Discurso pronunciado por el Dr. Juan Antonio Seda
Acto de colación de grado del día 17 de abril de 2009
Señor Decano, autoridades, señores profesores, señoras y señores.
Agradezco esta oportunidad para dirigir unas breves palabras en esta importante ceremonia, en mi carácter de coordinador del programa “Universidad y Discapacidad”. Este programa fue creado en la Facultad de Derecho en el año 2003 a partir de una experiencia concreta, surgida por una demanda particular que dio origen a un conjunto de acciones para lograr la igualdad de oportunidades educativas. Por eso digo que hoy se cierra un ciclo, porque la persona que dio lugar a la primera acción concreta de esa demanda hoy está recibiendo el título de abogado y está aquí a mi izquierda.
Durante estos años, cuando explicábamos el sentido de esta actividad, de este Programa, relatábamos el caso de un estudiante al que no le poníamos nombre para mantener en reserva su identidad. Su caso dio lugar a que la Facultad tomara intervención directa, solicitando al Departamento de Carrera y Formación Docente que busque las herramientas didácticas necesarias para que pudiera estudiar un joven que no podía escribir, ni hablar, pero que comprendía perfectamente los contenidos de las materias. Sin ningún tipo de privilegio, solamente teniendo a su disposición los dispositivos, los recursos, las adecuaciones curriculares y pedagógicas necesarias para poder recibirse de abogado de la misma manera que cualquier estudiante que pone su esfuerzo y esmero en lograr este título. Pasaron todos estos años y hoy en día podemos dejar de omitir su nombre, se llama Lautaro y va a recibir su título en algunos minutos.
Éste es un ciclo que se cierra para nosotros, porque a partir de ese caso, de ese esfuerzo individual, se desarrollaron políticas institucionales desde el área académica, desde el área de formación docente, y esas políticas institucionales permiten que muchos otros estudiantes desde su discapacidad puedan desarrollar perfectamente su estudio. Ese es el espíritu del programa: partir de la diferencia para promover la igualdad de oportunidades en los estudios universitarios.
El testimonio lo tenemos a la vista, lo aporta el esfuerzo de un estudiante de la misma manera que lo han aportado ustedes, todos los que hoy se gradúan, todos los nuevos abogados a quienes damos la bienvenida en este oficio, en esta profesión de la abogacía. Durante décadas las Universidades de nuestro país han omitido el tratamiento en particular de necesidades educativas de personas con discapacidad, a quienes se las ha confinado a tener que adecuarse a condiciones estandarizadas o abandonar sus estudios.
Desde hace cinco años nuestra Facultad, junto a otras, se ha propuesto el diseño de medidas activas que aseguren el efectivo goce del derecho de educación de las personas con discapacidad. Esta iniciativa de la Facultad se desarrolló en silencio, sin propaganda. Fue una orientación igualitaria pero valorando el esfuerzo individual, que influyó en cada profesor que tenía como estudiante a una persona con discapacidad. Al promover la igualdad de oportunidades educativas se actuó sin alarde, sólo se buscó dar las mismas condiciones, las mismas oportunidades que cualquier otro estudiante, adecuando las formas de enseñanza y esto da cuenta de un proceso de renovación en la metodología de enseñanza de nuestra Universidad que sigue liderando la educación superior en la Argentina.
Para que la educación sea efectivamente un derecho de todos los habitantes de la República, sus docentes debemos atender situaciones específicas, aprender a enseñar siempre y tomando cada caso como un desafío intelectual y moral. Hay estudiantes que requieren un acompañamiento especial de la institución y sus maestros, para expandir su propia capacidad, desarrollar la idoneidad que la educación formal cultiva, a través de dispositivos pedagógicos y de evaluación adecuados, lo cual no significa ninguna ventaja, sino asegurar que el nivel de excelencia se resguardará como un valor común que nos indica todavía y por mucho tiempo más como la mejor Facultad de Derecho de la Argentina y una de las mejores del continente.
Por último, quiero reiterar el agradecimiento a las autoridades, al Decano Atilio Alterini, al Secretario Académico, Gonzalo Álvarez, por el apoyo que han dado a estas iniciativas que no han tenido ningún tipo de difusión pero que sí han tenido resultado concreto en las aulas.
Desde la máxima que tomamos y la responsabilidad de formar a los mejores abogados, trabajamos para que esa formación académica también conlleve un profundo sentido ético y de compromiso social. Estamos trabajando y formándonos día a día, los docentes de esta Facultad y con ese fervor saludamos y recibimos fraternalmente a los nuevos colegas.