sociedad es muy amplio y, en realidad, ustedes han elegido una carrera que tiene numerosísimas vertientes profesionales: de la más obvia que quizás es el abogado litigante o asesor, a muchísimos amigos y colegas que quizás cuando estudiaban conmigo, se recibieron, no imaginaron lo que hoy están haciendo. Y quizás hoy se nutren de lo que aprendieron en esta Facultad, pero no están trabajando estrictamente de lo que alguien consideraría un abogado, en el sentido de que no van frecuentemente a tribunales, no presentan escritos. Pero el rol que tienen en la sociedad, ya sea en empresas, en ONG, de asesores, de hombres o mujeres de consulta, es un rol intrínsecamente vinculado a la enorme formación cultural que tiene nuestra profesión y nuestra carrera.
Así que ustedes tienen por delante infinidad de caminos; nosotros tenemos el privilegio de ser la única profesión que monopoliza uno de los tres poderes del Estado. Eso obviamente genera una enorme responsabilidad; pero si hacemos un racconto de 1983 a la fecha, todos los presidentes, no hice el cálculo con los que duraron un día, digamos Alfonsín, Menem, De la Rúa, Rodríguez Saá, Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, todos han sido abogados. Tenemos entonces para todos los colores y todas las ofertas dentro de nuestra profesión. Así que nuestra profesión está muy vinculada a las cuestiones públicas, a la política y entonces a la responsabilidad de transformar nuestra sociedad y mejorarla.
Además en esta profesión ya no se discute la igualdad de género. El año pasado, casi el 56% de los nuevos matriculados eran mujeres. En algún sentido, Sr. Decano, esta foto predominantemente masculina del centro del escenario, ya es una foto del pasado. En parte, gracias a su gestión como Decano de la Facultad. Así que es una profesión que ofrece muchas perspectivas, que está cambiando, que en realidad es muy valorada y demandada por la sociedad. En el imaginario popular, el abogado a veces es un sabelotodo al que se le hacen preguntas muy diversas y heterogéneas y se espera una respuesta. Ahora, yo tengo para mí que el click que uno hace, el día que uno se siente abogado es el día que, con confianza, con seguridad, no tiene miedo a no saber la respuesta. Quizás mi primer temor, y lo van a vivir muchos de Uds. al principio, era esta obligación o esta sensación de que uno era juzgado por tener que dar una respuesta inmediata o rápida al problema que planteara un cliente o la dinámica profesional. Y cuando uno empieza a recorrer y se da cuenta que no se espera que tenga la respuesta rápida sino que uno profundice, estudie y dé la respuesta adecuada, ese día uno se recibe de abogado. Este tema de la tecnología y de la velocidad y esta demanda de respuestas rápidas, donde el e-mail a uno a veces lo esclaviza y la gente quiere las cosas de un día para el otro, a veces está reñido con la calidad y la profundidad. Ese es un desafío que van a tener cualquiera de las vertientes de la profesión que adopten, que es tener mucho cuidado de no por el entusiasmo, la velocidad o la demanda que tienen en frente, descuidar la profundización. Es muy fácil equivocarse, trabajar sobre una ley desactualizada, sobre una pieza doctrinaria que en realidad es minoritaria y uno no lo descubrió, sobre un artículo que uno encuentra interesante pero que el resto de la profesión no valora. Así que mi recomendación es que no se encandilen tanto con estas fugacidades, sino que recuerden que el que se mantiene actualizado, el que profundiza, el que estudia es el que termina marcando una diferencia.
Así que, en definitiva, mi mensaje final es: salgan, asuman que no tienen barreras, sueñen, conquisten el mundo y triunfen. Bienvenidos.