Pospandemia-posderecho: pensar la sociedad que vendrá (cuarta edición)
El 14 de octubre se llevó a cabo la cuarta edición de "Pospandemia - Posderecho: pensar la sociedad que vendrá", organizada conjuntamente por la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga y nuestra Facultad. Participaron Laura Pautassi (Argentina), Cristina Monereo Atienza (España), María Pina Fersini (España) y Claudio Martyniuk (Argentina).
Laura Pautassi celebró el uso de la palabra pospandemia en oposición al de nueva normalidad. “Uno de los puntos que desde las vertientes feministas cuestionamos fuertemente es ese concepto tan instalado de nueva normalidad precisamente porque en el marco de las desigualdades estructurales, al menos en un continente tan desigual como lo es América Latina, estamos lejos de normalizar algún tipo de situación y la pandemia de la COVID-19 lo que ha permitido es evidenciar aún más e impactar de manera intereseccionada sobre aquellas desigualdades estructurales que teníamos en este sur global que lejos están de normalizarse”, expresó.
Seguidamente, planteó: “Todos los estudios de desigualdad de América Latina muestran esta desigualdad vinculada a ser el continente más desigual de la Tierra precisamente por la acumulación de ingresos y de patrimonio, pero pocas veces la mirada está puesta en que, además, América Latina es el continente más desigual de la Tierra debido a la injusta división sexual de los trabajos y de los cuidados”. Y señaló que esto tuvo efectos durante la pandemia y que sin duda habrá efectos todavía mayores en el escenario pospandemia.
En este marco, comentó que pone la mirada en el campo de los derechos económicos, sociales y culturales porque la pandemia sobre estas situaciones de desigualdad estructural, además de poner en evidencia los cuidados y generar que nadie a nivel global pueda decir que no sabe todo lo que es el trabajo que hay en los hogares, puso en agenda la discusión respecto a los bienes públicos, siendo la salud el primer bien público que aparece centralmente en términos de debate. “Se puso en disputa y se puso muy rápidamente en jerarquía respecto a otros bienes públicos como la economía (...). Muy rápidamente la pandemia llevó a falsos dilemas o falsos debates en los cuales economía versus salud estaban jerarquizando tanto los esfuerzo públicos como los esfuerzos societales”, comentó.
Cristina Monereo Atienza habló del capitalismo de la vigilancia. “Parto de una base sencilla: los seres humanos nos relacionamos entre nosotros, cada uno en su contexto, y que precisamente esta interacción lo que conforma nuestra existencia y nuestras decisiones. Entonces, la transformación tan profunda que hemos sufrido en la era digital en la forma en la que nos comunicamos e interactuamos ha producido un cambio muy intenso en nuestra autonomía”, introdujo y amplió: “Esta variación no favorece realmente la autonomía, sino que muy al contrario creo que corrompe ese sentido crítico y argumentativo de los individuos como sujetos participativos y libres en sus decisiones sobre el bien y sobre la vida buena y, además, permite generar situaciones de desigualdad y vulnerabilidad”.
Más adelante, desarrolló que “este sistema en esta era digital se define a sí mismo como el impulsor de la libertad de los individuos a base de ese aumento de la información disponible y de esa interacción continua con otras personas que pueden expresar sin reservas sus opiniones en las redes”. Sin embargo, sostuvo que “lo cierto es que este régimen se ha aprovechado de esta situación, haciendo creer a los individuos que solo obtienen ventajas del mismo y ha generado un orden de control que afecta a la autonomía real de cada uno de nosotros sin que tengamos conocimiento efectivo de ello”.
