¡Seguinos!

Año XI - Edición 196 05 de julio de 2012

Buscar

Presentación del libro "Cuestiones penales", en homenaje a Esteban Righi

  • Nota de Tapa

El 11 de junio último se presentó en el Salón Azul de nuestra Facultad de Derecho el libro “Cuestiones penales”, una obra en homenaje al profesor Esteban Righi. El panel estuvo conformado por el homenajeado, los profesores Enrique Bacigalupo, Luis de la Barreda Solórzano, Lucila Larrandart y el coordinador del texto, Gustavo Bruzzone, quien relató el modo en que se gestó la publicación.

Fue Gustavo Bruzzone el primero en hacer uso de la palabra para relatar el modo en que se gestó la publicación. Asimismo, explicó también que el título de la obra debido a “la multiplicidad de temas que se abordan […] que van desde temas nodales de la parte general del derecho penal al análisis de problemáticas que hacen a la parte especial, donde se hace hincapié en muchos de los trabajos del universo de los delitos económicos a los que Righi le dedicó su tesis doctoral”. Además, comentó sobre la entrevista realizada al homenajeado, que se incluye en la obra y que ha sido realizada conjuntamente por Bruzzone y el periodista Mario Wainfeld. En cuanto a la figura de Righi, sostuvo que el homenajeado es un integrante de aquella generación dorada de penalistas argentinos. A su vez, elogió a Righi al considerarlo “inteligente como pocas personas por la manera en que suele dirigir y elaborar problemas, carismático, didáctico, ameno como profesor, buen conversador, divertido y buen narrador”.

Luego, la profesora Lucila Larrandart destacó que Righi participó activamente de algunos de los grandes acontecimientos políticos acaecidos durante las décadas del ‘60 y ‘70. Pese a los golpes de Estado y las proscripciones, Larrandart explicó que el retorno del peronismo al poder permitió al homenajeado ser investido como Ministro del Interior. “Un joven abogado que en un histórico discurso, y antes que se sancionaran las convenciones de Derechos Humanos y se incorporaran a la Constitución, habló acerca de la función de la policía y de las garantías constitucionales en un discurso que aun hoy es recordado como un ejemplo”. Hasta hace pocos meses, Esteban Righi se desempeñó como Procurador General de la Nación. Sostuvo Larrandart que allí Righi ha dado lecciones de ética en la vida institucional de nuestro país. “Se trata entonces de alguien que ha tenido la oportunidad y el honor de servir al país desde las altas funciones públicas, en más de una ocasión y sin importar los riesgos que hubiera que asumir para cumplirla plenamente”, concluyó.

Seguidamente, Luis de la Barreda Solórzano manifestó que le emocionaba saber que su compañero de trabajo era un hombre que “había tenido que salir de su país porque un fanatismo tan criminal como absurdo e imbécil de los detentadores del poder no le perdonaba que en el brevísimo lapso que fue Ministro del Interior en un gobierno democrático diera lecciones inolvidables marcando las pautas para construir un Estado de derecho en el que se respetaran plenamente los derechos humanos y se hiciera lo posible por atenuar las injusticias sociales”. Comentó que en aquel entonces los profesores mejicanos de derecho penal no solo desconocían las teorías contemporáneas sino que no sabían nada siquiera de la obra de Welzel escrita y publicada cuatro décadas atrás. Righi, exiliado en Méjico, fue crucial en el aggiornamiento de la enseñanza de esa disciplina en tierras aztecas. “Sus clases y sus conferencias conjugaban conocimiento profundo y actualizado, ingenio, amenidad, sentido del humor y algo difícil de definir, pero inocultable, y que todos entendemos cuando conocemos al personaje: encanto”, sintetizó.

Por su parte, Enrique Bacigalupo efectuó un sucinto repaso de su vinculación con el homenajeado. Citó al pensador alemán Goethe: “Pensar es difícil, obrar de conformidad con el pensamiento es incómodo”, para añadir “quien lee el curriculum vitae de Esteban Righi no podrá negar que Goethe tenía razón y que si el tiempo le hubiera permitido conocer a nuestro homenajeado, hubiera sido uno de los ejemplos más destacados”. Desde la óptica académica, definió a Righi como uno de los más genuinos exponentes de la generación de penalistas argentinos identificados con la publicación “Nuevo Pensamiento Penal”, ideada por el profesor Jiménez de Asúa poco antes de su muerte. La publicación apareció por primera vez en el año 1971, año en que muchos académicos ya habían renunciado a sus cargos docentes con motivo de la reprochable noche de los bastones largos.

Finalmente, Esteban Righi hizo uso de la palabra para agradecer los comentarios realizados en torno a su persona. A su vez, aclaró: “tuve suerte porque fui alumno de esta Facultad en una época que merece ser recordada”. Righi ingresó en el año 1956, recibiéndose en 1962, para más tarde abocarse a la docencia hasta el año 1966. “Viví en esta Casa desde que se logró la autonomía universitaria hasta la noche de los bastones largo”, sintetizó. No tuvo tapujos al sostener que con el inicio del Onganiato lisa y llanamente “nos echaron”. A raíz de ello, surgió la propuesta de embarcarse en la elaboración de la publicación “Nuevo Pensamiento Penal”. Por otro lado, se permitió recordar a Héctor Cámpora. “Volvería a acompañar a Héctor Cámpora en la misma experiencia”. Righi argumentó que Cámpora le enseñó de que se trata cuando uno habla de dignidad. “No conozco a nadie que haya tenido la dignidad de don Héctor para soportar la adversidad a la que la vida lo sometió”, dijo. Asimismo, indicó “la dictadura no sólo me persiguió, también me difamó, me inhabilitó, no me encarceló porque escapé a tiempo, me quitó el patrimonio, me prohibió ejercer la abogacía y durante todos esos años tuve que viajar con pasaporte de apátrida”. Aseguró además que la Procuración General de la Nación se ha dejado “bastante mejor” de lo que estaba para el año 2004, habiéndose por ejemplo iniciado un fuerte proceso de informatización. En cuanto a las recientes denuncias efectuadas por el Vicepresidente de la Nación, Righi indicó que “una vez más el estrépito toca a mi familia, la más perjudicada es Ana (María García, esposa de Righi), víctima de una infamia”.

“Se trata, entonces, de alguien que ha tenido la oportunidad y el honor de servir al país desde las altas funciones públicas, en más de una ocasión y sin importar los riesgos que hubiera que asumir para cumplirla plenamente”, dijo la profesora Larrandart sobre Esteban Righi.