Discurso pronunciado por el Dr. Martín D. Farrell
Acto de colación de grado del día 21 de noviembre de 2008
Señor Decano, autoridades de la Casa, graduados, familiares, señoras, señores, amigos:
Hoy es un día de gran alegría, pero es tal vez también un día oportuno para formular ciertas reflexiones.
En primer lugar, la Facultad no los despide hoy porque la educación universitaria está muy lejos de estar concluida con el título de abogado; por eso la Facultad les ofrece toda una gama de cursos de especialización, de maestrías y el doctorado para que continúen ustedes completando su educación.
En segundo lugar, la sociedad argentina cree en sus universidades y lo demuestra de un modo muy palpable: no existe ningún examen posterior a la obtención del título para que puedan ustedes ejercer su carrera de abogado, directamente pueden ustedes ejercer ante los tribunales sin ningún otro requisito que la matriculación. No defrauden nunca ustedes la fe que la sociedad ha puesto en ustedes mismos con estas características.
En tercer lugar, es bueno al concluir la carrera, preguntarse qué han aprendido ustedes, ¿qué es saber Derecho? Saber Derecho puede significar al menos dos cosas: en primer lugar, el conocimiento de las normas jurídicas, del contenido de las normas jurídicas, es decir, la dogmática jurídica. Este es un conocimiento indispensable que cualquier Facultad de Derecho debe proporcionar, pero el contenido de las normas cambia continuamente y, si eso fuera todo, ustedes serían cada vez menos abogados cuanto más cambiara el contenido de las normas. Por eso, la Universidad les brinda a su vez otro tipo de conocimiento: el conocimiento de una teoría general de las normas, de una estructura de lo que es el Derecho. No sólo de una teoría general del Derecho en abstracto, de una teoría general del Derecho Civil, de una teoría general del Derecho Penal. Es inútil conocer sólo el contenido de la ley de quiebras, es bueno saber también por qué existe la institución de la quiebra y cómo debe ser regulada la institución de la quiebra. Y también la Universidad les ofrece otra cosa que debe ofrecerles, que es un examen del contenido moral de las normas jurídicas; no sólo el Derecho que es, sino también el Derecho que debe ser, porque ustedes no deben reducirse a obedecer y aplicar ciegamente el Derecho, sino que deben luchar también por su reforma. El Derecho debe ser capaz de soportar el escrutinio de la moral.
En cuarto lugar, recuerden ustedes que la profesión de abogado es multifacética, puede ejercerse de muchas maneras: la vida académica, la Justicia, un estudio personal, el gran estudio, la empresa, la Legislatura. Por eso es muy difícil decir que uno ejerce la carrera de abogado sin vocación. ¿Cómo podrían hacer esto teniendo tantas alternativas disponibles? Lo único que tienen que buscar es la alternativa que esté más de acuerdo con su vocación.
Y, en último lugar, ¿cuál es el propósito por el cual ustedes ejercen la profesión? No se avergüencen de decir que ganar dinero es uno de los propósitos. Ganar dinero legítimamente es, a la vez, un propósito legítimo. Pero no olviden también un criterio solidario. Cuando hace años, la provincia de Buenos Aires matriculaba a sus abogados, les exigía un juramento, parte de ese juramento decía “atender gratuitamente a los pobres”. Recuerden ustedes este deber solidario en el cual se han formado y no permitan que ninguna persona carezca de asistencia letrada simplemente por falta de dinero.
Con el fundamento de los principios que la Universidad les ha inculcado, ojalá puedan ustedes sentar las bases de una próspera y eficiente vida profesional.
Muchas gracias, que el éxito los acompañe a todos.