En este marco, se refirió al “tratamiento de la inmensa cantidad de información que proviene de nuestra actividad voluntaria en la red, pero también del rastro que dejamos involuntariamente a través de las cookies, de los sistemas de geolocalización (...) y una cantidad de artilugios denominados wearables que inundan nuestra vida”. Y puntualizó: “A través del big data todos estos datos se reúnen, se correlacionan y se crean perfiles con la finalidad de hacer predicciones y de favorecer determinadas decisiones de los individuos”. En este punto, detalló que para denominar a esta situación ella opta por la expresión acuñada recientemente por Shoshana Zuboff: capitalismo de la vigilancia. “Hace alusión a ese poder que es ejercido por la empresa privada, que es la poseedora de esa información y datos, y que tienen los mecanismos suficientes para conseguir el control de las masas”, indicó.
María Pina Fersini expresó: “Mi impresión es que estos casi dos años de pandemia han producido la materialización de un concepto que ha comenzado a circular en los años veinte del siglo pasado y que se ha hecho viral medio siglo después cuando Michel Foucault en uno de sus cursos en el Collège de France retomó y dotó de un nuevo sentido. El concepto al que estoy haciendo referencia el de biopolítica”. Explicó que el autor dice que la biopolítica es la inclusión directa de la vida biológica dentro de los cálculos del poder político. “La tesis fundamental defendida por Foucault es que a partir de la segunda mitad del siglo XVIII la vida en toda su materialidad pasa a ser el objeto privilegiado del poder político. Dice que la política por razones de higiene pública, desarrollo económico y control de la población asume directamente la vida de nuestros cuerpos como blanco de control”, especificó. Asimismo, manifestó: “Como ha subrayado Roberto Espósito, en las entrañas de la biopolítica sigue trabajando el paradigma soberano como el paradigma de muerte más el poder de hacer vivir que es el poder en el que se sustancia la vida política sigue arrastrando consigo una potencia omitida y aquí surge la paradoja: ¿cómo es posible que un poder que engendra la vida sea también un poder de muerte? En esta línea, explicó que Foucault dice que el modelo económico que rige esta forma de poder contemporáneo en el que se inscribe la biopolítica es de liberalismo. “El hecho de que sea la lógica liberal la que guioniza el ejercicio del biopoder quizá explica el poder de hacer vivir y dejar morir; orientado por la lógica liberal el poder gubernamental ya no busca imponer una ley a los hombres para conseguir su obediencia, sino disponer de sus vidas en vista de la maximización de la vida misma”.
Claudio Martyniuk habló de la dificultad de trazar una ontología del presente: “Es difícil afirmar que ha pasado la pandemia y es decididamente un desafío para la imaginación concebir qué será del derecho (...). Podemos fácilmente suponer detrás de estas cuestiones el posderecho y la pospandemia o una filosofía de la historia y, por otro lado, hay una enorme determinación. Entonces recurrimos a una reconstrucción que siempre nos remite a algún pasado reciente y por supuesto recurrimos a herramientas teóricas, categorías y conceptos que vienen de ahí atrás”. Y aseveró que “hay una dificultad de imaginar lo diferente como también encuentro dificultad en caracterizar lo que ha ocurrido y lo que nos sigue ocurriendo”.
En este marco, planteó el interrogante sobre si la pandemia ha generado una discontinuidad. “Escuchamos las intervenciones tan ricas que me precedieron y mi conclusión sería negativa: no se ha producido ninguna discontinuidad. Se ha agudizado la desigualdad, se ha estandarizado una tendencia del control tecnológico sobre nuestras vidas que ya estaba presente y la tematización de este presente alrededor de la problemática del biopoder también nos preserva en esta cuestión”, desarrolló.
También sostuvo que “el efecto de la pandemia más rápido ha sido de naturalización: ‘estamos en pandemia, debemos restringir algunas libertades ambulatorias, debemos desplegar determinados mecanismos de seguridad personal’ y el Estado aparece casi de manera estereotipada trazando una estrategia de seguridad que se impone”. Y reflexionó: “Desde este punto de vista yo recurriría a perspectivas del período de entreguerra, la idea de este estado de excepción y las intensas reflexiones de Walter Benjamin donde muestra que realmente resultaría excepcional el cumplimiento de las normas jurídicas y que se ha ido agudizando la excepcionalidad”.