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Año II - Edición 28 22 de mayo de 2003

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Romina

  • Nota de Tapa

Romina Elizabeth Rozano Vega tenía diecinueve años, quería ser abogada y se inscribió este año en nuestra Facultad. Estaba cursando sus cuatro primeras materias. Un penoso y trágico accidente cerró la posibilidad de que se recibiera, terminando con su vida y con todos sus sueños.

Los profesores, el decano, todos los que transitamos por la Facultad, nos vemos reflejados en los alumnos que nutren sus aulas. Pero ninguno de nosotros está armado para adversidades como ésta.

Dotamos a la Casa con elementos tecnológicos, bien cuidados, bien mantenidos. Invertimos en seguridad para que todos podamos llevar a cabo nuestros quehaceres sin zozobras. Disponemos de medios apropiados para prevenir contingencias, pero a veces la fatalidad golpea la puerta. Y esta vez lo hizo con una de nuestras jóvenes estudiantes.

Como saben, invitamos a guardar un minuto de silencio en los cursos, yo mismo lo pedí en la colación de grados, y dispusimos asueto académico por duelo la tarde siguiente al trágico hallazgo.

Acompañamos y asistimos a los familiares de Romina en cuanto estuvo y está a nuestro alcance, y asumimos el compromiso de contribuir por todos los medios a encontrar una explicación a lo que quizá no la tenga.

En circunstancias como ésta, a veces se ve también a quienes aprovechan un drama de tamaña magnitud para internismos ignorantes y proselitismos desdeñables, en el marco de mezquindades politiqueras. Y cuando son estudiantes quienes utilizan la muerte de una compañera para hacer política la preocupación de quienes somos sus docentes es máxima.

Sé que el dolor que siento es el de los profesores, los estudiantes y el personal, quienes acompañamos con nuestro pesar a la familia de Romina.

                                                                                              Atilio Aníbal Alterini
Decano