Discurso pronunciado por el Dr. Juan Antonio Seda
Acto de colación de grado del día 19 de octubre de 2007
Sr. Decano, Autoridades, Sres. Profesores, Señoras y Señores:
Agradezco esta oportunidad de dirigir unas breves palabras en esta importante ceremonia. Destaco en primer lugar la importancia de los rituales. Este tipo de eventos implican un rito de pasaje, que excede la mera formalidad administrativa. Nos vestimos de fiesta porque este ritual está certificando un trayecto laborioso, de varios años con esfuerzos de nuestros graduados y también de sus maestros.
Graduados y docentes de la Universidad de Buenos Aires atesoramos una identidad común, debatida y renovada día a día en nuestros hábitos, creencias y representaciones. De la riqueza de esa diversidad surgen nuestros códigos de pertenencia y de comunicación.
El grupo modifica sus límites, abre sus puertas a nuevos integrantes, recibe a los nuevos miembros. Eso habla de la flexibilidad del grupo, pero no sólo en cuanto a su composición como conjunto, sino también a sus características.
Cada uno de los abogados que se están graduando, hicieron una elección importante al optar por la UBA para estudiar. Eligieron profesores, pero también valores democráticos, participación, compromiso ciudadano. También aceptaron convertirse en su práctica profesional en mensajeros de esos valores, mejor con su ejemplo aún.
Existe un abogado arquetípico: cómo nos vestimos, cómo nos comunicamos entre nosotros y hacia el resto de la sociedad, como cualquier grupo tenemos signos distintivos. Pero eso no significa de ninguna manera que nos limitemos al estereotipo.
Al reconocer a estos nuevos graduados como integrantes de nuestra cofradía, los estamos invistiendo con una membresía que obliga: el cumplimiento de la ley no debe ser rehén de conveniencias circunstanciales.
Sabemos que las instituciones actúan a veces de forma rutinaria, existen protocolos, automatismos, estos nuevos graduados saben que existe el “oficio de alumno”, pero también hay intervenciones concretas cuando están en juego valores como la solidaridad y la justicia. Por ese motivo la educación universitaria argentina sigue siendo un derecho de los ciudadanos y no una mercancía a la se accede por privilegio, su valor se paga con el esfuerzo individual y grupal.
La Universidad de Buenos Aires es una casa que abre sus puertas, responde a la máxima educativa de “hacer lugar al que llega”. Con esfuerzo pero también con alegría de cumplir su tarea. Si todas las instituciones hicieran lo mismo viviríamos con mayor plenitud la República.
Durante décadas las universidades en nuestro país han omitido el tratamiento en particular de las necesidades educativas de las personas con discapacidad. Se las ha confinado a tener que adecuarse a condiciones estandarizadas o abandonar los estudios. Desde hace cuatro años nuestra Facultad, junto a otras, se ha propuesto el diseño de medidas activas que aseguren el efectivo goce del derecho a la educación de las personas con discapacidad. Para ello se está desarrollando el pionero Programa “Universidad y Discapacidad” desde la Secretaría de Extensión Universitaria del Rectorado de la UBA, tomando como antecedente inmediato la experiencia realizada en los últimos años en esta Facultad.
Para que la educación sea un derecho para todos los habitantes de la República, la institución a través de sus claustros debe atender situaciones específicas. Hay estudiantes que requieren un acompañamiento especial de la institución y de sus maestros, para expandir su propia capacidad, para desarrollar la idoneidad que la educación formal cultiva, a través de dispositivos pedagógicos y de evaluación adecuados, lo cual no significa ninguna ventaja, sino por el contrario, asegurar que el nivel de excelencia se resguardará como un valor común, que nos indica como la mejor Facultad de Derecho de la Argentina y una de las mejores del continente.
Tal como rezaba el lema de las III Jornadas Nacionales sobre Universidad y Discapacidad, inauguradas aquí mismo hace poco más de un año por nuestro Decano, nuestro objetivo es “reconocer la diferencia para asegurar la igualdad”. Desde esa máxima y con la responsabilidad de formar los mejores abogados, con el más profundo sentido ético y compromiso social, estamos trabajando y formándonos día a día los docentes de esta Facultad y saludamos y recibimos fraternalmente a nuestros nuevos colegas.
Muchas gracias.