Discurso pronunciado por la Dra. Marta Amelia Beiró de Gonçalvez
Acto de colación de grado del día 1 de septiembre de 2008
Buenos días Sr. Decano y todas las autoridades de esta Facultad, alumnos, padres, me voy a dirigir brevemente a ustedes.
Quiero ante todo agradecer al Sr. Decano por invitarme a ser quien lleve adelante el discurso de presentación de esta colación de grados, circunstancia que me permite compartir con todos ustedes este evento que en el transcurso del tiempo no ha perdido su importancia, magnitud y esplendor. Sin embargo, seré sumamente breve para que rápidamente los nuevos abogados puedan recibir sus diplomas, hecho para el cual han realizado tanto esfuerzo y dedicación.
No puedo dejar de recordar que es en esta Facultad de Derecho en la que se forjaron personajes históricos que pusieron los cimientos de nuestra Nación. No en vano en su atisbo, funcionó en lo que hoy conocemos como “manzana de las luces”. Basta recordar entre ellos al Dr. Antonio Sáenz, primer rector de la UBA y director del Departamento de Jurisprudencia, antecedente directo de nuestra Facultad de Derecho, personalidad que había integrado no sólo el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, sino que también fue en 1816 uno de los firmantes de la declaración de la independencia.
También cabe conmemorar a los ilustres decanos que presidieron su destino desde 1875, como lo fueron los doctores Quintana, Tejedor, Villegas, Basavilvaso, Obarrio, Garro, Melo, Ricardo Rojas, Alfredo Palacios, como también entre sus graduados y docentes a los doctores Amancio Alcorta, Nicolás Avellaneda, Aristóbulo del Valle, Joaquín V. González, además de otras personalidades docentes y graduados a quienes por su elevado número sería imposible reseñar.
Debo reconocer asimismo, que me embarga en esta oportunidad, una profunda, más diría una profundísima emoción, al recordar que hace muchos años en este mismo lugar, el Salón de Actos de nuestra querida Facultad, y en presencia de mis padres recibí mi título de graduado de esta Universidad.
Luego vinieron otros honores, pero siempre esta Facultad por los conocimientos aquí adquiridos estuvo presente en la esencia de tales logros.
También me emociona distinguir desde aquí a muchos alumnos, bueno, ya son abogados, con quienes compartí el aula no sólo desde el fragor de la cursada, parciales, recuperatorios, finales, mesas libres, discusiones sobre los resultados. Sino desde el marco de una fructífera y ardua tarea de debate de problemas lógicos, jurídicos y aún éticos, y también meditación de sus soluciones que luego hemos podido proyectar a nuestra experiencia diaria. Es que enseñar nos permite, aún luego de muchos años de ejercer la cátedra, aprender siempre algo nuevo.
También diviso caras ansiosas, de colaboradores en la función pública y privada.
Queridos ex alumnos: quiero felicitarlos por el logro alcanzado, y extiendo nuestras congratulaciones a sus familiares, padres, hermanos, esposas e hijos -a algunos desde acá les veo ciertas- que con su apoyo incondicional los han ayudado a superar esta etapa nada fácil por cierto y que es antecedente de las que tendrán que sortear en el futuro de la vida profesional que hoy comienza.
Debo recordar en este momento que al asumir el cargo, el señor Decano aquí presente, Dr. Atilio Alterini, solicitó al cuerpo docente que integro, el máximo esfuerzo para continuar con la calidad de la enseñanza y el nivel de conocimientos que históricamente engalanan y han sido paradigma de esta Universidad. Difícil misión en la que los profesores nos hemos esforzado. Creo que todos ustedes, graduados recientes, deben ahora demostrar que el resultado de nuestro esfuerzo es positivo.
Frente a las encrucijadas que ejerciendo como abogados seguramente deberán dilucidar, no dejen de recordar que provienen de una universidad nacional que nos permitió el acceso a una Facultad libre y gratuita, beneficio que nos obliga a coadyuvar desinteresadamente en la enseñanza, investigación, perfeccionamiento, y aún asesoramiento de los más necesitados, quienes entre miles de ciudadanos han colaborado para que pudiese llevarse a cabo vuestra formación y, por ende, se esperanzan que los nuevos graduados en Derecho enarbolen la antorcha de respeto a derechos fundamentales, justicia y libertad; valores centrales de nuestra esencia como Nación.
Muchas gracias.