Discurso pronunciado por el Dr. Osvaldo Siseles
Acto de colación de grado del día 29 de mayo de 2007
Señor Decano, señor Vicedecano, autoridades de la Casa, señores profesores, alumnos, señoras y señores, estimados graduados:
A ustedes graduados voy a dirigirme. En primer término quiero hacerles llegar en nombre de la comunidad universitaria y de quienes hoy somos sus colegas nuestras más sinceras felicitaciones y cordial bienvenida al ejercicio profesional.
Este es, sin duda, uno de los momentos más emotivos y significativos de la vida profesional. Es el momento en el que se cumple un sueño, se logra algo largamente anhelado y culmina una etapa de un largo trayecto que han decidido recorrer en pleno ejercicio de vuestra libertad. La misma libertad de la que afortunadamente han podido gozar durante estos años que transitaron por las aulas de nuestra Facultad. De dicho sentimiento de profunda alegría y satisfacción del que justificada e indudablemente gozan todos y cada uno de ustedes, está probablemente acompañado por cierto temor ante un futuro que puede parecer incierto. Nuevamente, tal como lo hicieron al elegir esta carrera, deberán ejercer vuestra libertad para definir de ahora en más el rumbo a seguir.
Y el ejercicio de la libertad, indudablemente engendra temor. El miedo a la libertad, como lo definió acertadamente Erich Fromm. Pese a ello, no se acobarden. El esfuerzo que realizaron para llegar a este momento no puede ni debe ser desperdiciado.
Por otra parte, recibir hoy el correspondiente diploma genera compromisos tal como nos ha ocurrido a cada uno de nosotros ante una situación similar. Compromiso con nuestras familias que nos han acompañado y alentado a lo largo de estos años, apoyándonos para poder llegar a esta instancia. Compromiso también con nuestros conciudadanos que, sin distinción de clase o posición económica, todo a lo largo y ancho del país contribuyen diariamente al sostenimiento de la universidad pública. Ellos nos han dado esta oportunidad de aprender y esperan de nosotros una conducta acorde con los principios de nuestra Constitución Nacional y el debido resguardo de los derechos de cada uno de ellos.
También un compromiso con esta Universidad de Buenos Aires que nos ha abierto sus puertas sin ninguna otra exigencia más que la excelencia académica y el respeto mutuo en la discusión de ideas y proyectos. No deben olvidar ustedes el privilegio que han tenido de haber egresado de una universidad fundada en el año 1821 que más allá de algunos períodos oscuros por los que atravesó por motivos que no le son imputables ha ido acrecentando su nivel académico y su reconocimiento a nivel mundial a la vez que brinda enseñanza a un número cada vez mayor de alumnos.
Tengamos presente que los cinco premios Nobel otorgados a ciudadanos argentinos fueron logrados por quienes o bien estudiaron o fueron profesores de la Universidad de Buenos Aires. Y tales reconocimientos fueron adjudicados en campos tan disímiles como la lucha por la paz o la fisiología. Resulta difícil encontrar en la historia de nuestro país un ejemplo tan categórico de una institución que haya sobrevivido a tantos períodos de crisis mundiales y nacionales y siga gozando de tal merecido prestigio. Ello se debe al cotidiano esfuerzo de todos los que integran la comunidad universitaria. Y a ustedes hoy graduados los convocamos a continuar con esta tarea en beneficio de futuras generaciones. Pero la tarea de esta universidad, y en especial de esta Casa de Estudios, no finaliza acá para con ustedes. Continuarán acompañándolos en el ejercicio y en el perfeccionamiento profesional. Y les brindarán la oportunidad, para aquellos que lo deseen, de ejercer la docencia y realizar tareas de investigación en su ámbito.
Pero otro compromiso, seguramente el más profundo, es el que ustedes adquieren con ustedes mismos: el compromiso de ser fieles a sus valores, a sus ideales y a cumplir los sueños que los llevaron a elegir esta profesión.
Los docentes de esta Casa, hemos intentado darles la mejor formación profesional y transmitirles valores y principios éticos que debería jalonar el ejercicio de vuestra profesión. Pero ahora entrarán ustedes al mundo real donde tales valores y principios serán confrontados, donde ustedes probablemente constaten muy a menudo que la corrupción es recompensada con el éxito y que observar un comportamiento ajustado a las reglas y a los principios éticos puede llevar al fracaso.
Del mismo modo podrán llegar a comprobar que muchas veces el justo es castigado y el injusto premiado. Pero tienen ustedes por delante una oportunidad única y un desafío importante. Actúen con pasión. Sepan que dedicarán a esta profesión, de ahora en más, la mayor parte de las horas de sus vidas. Si luego de muchos años de ejercicio de la profesión vuelven a sentir la misma pasión que sintieron al encarar por primera vez la defensa de los intereses que le fueron confiados, podrán tener la seguridad que al elegir esta carrera hicieron la opción correcta.
Lógicamente ustedes pretenderán vivir del Derecho pero no sólo eso. Los exhorto a vivir en el Derecho. Luchen para que todos puedan vivir en el Derecho y para que la vigencia del Estado de Derecho sea una realidad en el día a día.
No puedo dejar de señalar la importancia y el alto honor que significa para esta Facultad y para todos los aquí reunidos contar con la presencia en este acto del Dr. Edmund Phelps, quien recibió en el año 2006 el Premio Nobel de Economía y que fue honrado por la Universidad de Buenos Aires con el Doctorado Honoris Causa. Las contribuciones del Dr. Phelps han tenido un impacto decisivo sobre la investigación económica y política. Bienvenido Dr. Phelps y que su labor académica sirva de ejemplo y de estímulo para los profesionales recientemente graduados. Permítaseme terminar estas breves reflexiones con una cita bíblica para todos los que dedicamos nuestras vidas al ejercicio del Derecho: “Justicia, justicia, perseguirás”.
Muchas gracias.