Discurso pronunciado por la Dra. Lucila Larrandart
Acto de colación de grado del día 9 de noviembre de 2007
Señor Decano, colegas profesores, graduados y graduadas:
Hoy es un día muy importante para ustedes, implica una bisagra en sus vidas, pues a partir de hoy serán profesionales y esperamos que las herramientas que les ha dado la Universidad pública sean suficientes para enfrentar exitosamente el nuevo desafío.
La profesión de abogado implica, en primer lugar, la defensa de los derechos y las garantías, es decir, la defensa de la Constitución y el Estado de Derecho y este rol es fundamental para la sociedad. Como dice Ferrajoli: “Los derechos son un papel si no se incluyen garantías adecuadas". Señala que el garantismo como sistema institucional fija límites y vínculos a los poderes públicos (y también a los privados), para tutelar los derechos fundamentales, los que permanecen en el papel en tanto no se introducen garantías adecuadas; que debemos ser conscientes de que la igualdad y los derechos fundamentales son utopías, ya que una realización perfecta nunca se tendrá. Este es el defecto y el mayor valor de la democracia constitucional. Para realizar los derechos humanos y las garantías primarias, las personas tienen que ser concebidas de un modo igualitario, como ciudadanos.
Podrán día a día contribuir a profundizar ese Estado Democrático de Derecho, que tantas veces en el siglo pasado fue vulnerado. Por eso y pese a que la mayor parte de vuestras vidas ha transcurrido durante la democracia es preciso que recuerden que la misma se construye o se socava diariamente y que están llamados a concretar y a enseñar que los derechos corresponden a TODOS, que se construye con el respeto a lo diverso, que el trabajo por la concreción de los derechos humanos para TODOS es una tarea esencial del abogado y que cada uno, desde el lugar en que se encuentre desempeñando su profesión, puede arrimar su granito de arena.
Más allá del mayor o menor éxito económico el verdadero éxito profesional para un abogado es la defensa de los derechos.
Puede ser que al principio se sientan desorientados y no es para menos pues dejan atrás la etapa de estudiantes y enfrentan una nueva responsabilidad, pero el paso por la universidad pública, por la UBA, no puede olvidarse, ni es indiferente porque aquí han aprendido a participar, a recibir una formación que esperamos haya sido de excelencia, a experimentar éxitos y fracasos y a conocer las normas, la realidad y a ver cómo muchas veces unas se distancian de la otra y el acercar esas normas a su concreción en la realidad forma parte de la tarea que a partir de hoy están llamados a realizar. Porque precisamente en el mundo actual parece avanzar el estado de excepción y no el imperio de la ley, dejando así en el campo nominal los derechos de las personas.
Como ha afirmado la Corte Interamericana de Derechos Humanos “los Derechos Humanos, en una sociedad democrática, suponen un equilibrio funcional entre el ejercicio del poder del Estado y el margen mínimo de libertad al que pueden aspirar sus ciudadanos...no cabe admitir que el poder pueda ejercerse sin límite alguno o que el Estado pueda valerse de cualquier procedimiento para alcanzar sus objetivos, sin sujeción al derecho. Ninguna actividad del Estado puede fundarse sobre el desprecio a la dignidad humana”.
Quienes hemos transitado muchos años en la profesión desde distintos ángulos, es decir en la profesión libre, en la justicia o en otras instituciones del Estado, sabemos que la mayor satisfacción para un abogado radica en lograr la concreción de soluciones justas y no violentas para los conflictos.
A Ustedes les corresponde en primer lugar la defensa de los derechos humanos y como afirma Hassemer: una cultura jurídica se prueba a sí misma a partir de aquellos principios cuya lesión nunca permitirá, aún cuando esa lesión prometa la mayor de las ganancias.